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Griselda Blanco, la narcotraficante que no dudó en matar a sus rivales, entre esos, sus esposos
Conozca algunos detalles de la mujer que no tuvo miedo a enfrentarse con los “duros” del negocio criminal.
Griselda Blanco era tan cruel como particular. Cuando tenía 11 años y vivía en Medellín, secuestró a un niño rico de 10 años.
El pequeño fue su primera víctima y ella misma le dio un tiro en la frente. Se fue de la casa a los 14 y se casó con Alberto Trujillo, un traficante de visas a Estados Unidos. En Nueva York comenzaron su carrera en el tráfico de drogas.
A ella le gustaba tanto ‘El padrino’ que se refería a sí misma como ‘La madrina’ y bautizó a su hijo Michael Corleone. Su perro se llamaba Hitler.
Cuando comenzó a desconfiar de Alberto, lo mató propinándole varios tiros. Luego, se casó con su amante, a quien también asesinó tiempo después. Por eso la llamaban la Viuda negra. Griselda murió en su ley, asesinada a los 70 años en una calle de Medellín.
Ahora su vida será llevada a las pantallas de millones de personas, que conocerán más a fondo detalles de su vida de la mano de Sofía Vergara, quien interpretará este personaje. La barranquillera se convirtió en una de las mejores pagas de la industria del entretenimiento, gracias a su papel de Gloria en la premiada serie Modern Family y que le mereció incluso nominaciones a los premios Globo de Oro, Emmy y SAG.
En su entrevista para Vogue México, la colombiana se refirió a su papel de Griselda Blanco, que está próximo a salir en las plataformas digitales.
“Hace muchísimos años que, por primera vez, me enteré de que esta mujer existía, me llamó muchísimo la atención porque era una mujer con muchas capas. No era únicamente una narcotraficante; era además una madre, una esposa y un monstruo, todo al tiempo”, señaló Vergara para ‘Vogue’.
La nueva producción llamada ‘Griselda’ tiene como fecha tentativa de estreno el mes de octubre de este año y contará con seis episodios de 50 minutos. Cada uno narrará la vida de Blanco, conocida por apodos como ‘la Madrina de la cocaína’ o ‘la Viuda negra’, y responsable de uno de los carteles de la droga más importantes del mundo hasta su asesinato en 2012.
Ese año, muchos se sorprendieron con la muerte de Griselda Blanco. Quienes no la conocían, pues había sido famosa hace muchos años, no podían creer que una colombiana tuviera un prontuario digno de Vito Corleone: dueña de la mafia en Miami, asesina, inmisericorde, ‘verdugo’ de sus amantes.
Tampoco era claro para muchos que libros como ‘Las mujeres más perversas de la historia’ la incluyeran, al lado de Cleopatra, María Tudor y Catalina la Grande, ni que miembros de la DEA declararan que ella era la criminal más fascinante que esa organización persiguió en el siglo XX. Quienes la conocían se asombraron de algo muy diferente: que todavía estuviera viva.
Había salido de circulación cuando fue condenada en Estados Unidos en 1985 a 20 años de cárcel y cuando matrona y peliblanca había sido deportada a Colombia en 2004, desapareció inmediatamente y nadie sabía de su paradero.
Como el negocio del narcotráfico es, ante todo, machista, y los protagonistas por lo general son hombres jóvenes, desconcertó el asesinato en manos de sicarios en moto de lo que parecía una abuelita de 70 años.
Su perro pastor alemán se llamaba Hitler. Con ese carácter, y a punta de lo que muchos llaman “malicia indígena”, Blanco levantó un imperio que alcanzó a mover miles de millones de dólares, emplear a más de 1.500 traficantes, planear el secuestro de John Kennedy Jr., iniciar a Pablo Escobar en el negocio de la droga en Estados Unidos, ser responsable de cerca de 250 asesinatos y poner en jaque a la DEA. Tanto, que el narcotraficante Max Merlmestein dice en su libro El hombre que vio llover coca que “si Griselda Blanco no hubiese existido, no habría habido guerras de cocaína”.
La mujer no dudaba en asesinar a quien se interpusiera en su camino y en uno de esos obstáculos mandó a matar a ocho ‘strippers’ porque sospechaba que se habían acostado con su entonces tercer marido, Darío Sepúlveda; sin embargo, este se devolvió a Colombia y justo al lado de su hijo fue atacado por un asesino.