PERSONAJE
¿Qué tan ciertos son todos los mitos sobre la vida de Julio Iglesias?
Dicen que se ha acostado con 3.000 mujeres, que su matrimonio con Isabel Presley fracasó por sus continuas infidelidades, que es un padre irresponsable y que la relación con su hijo Enrique está rota. Una nueva biografía revisa en detalle todas esas historias.
Pocos cantantes vivos tienen las condiciones para acceder a la categoría de mito, pero a sus 76 años, Julio Iglesias las reúne todas. En una carrera llena de éxitos ha vendido 300 millones de discos, ha cantado en 14 idiomas, ha llenado escenarios hasta en China y es el artista latino que más discos ha vendido en todo el mundo. Además, su vida personal está llena de historias y leyendas que atraen a los tabloides y encantan a sus fanáticos. Eso sucede incluso hoy, cuando han pasado sus mejores años.
Por estos días, justo en el momento en que varios contemporáneos suyos como Camilo Sesto y José José acaban de morir, en España solo hablan de ‘Julio, la biografía‘. El libro de Óscar García Blesa repasa la carrera musical de Iglesias y cuenta en detalle varios de los mitos que lo rodean: su fama de mujeriego, el fracaso de su matrimonio con Isabel Preysler y la mala relación con sus hijos.
Allí también aparece lo que ya muchos saben: Julio llegó a la música por azar. Soñaba con jugar profesionalmente al fútbol e incluso fue portero de Real Madrid. Pero un accidente en carro, cuando iba de fiesta con unos amigos, truncó sus sueños. De pronto se encontró a sus 19 años postrado en una cama y sin esperanzas de volver a caminar.
Entonces un enfermero compasivo le regaló una guitarra para que pasara el tiempo. Y así comenzó a componer poemas que luego musicalizaba y cantaba. La pasión que encontró en esa actividad le ayudó a recuperarse.
Cuando vio a Isabel Preysler les dijo a varios amigos que acababa de conocer a la mujer de su vida. “Julio, ya conozco varias mujeres de tu vida”, le respondió su mánager.
El azar también le permitió convertirse en un artista de talla mundial. Al comienzo tocaba las puertas de las disqueras para vender sus composiciones a otros músicos. Sin embargo, en uno de esos recorridos el gerente de Columbia Records escuchó sus demos y le pidió que las cantara él mismo.
Inicialmente se negó, pero terminó por grabar La vida sigue igual, un sencillo que lo llevó al número uno de las listas españolas. Era cuestión de tiempo y de festivales como Benidorm, Viña del Mar y Eurovisión para que llegara a lo más alto.
Con su primera esposa, Isabel Preysler, tuvo tres hijos: Julio, María Isabel y Enrique. Con la segunda, Miranda Rijnsburger, tiene cinco: Miguel, Rodrigo, Victoria, Cristina y Guillermo.
Por esa época conoció a la filipina Isabel Presley. La vio en una fiesta que uno de sus amigos organizó en Madrid, cuando ella era una estudiante de intercambio en la ciudad. Sus rasgos orientales lo atrajeron tanto que aunque él tenía una novia en Londres, les dijo a varios amigos que acababa de conocer a la mujer de su vida. “Julio, ya conozco varias mujeres de tu vida”, le respondió su mánager Alfredo Fraile en tono irónico.
Aún así logró conquistarla. No fue fácil: Isabel se mostraba distante y cuando él le pidió su teléfono, ella le respondió: “No te va a servir de nada, porque yo me marcho a Filipinas”.
No lo hizo y, en cambio, comenzaron a salir. Todo escaló muy pronto e Isabel quedó embarazada. En 1971 se casaron. Muy pocos sabían que ella estaba encinta, pero el sacerdote sí recuerda que nunca había visto llorar tanto a una novia.
Con Isabel tuvo tres hijos: María Isabel (Chábeli), Julio José y Enrique, aunque desde un principio se comportó como un esposo y padre ausente. “Cuando nació Chábeli, tardé un día entero en encontrarlo para darle la noticia –recuerda Isabel–. Llegó en coche dos días después, pero no estuvo más de una hora, pues se marchó para seguir con sus conciertos”.
En plena sala de equipajes, Isabel le dijo: “Julio, tú tuviste que pedirme muchas veces que nos casáramos, pero yo te voy a decir una sola vez que nos separamos”.
Ya más grandes, y cuando los muchachos veían que su papá pasaba mucho tiempo con ellos, solían bromear con que seguro lo hacía porque el fotógrafo de la revista ¡Hola! estaba cerca. A eso se sumaban las infidelidades: Julio era mujeriego en exceso y su esposa siempre terminaba enterándose de todo. Algunas veces era tan descarado que sus hijos encontraban ropa interior femenina en sus cuartos.
La gota que rebosó la copa fue su affaire con la argentina Graciela Alfonso. Isabel, que para ese entonces ya era la mujer empoderada que se movía por los círculos más exclusivos de Madrid, fue a buscarlo al aeropuerto cuando él regresaba de uno de sus viajes. Y en plena sala de equipajes le dijo: “Julio, tú tuviste que pedirme muchas veces que nos casáramos, pero yo te voy a decir una sola vez que nos separamos”.
Dicen que él le rogó de rodillas, sin embargo, no pudo evitarlo: se divorciaron en 1978. Él siguió su camino como una estrella, mientras que ella se casó y se divorció otras dos veces. Hoy sostiene un romance con Mario Vargas Llosa.
Tiempo después nació el mito de las 3.000 amantes. Apareció en un reportaje del Daily Mirror que hablaba de su fama de donjuán y, desde ese momento, esa cifra lo persigue. “Es verdad que he disfrutado de la fascinación de vivir intensamente –dice Iglesias en una cita que reproduce el libro–, pero de eso a que duerma con 3.000 mujeres…”.
A la izquierda, con su esposa actual Miranda Rijnsburger, 22 años menor. A la derecha, el más famoso de sus hijos, Enrique, con quien ha tenido una relación conflictiva. Julio dice que se enteró de que Enrique iba a ser cantante por un amigo.
Igual, hizo poco por negar los rumores, y se dice que incluso le prohibió a su mánager que lo desmintiera. Pero más allá de la cifra, se sabe que salió con mujeres como Sidney Rome, Virginia Sipl y Vaitiare Bandera.
A su segunda esposa, Miranda Rijnsburger, la conoció en 1990, en el aeropuerto de Yakarta. Ella tenía 24 años y él, 46, y cuando la vio, repitió la frase que había usado con Isabel: “Conocí a la mujer de mi vida”. Fueron pareja durante muchos años y finalmente se casaron en 2010. Hoy tienen cinco hijos: Miguel, Rodrigo, Victoria, Cristina y Guillermo, de apenas 12 años.
Todo indica que con ellos tiene una relación mucho mejor que con los mayores. Como con Enrique, el más famoso de sus hijos. Según la anécdota, tenían una relación tan distante que él decidió lanzarse a la carrera musical a escondidas de su padre, con el apellido Martínez y pasando por guatemalteco. Eso molestó tanto a Julio que cuando Enrique ya había vendido millones de copias de sus discos, se burló diciéndole que nunca se iba a ganar un Grammy. Unas palabras que tuvo que comerse tiempo después.
Al final, se reconciliaron en 2018, cuando pasaron la navidad juntos y el artista por fin conoció a sus nietos.
Julio Iglesias aparenta que el precio de la fama le importa muy poco. Pero el libro de García Blesa muestra que detrás de la sonrisa eterna hay sombras: “Cuando salgo con una mujer, por hermoso que sea el momento, siempre me hago la misma pregunta: ¿viene conmigo por lo que soy o por lo que represento? Eso me hace sufrir bastante”.