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‘Framing Britney Spears’, el documental que desentraña el ascenso y caída de la princesa del pop
La pieza audiovisual, producida por ‘The New York Times’, cuenta la historia de Spears a través de voces cercanas a la artista, pero también figuras clave de la industria, como los paparazzi.
Dos concursantes se enfrentan en un popular concurso de televisión en Estados Unidos. El presentador debe hacerles una pregunta y ellos tienen que adivinar todas las respuestas posibles, que aparecen escondidas en una pantalla a espaldas del conductor del programa.
“¿Qué ha perdido Britney Spears?”, espeta el presentador.
“El pelo”, dice una concursante. “La cordura”, señala su oponente, desatando las risas del público.
Ambos ganan.
Es una de las escenas de Framing Britney Spears, el documental producido por The New York Times sobre la “princesa del pop” que analiza el ascenso de la cantante y la controversia que rodea la tutela que ejerce su padre sobre ella.
El documental, estrenado en la plataforma Hulu, no aborda solo el misterio de la tutela legal ejercida por su progenitor, que generó todo un movimiento popular, Free Britney, y que la propia cantante ha combatido.
También pone en evidencia la campaña de presión machista por parte de los medios de comunicación y de entretenimiento a lo largo de su carrera.
“El documental se suma a la conversación crítica que estamos teniendo sobre mujeres, representación y trauma”, escribió la crítica Patricia Grisafi, de la cadena NBC.
“En la tradición de tantas historias de ‘mujeres locas en el ático’ anteriores a ella, Framing Britney Spears se pregunta qué ocurre cuando la puerta se abre para revelar no a una bruja que echa espuma por la boca, sino matices de un ser humano peculiar, completamente competente, que se beneficia de un trabajo significativo, de pasar tiempo con sus hijos y una cuenta de Instagram”.
Una niña humilde de Kentwood
La pieza audiovisual cuenta la historia de Spears a través de voces cercanas a la artista, pero también figuras clave de la industria, como los paparazzi.
En una nota al final del documental, el NYT señala que trató de contactar a la artista para pedirle que participara, pero “no está claro si recibió esas solicitudes”.
Y es que Spears lleva desde 2008 sin capacidad legal para tomar decisiones por su propia cuenta.
La tutela legal que ejerce su padre por preocupaciones por su salud mental obliga a que pida consentimiento casi para todo, si bien estos años ha seguido trabajando como cualquier otro artista, hasta con un show permanente en Las Vegas.
Su tutor legal también maneja su patrimonio.
Para entender el punto al que llegó la cantante, el documental echa la vista atrás, hasta sus orígenes en una familia humilde de Kentwood, que se percata del don de la pequeña Britney al cantar para el coro de la iglesia y trata de ayudarle a crecer.
El documental describe a una madre atenta, que la acompañaba a todas partes siempre que podía, y a un padre más distante y preocupado por el dinero.
Ambos, sin embargo, tratando desde el principio y con esfuerzo que pudiera avanzar en su carrera musical.
La carrera de Spears empieza a despegar cuando le dan un papel, con tan solo 11 años, en el Club Mickey Mouse, el programa de Disney en el que coincidió con Christina Aguilera, Ryan Gosling y otras estrellas.
Tan solo seis años después, estrenaría su álbum debut, Baby One More Time,rompiendo con la tendencia del éxito de bandas formadas únicamente por chicos y alzándole hasta el Grammy pocos años después con su single Toxic.
Pese a que el documental no acaba con el misterio que rodea a la artista y su caso, varias entrevistas arrojan luz sobre su personalidad y talento.
Felicia Culotta, amiga de la familia y quien durante muchos años fue la asistente personal de Spears, participó en el documental para “recordar a la gente por qué se enamoraron [de Spears]” y eso es precisamente lo que hace.
Culotta, que fue apartada de su puesto cuando el padre de la cantante pasó a administrar su patrimonio, compartió las fotografías que hacía de Spears en las giras y que mandaba a su madre, mostrando su dulzura, y algunos preciados momentos.
Por ejemplo uno de los viajes de Spears a Kentwood, en el que, tras hacerse famosa, fue regalando billetes de US$100 para la Navidad, sin decir nada más. “No era en plan: ‘Hola, soy Britney Spears’. Simplemente decía: ‘Feliz Navidad’”, explicó Culotta.
Tanto ella como otros compañeros de gira o asociados que aparecen en el documental despejan la idea de que la artista no tomara sus propias decisiones, describiendo a la cantante como una persona centrada y en control de su trabajo.
La persecución de los paparazzi y los medios
El documental también expone los ataques a la joven estrella, el sexismo y la grave presión sobre su figura desde que fuera coronada como la princesa del pop.
Desde pequeña, se le ve participando en programas y teniendo que responder a preguntas como la que le hizo un presentador con tan solo 11 años, tras una actuación. “¿Tienes novio?”, le dice, para pasar a preguntarle qué le parecería él mismo como pareja.
Uno de los momentos “más devastadores” del documental, escribió Mary Sollosi, de Entertainment Weekly, se produce tras su ruptura con Justin Timberlake, en 2002.
Timberlake “aprovechó, sin ningún tipo de esfuerzo, el sexismo latente de los estadounidenses para presentarla rápidamente como la mala y a él mismo como la víctima (con el videoclip de Cry Me a River como el ejemplo más conocido, en el que aparece una chica con el inconfundible aspecto de Spears como la exnovia traidora)”, señaló Sollosi.
En ese momento del documental, se ve cómo los distintos medios siguen esa narrativa, incluso llegando a preguntar en entrevistas al cantante si al menos había mantenido relaciones sexuales con Spears antes de la ruptura, a lo que él responde afirmativamente y entre risas.
Al mismo tiempo, se ve a Britney Spears enfrentándose a entrevistas en las que le preguntan sobre su virginidad, le cuestionan directamente sobre “el gran dolor” por los rumores que circulaban del engaño, sin pruebas; o le leen comentarios públicos como el de la gobernadora de Maryland, que aseguró entonces que si tuviera la posibilidad de disparar a Britney Spears, lo haría.
“A la hora de atacar a una mujer”, señala Wesley Morris, una de las criticas de NYT que analiza la situación en el documental, “hay todo un aparato listo para hacerlo”.
El documental de Hulu también muestra una entrevista en NBC en la que Spears es atacada por una imagen en la que aparece con su bebé en su regazo mientras maneja, y cómo acaba en ese punto llorando y pidiendo perdón.
Framing Britney Spears también entrevista al paparazzo Daniel Ramos, tristemente conocido por ser el hombre al que Spears acaba atacando con un paraguas.
El fotógrafo, que siguió durante años a la artista, comenta que sus fotos se vendían por cifras descomunales y la pieza muestra algunos de esos delicados momentos para la artista, en medio de la disputa por la custodia de sus hijos, de noche y de día, constantemente.
Se ve cómo Spears trata de escaparse de los focos, derrumbándose en entrevistas al explicar que su mayor deseo es que acabe esa persecución.
“Nunca nos dio ninguna pista o información que diera a entender ‘No les aprecio, déjenme en paz’”, defiende Ramos en el documental. A lo que la entrevistadora le responde: “¿Y cuándo dijo: ‘Déjenme en paz’?”.
Como es conocido, la crisis tras la ruptura con su primer marido, la batalla por ver a sus hijos, las dudas sobre socios que supuestamente se aprovecharon de ella o sus ingresos en centros de salud mental fueron también inmortalizados por las cámaras.
Sus crisis llevaron a que la justicia concediera la tutela legal a su padre, una circunstancia que en un principio se consideró temporal, pero que todavía sigue vigente, y que Framing Britney Spears trata de analizar, aunque sin aportar nada nuevo.
Para ello, también intervienen activistas del movimiento Free Britney (Liberen a Britney) que creen que la cantante está siendo controlada en contra de su voluntad.
El pasado noviembre, la estrella del pop perdió un intento legal por retirar la tutela a su progenitor. Él, por su parte, siempre ha defendido su rol y asegura que está protegiendo a su hija frente a “aquellos con intereses egoístas y que buscan hacerle daño”.
“Tiene la capacidad suficiente para decir ‘No quiero que mi padre sea mi tutor legal, no voy a actuar si sigue siéndolo. Quizá no necesita un tutor”, comentó el exabogado de la cantante, Adam Streisand, en el documental.
De hecho, el proyecto audiovisual de The New York Times fue recibido con agrado por parte de críticos y seguidores de la estrella, y generó nuevos llamados a “liberarla”, como el de la actriz Sarah Jessica Parker.
— Sarah Jessica Parker (@SJP) February 7, 2021
Como escribió Mary Sollosi, de Entertainment Weekly, “las partes involucradas han ocultado demasiada información para que el documental llegue a una conclusión concreta sobre las verdaderas circunstancias mentales, legales o financieras de Spears”.
Pero, “tras ver desarrollarse los hechos con el beneficio de la retrospectiva y el contexto, es difícil terminar de ver Framing Britney Spears creyendo que [la cantante] no ha sido dañada en repetidas ocasiones”.