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“Hugh Hefner disfrutaba de la compañía de hombres”: las nuevas confesiones de la mansión Playboy
Además, una de sus exparejas aseguró que también le gustaba tener relaciones sexuales con su perro.
Ya son dos los capítulos que el canal A&E ha transmitido de la docuserie Secrets of Playboy en Estados Unidos, en la que revela los detalles más íntimos de la mansión dirigida por el fallecido Hugh Hefner. Los excesos estaban siempre a la orden del día, y la idea con esta producción, que consta de diez capítulos, es poder llegar al fondo de estos con ayuda de las declaraciones de las personas que estuvieron presentes en cada una de las bochornosas escenas que se desarrollaron en dicha mansión.
Sin embargo, a falta aún de la emisión de ocho capítulos más, varios medios de comunicación estadounidenses que ya tuvieron la oportunidad de ver toda la serie han revelado, sin entrar en el spoiler, algunos secretos que los espectadores podrán ver en las próximas semanas y que seguramente cambiarán por completo la cosmovisión que tienen de Playboy y de su fundador, Hefner.
Una de estas publicaciones la hizo Los Ángeles Time, que menciona que “durante un segmento sobre las salvajes orgías en la mansión, una exnovia dice que Hefner siempre disfrutó de la compañía de un amante masculino reacio. Una bomba potencial que nunca se explora”.
No obstante, aunque esta sea una revelación chocante para todos los seguidores de Hefner, lo cierto es que no es lo más sorprendente, pues, según aseguró otra de las modelos, el magnate incluso habría ocurrido en prácticas de zoofilia para saciar su deseo sexual.
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“En otro caso, Sondra Theodore, ex de Hefner, recuerda con horror haberlo visto teniendo sexo con su perro. Ella dice que nunca volvió a dejar a los dos solos en una habitación”, añadió el medio de comunicación.
Asimismo, cuenta la historia de cuando Don Cornelius, un productor y presentador muy amigo de Hefner, pidió “prestadas” a dos conejitas para amenizar una fiesta. Tras el préstamo, las mujeres se fueron con el hombre y desaparecieron durante varios días. Al regresar, ambas denunciaron un secuestro de parte de Cornelius, además de varios vejámenes sexuales en contra de ellas en reiteradas ocasiones.
Aún con estas declaraciones, tal parece que ni Hefner ni la justicia tomaron cartas en el asunto, pues, según narra la docuserie, el hombre regresó a la mansión como si nada, para seguir gozando de las conejitas que allí habitaban.
Por último, Los Ángeles Time también habló acerca de lo que el mismo Hefner denominó Pig Nights, que en español traduce Noche de cerdos. De acuerdo con la versión de Stefan Tetenbaum, quien ofició durante muchos años como guardia de seguridad del magnate, estas fiestas se desarrollaban todos los jueves y eran protagonizadas por trabajadoras sexuales que llegaban a la mansión procedentes de Sunset Boulevard, una de las calles más icónicas de la cultura hollywoodense en Los Ángeles.
Un documental reveló todos los abusos que vivieron las conejitas de #Playboy 😱
— Tribuna Sonora (@TribunaSonora) February 1, 2022
Las mismas "exconejitas" contaron acerca de los sedantes, orgías y abusos por parte de su fundador Hugh Hefner y aseguraron que era un monstruo. pic.twitter.com/6XFGSduuMa
Ahora bien, el hecho de ser escogidas para ir a la mansión de Playboy no las hacía “dignas” de quedarse en esta. Para ser seleccionadas, antes debían someterse a un control médico que demostrara que no tenían enfermedad alguna que pusiera en riesgo la integridad de los asistentes al evento.
En caso de no aprobar los exámenes médicos, las mujeres debían abandonar inmediatamente la casa, mientras que las “afortunadas” que se encontraban sanas podían seguir a la mansión y estar con los amigos de Hugh: hombres millonarios que gozaban de la compañía de las trabajadoras sexuales en una fiesta que con el pasar de los años fue cada vez más excéntrica.
Finalmente, se conoció que fue el mismo Hugh Hefner quien decidió llamar a estas reuniones Noche de cerdos, y no precisamente por las barbaridades sexuales que se practicaban durante la noche de los jueves en la mansión, sino porque le encantaba referirse así de las trabajadoras sexuales que llegaban a dichas fiestas.