Realeza
Harry deja al juez con los crespos hechos y se libra de ser el primer hijo de un rey en testificar ante un estrado judicial en un siglo
El hijo del rey Carlos III del Reino Unido se enfrenta a los editores del tabloide Daily Mirror por valerse de la interceptación de su teléfono y otras prácticas ilegales para conseguir información publicada en artículos sobre él.
Todo estaba listo: la corte, el juez, los abogados y, sobre todo, una tropa de periodistas dispuestos con sus cámaras y micrófonos para registrar un hecho histórico: el primer miembro importante de la familia real británica dando testimonio en una corte en 130 años.
Sin embargo, el llamado a protagonizar la noticia a grandes titulares no se presentó, de modo que no fue posible la noticia, cuyo titular también hubiera podido ser: “El hijo del rey testifica ante la corte del rey”, si se tiene en cuenta que, en el Reino Unido, todo es del monarca, incluidas las cortes, pues este es fuente de justicia.
Tal es más reciente episodio de uno de los diversos casos en que el hijo del rey Carlos III se enfrenta con la prensa en los tribunales.
Más exactamente, Harry, duque de Sussex, junto con un grupo de más de 100 celebridades, demandaron al Mirror Group, empresa dueña del Daily Mirror, uno de los tabloides más leídos del reino, por recopilación ilegal de información.
Lo más leído
En su caso, Harry alega que él no fue el único afectado de su familia, sino que la empresa procedió del mismo modo incorrecto con su padre, su hermano, el príncipe William, y su madre, la princesa Diana, fallecida en 1997.
Para este lunes, el juez del Tribunal Superior de Londres había ordenado la presencia de Harry en el estrado, lo cual no era para menos.
Como le dijo a Reuters, de Londres David Yelland, asesor de comunicaciones y exeditor de The Sun, otro tabloide, la familia real se ha pasado la vida evitando casos judiciales porque no está en capacidad de controlar la situación.
El segundo hijo de Carlos y Diana de Gales tiene una visión muy distinta acerca de las relaciones tradicionales con la prensa y se puso al borde de lo que no se veía desde los tiempos de la reina Victoria, en el siglo XIX, cuando el hijo de ella, el futuro Eduardo VII, se vio obligado a testificar, para gran disgusto de su madre, quien no tenía mucha fe en él y lo trataba con dureza.
Eduardo VII no fue una sino dos veces a la corte.
La primera, quizá la más bochornosa para la realeza, se trató de un juicio de divorcio en el que Charles Mordaunt alegaba que el entonces príncipe de Gales era amante de su esposa, Lady Harriet Mordaunt. Incluso, se decía que era el verdadero padre de la hija del matrimonio.
En últimas, el caso fue desestimado y la corte dictaminó que la mujer estaba enferma de los nervios, dado lo cual fue internada en un sanatorio mental por el resto de sus días.
El otro caso, que data de 1891, giró en torno a un proceso por trampas en un juego de baccarat en el que tomó parte el futuro rey, quien habría sido víctima de las triquiñuelas del acusado. Por ello, se vio obligado a pararse en el estrado.
Eduardo VII es el tatarabuelo de Carlos, padre de Harry.
Al notar la ausencia del duque de Sussex en el Tribunal Superior, el juez, Timothy Fancourt dijo que estaba “sorprendido” de que no se hubieran cumplido sus órdenes, mucho más cuando se había confirmado la presencia del miembro de la familia real en el juzgado, por lo cual lo había puesto de primero en el orden de los declarantes de la sesión.
Los abogados del príncipe le explicaron que se encontraba en camino desde California, donde reside, luego de pasar el domingo celebrando el segundo cumpleaños de la princesa Lilibet, su segunda hija con la actriz estadounidense Meghan Markle.
Los abogados recordaron, además, que este día se dedicaría a los discursos de los abogados.
Así las cosas, la histórica escena de todo un hijo del rey de Inglaterra declarando en un estado judicial debería darse esta semana.
En el juicio, el equipo legal de Harry ha sacado a colación unos 140 artículos sobre él, que, en su opinión, fueron realizados a través de prácticas irregulares como la interceptación de su teléfono o el uso de investigadores privados.
Los abogados de Mirror Group argumentan que su apoderado reconoce que solo una vez recurrió a prácticas poco ortodoxas para recoger información sobre el príncipe. Y no lo hizo el Daily Mirror sino otras de sus publicaciones, el Sunday People, que le pagó 75 libras a un dectective para que averiguara sobre su conducta en un bar de Londres.
De resto, dice el grupo editorial, los datos sobre las juergas del príncipe, su consumo de drogas o su relación con Chelsy Davy, una de sus novias antes de casarse con Meghan, provinieron de miembros de la familia real o de personas que hablaban en su nombre.