Música
Javier Vásquez, una de las grandes voces de Niche, evoca las dolorosas muertes de sus dos hijos; “nunca estás preparado para eso”
Después de su exitoso paso por Grupo Niche y Son de Cali, el caucano completa más de una década como solista. El artista, que estrenó ‘Caminemos juntos’, se confesó en SEMANA.
SEMANA: ¿Cómo nació su amor por la música?
Javier Vásquez: Esto viene de sangre, de mis raíces en el campo de Puerto Tejada, en la vereda La Caña, allá en el Cauca. Resulta que mi papá y mi mamá cantaban. También mis hermanos. Pero el único salsero fui yo. El primer grupo del que formé parte fue El Combo Tejada. En esa época estaba muy pegada la música de Cuco Valoy. Con esa agrupación me presenté en Cali, era la primera vez que iba a esa ciudad, que se me hacía tan lejana. Y allá me invitaron a cantar con Los Poderosos de Cali y luego canté con La Octava Dimensión. Después, me fui al Caquetá, donde canté con Blanco y Negro, y recorrimos los Llanos. Y estando en esas llegué a Bogotá, donde me abrieron las puertas de Ramón Antigua, que tenía el grupo Mamboré. Era un sitio bohemio muy conocido a donde iba toda la farándula de la época en la capital. Uno allá veía a Amparo Grisales, al Gallito Ramírez, a Fercho Durango.
SEMANA: ¿Cómo es esa historia de que grabó el tema principal de la telenovela Caballo viejo?
J.V.: Eso fue maravilloso, fue en 1988 y se emitió por Caracol Televisión. Fue una oportunidad única para mí, para mostrar mi voz, porque fue una novela que marcó toda una época. Eso me abrió muchas puertas. Willie Salcedo tenía una disquera a la que me llevaron a grabar temas como Vete ya y Tan solo pudiera. Luego canté en el mismo grupo de César Mora, Camagüey.
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SEMANA: ¿Cómo fue ser un hombre de campo en Bogotá en los años ochenta?
J.V.: Fue muy duro. Yo estaba muy jovencito en ese momento y acabando de salir del campo. Si Cali para mí era un sueño, como ir a Miami, Bogotá se me hacía como Los Ángeles o Nueva York. Era impresionante y algo impensado para alguien tan humilde como yo. Salí de El Callejón del Muerto, como le decíamos a la finca familiar en Puerto Tejada, a conquistar Bogotá. Cuando me invitaron a la capital les decía que me daba miedo, era una ciudad enorme, pero Dios me puso ese reto en el camino y lo asumí.
SEMANA: Una de sus épocas más recordadas fue la que vivió con Grupo Niche, en el que estuvo 20 años. ¿Cómo se cruzó en el camino con Jairo Varela?
J.V.: Fue por pura casualidad. Un día iba caminando por la calle y vi a lo lejos a un señor con una gabardina. Era Jairo. Yo lo saludé todo contento y él me dijo: “¿De casualidad vos no sos Javier Vásquez, el cantante de Ramón Antigua?”. “El mismo”, le respondí. Y me contó que estaba buscando una voz para que acompañara al gran Tito Gómez, que en ese momento estaba en la agrupación. Y le dije de una que sí. Yo tenía solo como 18 años. Ni siquiera había sacado la cédula. Y eso fue un problema porque en ese momento los músicos de Niche estaban sacando las visas porque se iban de gira para Estados Unidos. Y entonces lo primero que hizo Jairo fue hacer las vueltas para que yo al menos tuviera una cédula.
SEMANA: Llegó en un momento complicado para el Grupo Niche. A Varela le habían renunciado casi todos los músicos y estaba grabando el álbum Tapando el hueco.
J.V.: Y que terminó siendo uno de los mejores álbumes de la orquesta. Jairo me dio la oportunidad. Yo había grabado algunas cosas, entre ellas unas canciones de Richie Ray y Bobby Cruz, y a él le gustaron. Me dijo que era justo lo que él estaba buscando, el sonido que quería para su orquesta. Yo no podía creer que eso me estuviera pasando. Es una época de mi vida como cantante que recuerdo con muchísimo cariño. Grabamos grandes éxitos como Entrega, Sin sentimiento, Mi hijo y yo, Amor amor, La canoa ranchá, Debiera olvidarla y uno de los grandes himnos de la capital del Valle, Cali ají. Muchos éxitos en casi 20 años que le dieron renombre internacional a Niche.
SEMANA: ¿Qué recuerdo le quedó de Jairo Varela?
J.V.: Lo recuerdo como un padre. Me enseñó mucho de lo que sé como artista. Y era muy estricto, sí. Una persona que se preocupó por cuidar de la imagen de su orquesta y de sus músicos. Era tan estricto, que recuerdo que cuando comencé a viajar con Niche yo no era muy cuidadoso alistando la maleta y metía esos uniformes como cayeran. Y al hombre en Miami le dio por revisarme la maleta. Y yo, nervioso. Empiezo a sacar en medio de ese desorden el pantalón, el saco, la camisa, todo estaba arrugado porque yo era bien loquillo. Me preguntó por el corbatín, y a mí se me había quedado. ¡Dios bendito! Y en medio de ese susto tan berraco le dije: “Es que no me cabía en la maleta”. No se me ocurrió qué más decirle en medio de ese susto. Me fui de multa, porque eran cosas que él no toleraba con sus músicos. Jairo se fue de habitación en habitación contándoles a todos semejante ocurrencia. Y todos estaban muertos de la risa.
SEMANA: ¿Es cierto que usted era indisciplinado?
J.V.: Fui muy recochero y algo indisciplinado. Piensa que en esa época yo era muy joven y no tenía mucha conciencia de que estaba en una orquesta grande, antes no les prestaba atención a los uniformes y a esas cosas. Pero esa disciplina es algo que hoy le agradezco eternamente a Jairo.
SEMANA: ¿Por qué decide dar el paso al costado y crear Son de Cali con Willy García?
J.V.: A mí me dio duro. Todo se dio en medio de una dura gira por Europa. Tiempos de mucho trabajo en los que pasábamos muchos meses, hasta cinco, viajando, fuera de la casa. Y estando en Miami hablé con Willy. Él ya había tomado la decisión, pero yo la verdad no estaba tan seguro de dar ese paso, porque fueron muchos años al lado de Jairo, sentía que la gente me reconocía por Niche, y Jairo no me creía capaz de irme. Y al final me convencieron, firmamos con Univisión y con Son de Cali fueron diez años de muchos éxitos. Desde el primer disco, Tan buena, todo fueron éxitos. Le dimos la vuelta al mundo con nuestra música.
SEMANA: Y ya lleva 13 años como solista..
J.V.: Este par de negros dijimos: “Vamos a ver qué pasa si caminamos solos”. Partimos cobijas, pero seguimos siendo amigos de la vida y de la música. A los dos nos ha ido bien. Con José Aguirre grabé mi primer disco en solitario, Aquí estoy, del que pegaron temas como Salud, que fue disco de la Feria de Cali, y Vuelvo a ti y Necesito llorar, que se han convertido ya en clásicos.
SEMANA: Pero, e medio de esos éxitos le llegan un par de noticias devastadoras: en un mismo año, 2021, la muerte de dos de sus hijos....
J.V.: Ha sido uno de los momentos más difíciles de mi vida. Y un dolor de padre con el que tuve que aprender a lidiar. Uno de padre piensa que siempre nos vamos de este mundo primero, no los hijos. Nunca se está preparado para perder a tus hijos. Fueron momentos en los que me quebré, me acobardé ante la vida, en los que creí que no sería capaz, y creo que me ayudó mi fe, creer en Dios. Me arrodillé ante él y le pedí que me llenara de valor. Por él es que pude seguir cantando y volverme a subir a una tarima. La música fue terapéutica para mí. He pensado en la idea de componer una canción de ese momento de mi vida. Aún no me siento listo, pero espero poder cumplir ese sueño.
SEMANA: Ahora estrena Caminemos juntos...
J.V.: Después de ese episodio familiar tan difícil, yo buscaba un tema así profundo, del estilo de Necesito llorar, y mi Dios me puso en el camino al compositor Juan Manuel Rodríguez, JuanJha, que entendió el sentir que deseaba expresar. Y esa nueva canción ha pegado en Colombia, en Miami, en Centroamérica. Este martes me iré de gira por Europa un mes. Estaré por Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia, Pamplona, París y Londres. Una gira con todos los fierros.