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Gregorio Pernía en su mejor momento: cocina, trabaja, baila, es fiel, pero no es el hombre perfecto
Dice que a sus 52 años vive la mejor etapa de su vida. Más vigente que hace un par de décadas, el actor confiesa un hecho que lo descompuso y que le cambió la perspectiva de todo.
“Me gusta la vida austera. No me fijo en lo que construye el vecino ni me antojo de mucha cosa alrededor; me gusta vivir rodeado de gallinas, de naturaleza, sin mucho lujo”, afirma el actor Gregorio Pernía, a quien vemos actualmente todas las noches en la nueva versión de la novela de Fernando Gaitán Hasta que la plata nos separe. Y justo lo dice porque, a sus 52 años, vive un gran momento laboral y familiar. De ahí que esté tan agradecido con la Divina Providencia por lo que él llama una segunda oportunidad, que ha dado frutos en Colombia y en Estados Unidos, donde es toda una celebridad en la comunidad latina, que lo trata bien y con la cual se ha conectado al punto que en lo últimos años ha sido un profeta lejos de su tierra.
“Mi carrera, de alguna forma, estaba cayendo un poco. Había hecho una novela, Tormenta de amor, que protagonicé con Mabel Moreno en 2015 y que no tuvo éxito. Pero salió otra vez Sin senos sí hay paraíso, y volvimos a estar vigentes cuatro temporadas”.
Gracias a la resurrección del Titi, su personaje en la serie, se inventó un show, al lado de su esposa, Erika Rodríguez, con quien se casó en 2007. Se trata de un montaje entre monólogo y stand up llamado Eh, ave María, con el que literalmente ha recorrido Estados Unidos y lo tiene viajando por el mundo. Allí, con el Titi a cuestas, divierte a la gente con anécdotas inventadas y otras que hacen parte de su vida real. Sumó al espectáculo al famoso Coloso de Jalisco, el personaje que también le abrió puertas en La hija del mariachi.
Este año ha sido la consolidación de ese show, que ya supera las 90 presentaciones. “Hemos hecho más de 40 funciones solo en Estados Unidos, pero nos hemos presentado en Canadá, Australia, Dubái, Centroamérica, Ecuador… Próximamente iremos a Barcelona, Madrid, Finlandia”. ¿Y Colombia cuándo? “En casa de herrero… Upps”, contesta.
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“Más enamorado que nunca”
Es una máquina de trabajo y no para. Además de los shows, Gregorio graba, por estos días, el famoso concurso Top Chef VIP, de Telemundo, que se estrena el 9 de agosto. Gracias a su participación en Masterchef Celebrity, fue recibido como toda una estrella internacional. Y no es para menos, Pernía también supo ganarse el cariño de la comunidad cuando participó junto con su hija, Luna del Mar, en el reality Así se baila. El voto latino se conmovió con la relación padre e hija. Ambos salieron ganadores y se llevaron el premio mayor de 200.000 dólares.
“Siempre estoy haciendo algo, hay que pagar cuentas. Si yo me ocupo, jamás me voy a preocupar. No soy de los que esperan una llamada porque me da pena pedir trabajo, no”, dice.
Pero aclara que el tiempo en familia es fundamental y no es negociable. “El ser humano es bien complejo. Nadie sabe lo que pasa cuando una persona llega de trabajar, si el compañero tiene un problema o no. El 24 de mayo me llamó un amigo que había conocido en Los Ángeles y que quería hablar conmigo, lo había dejado la mujer y al día siguiente mató a la mamá en San Antonio, Texas. Tenía pendiente llamarlo y no lo hice. Fue toda una tragedia. Eso me descompuso, pero esas cosas hay que tenerlas en cuenta, porque no es generar dinero porque sí, sino pasar tiempo con la familia”.
Gregorio se refiere al episodio del artista urbano Fabián Aranda Rodríguez, quien paga una condena por haber asesinado a su progenitora.
“Desde entonces, valoro cada vez más a mi familia. Yo he pasado por mucho. Trabajo desde los 7 años, tuve a los 17 un puesto de arepas, vendí rosas en Miami sin hablar inglés, y no me detengo. Cometí errores por soberbia, pero los últimos 14 años los he dedicado a mi esposa y mis hijos. ¡Estoy más enamorado de mi mujer que antes! Erika es una mujer comprometida conmigo, con los niños, hacemos equipo. Me los llevo a todo lado, no puedo estar solo”, afirma.
Hoy siente que el cariño que la gente le brinda es una manera de recoger lo que comenzó a sembrar hace 15 años. “En lugar de irme de viaje o de parchar con los amigos en una rumba, prefiero compartir con mi familia”.
Disfruta lo que hace sin afanes y sin apegos. “No me gusta quedarme en un solo sitio. Hemos cambiado de casa 13 veces, pero a mí me gusta transformar la atmósfera. No viajo sin mi familia, y si me sale un proyecto afuera, no me importa gastarme la platica con tal de tener a mi familia al lado: a Luna, que es alegre, y a Valentino, que, con 10 años, es un alma tan bonita”.
Los 50 le llegaron con algo de crisis, más por vanidad (ahora se aplica cremas) y porque la energía física no es la misma que antes, pero le gusta ver al Gregorio con el que se encuentra en el espejo. “Se han cometido errores de los que me arrepiento, como una infidelidad, de pronto soberbia, que es lo que más castiga Dios, pero hoy estoy más aterrizado, quiero vivir la vida de una forma diferente. Quiero que mis hijos se gradúen como buenos seres humanos, solidarios, generosos. Eso es lo que más deseo”, concluye.