Los rumores de divorcio entre la infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarín, son fuertes. En esta foto tomada el 25 del noviembre de 2012, aparecen a su salida del hospital madrileño Quirón San José, donde visitaron al rey Juan Carlos. | Foto: EFE

Realeza

¿Iñaki Urdangarin le pone los cachos a la infanta Cristina?

Un nuevo escándalo en la familia real española se está cocinado por cuenta de unas fotografías que muestran a Iñaki Urdangarin paseando cariñoso con una compañera de trabajo

21 de enero de 2022

Es el tema del momento. Las imágenes de Iñaki Urdangarin dando un paseo por la playa en actitud cariñosa con una compañera de trabajo llamada Ainhoa Armentia han causado un revuelo sin precedentes en España, donde todos están a la espera de que la infanta Cristina rompa su silencio y se pronuncie sobre esta dolorosa ‘traición’. La prensa poco a poco ha ido conociendo más detalles de la relación entre el exjugador de balonmano y su amiga ‘especial’, y sobre cómo se consiguieron las fotografías.

Ainhoa Armentia
AINHOA ARMENTIA Europa Press Reportajes / Europa Press 21/1/2022 | Foto: Europa Press

A pesar de que se ha especulado con que el propio Urdangarin habría facilitado la realización de las imágenes para hacer pública su separación de la madre de sus cuatro hijos –con quien atravesaría una grave crisis desde hace un tiempo– y forzar un divorcio que ella se negaría a concederle por ‘mantener las apariencias’, nada hay de cierto en estos rumores.

Este viernes El programa de Ana Rosa desveló quién hizo las fotografías, cómo las hizo y cómo las vendió y, aunque parezca mentira, todo ha sido fruto de una casualidad y de estar en el lugar adecuado en el momento oportuno.

Y es que la persona que captó a Iñaki Urdangarin con Ainhoa Armentia no es un fotógrafo profesional ni el reportaje fue fruto de un seguimiento al marido de la infanta Cristina, sino que se trata de un francés aficionado a la fotografía que justo el 11 de enero se desplazó a Bidart para disfrutar de su ‘hobby’.

En ello estaba cuando se encontró a la pareja de frente y, en un principio, no fue consciente de la importancia de la situación, puesto que pensó que Urdangarin se encontraba con un miembro de su familia. Empezó a hacer fotos discretamente de la pareja en actitud cómplice y cercana frente al mar cuando el exduque de Palma y su amiga se percataron de que les estaban fotografiando.

Lejos de encararse, enfadarse o huir, su reacción no fue abrupta; la pareja siguió caminando por la playa con naturalidad, aunque manteniendo las distancias y sin hacerse arrumacos. Y ahí fue cuando el autor del reportaje fue consciente de que no se trataba de un familiar del marido de la infanta Cristina.

El rey Juan Carlos de España en la boda de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina. | Foto: picture alliance/dpa.

¿Pasó algo más entre Urdangarin y Ainhoa que la complicidad que hemos visto en la revista Lecturas y se habría retirado alguna imagen? La respuesta es no. El fotógrafo no sabe lo que hicieron antes de que él llegase al lugar, pero lo que él presenció es lo que fotografió.

Esta persona, que habla perfectamente español a pesar de ser francés, se da cuenta de la importancia de su reportaje y pone rumbo a Madrid para intentar venderlo cuanto antes. Primero entra en contacto con un importante grupo editorial de nuestro país –de corte monárquico– y les pide 50.000 euros. Una cantidad muy elevada que este medio rechaza, por lo que el fotógrafo empieza un breve periplo que acaba en la revista ‘Lecturas’, que no se lo piensa y se hace con las imágenes por un precio bastante inferior al que pedía su autor en un principio.

Además, según revelaron en El programa de Ana Rosa, este chico sabría el valor de la noticia de que Urdangarin tenía una amiga especial –más que las fotografías en sí– y habría pedido a los medios de comunicación que vieron el reportaje que firmasen un documento de confidencialidad, por lo que la exclusiva no se filtró hadta que Lecturas salió a la calle el miércoles por la mañana, creando verdadera conmoción en todo el país.

Intentando continuar con su vida y dar normalidad a una situación que poco tiene de normal, Iñaki Urdangarin y la mujer con la que fue pillado en actitud cariñosa, Ainhoa Armentia, no faltaron a sus puestos de trabajo este viernes a pesar de estar en el ojo del huracán mediático por una amistad ‘especial’ que ha puesto a nuestro país patas arriba.

Iñaki Urdangarin ha sido acusado de apropiarse de recursos públicos.

Mientras se suceden los rumores sobre cuándo inició su relación, la infanta Cristina permanece en Ginebra y, aunque todos esperan un comunicado confirmando su divorcio de Urdangarin después de 24 años de matrimonio y 4 hijos en común, la hermana de Felipe VI guarda silencio.

Los protagonistas de la exclusiva más comentada de los últimos tiempos, por su parte, tampoco se pronuncian sobre su relación, aunque tampoco se esconden. Si ayer el exjugador de balonmano señalaba que sus fotografías con Ainhoa “son cosas que pasan y lo vamos a gestionar de la mejor manera posible, es una dificultad que gestionaremos con la máxima tranquilidad y juntos, como siempre hemos hecho”, hoy su actitud ha sido radicalmente distinta.

Serio, agobiado, visiblemente preocupado y en absoluto silencio, Urdangarin llegaba a su trabajo en Imaz & Asociados en torno a las 8:15 de esta mañana. Tan solo cuatro horas después, el todavía marido de la infanta Cristina abandonaba, con muy mala cara, su puesto de trabajo y apurado ponía rumbo en bicicleta a la casa en la que reside en Vitoria con su madre, Claire Liebaert, sin hacer declaraciones.

Ainhoa Armentia
Ainhoa Armentia Europa Press Reportajes / Europa Press 20/1/2022 | Foto: Europa Press

Una preocupación que choca con la actitud de Ainhoa que, si ayer estaba abrumada, cabizbaja y agobiada, este viernes se ha mostrado tranquila, segura de sí misma e incluso con una ligera sonrisa bajo la mascarilla. En tiempo récord la amiga de Urdangarin aceptó la presión mediática e incluso parece que en cierto modo está contenta con la situación. Eso sí, sobre su relación con el cuñado de Felipe VI, ni una palabra por el momento.