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Jota Pe Hernández y su relación con el trago, algo que viene desde casa

El senador y youtuber reveló infidencias sobre su vida y, además, expuso a un congresista.

13 de septiembre de 2022, 3:29 p. m.
Jota Pe Hernández, congresista de la Alianza Verde
Jota Pe Hernández, congresista de la Alianza Verde reveló detalles de su vida | Foto: @JotaPeHernandez

Luego del escándalo protagonizado por el senador del Pacto Histórico, Álex Flórez, el tema del trago enciende las alarmas en todos los sectores, pero, sobre todo, en el Congreso. Por lo cual, en entrevista con SoHo, Jonathan Ferney Pulido Hernández, el nombre de pila del youtuber que se hace llamar Jota Pe Hernández, el senador habló sobre este polémico asunto y contó otras infidencias de su vida.

Hernández llegó al Senado con apenas 30 años, es el más joven, lo sigue justamente Flórez, que tiene 31 años, pero de él se diferencia por lo menos en dos cosas: consiguió votos a nombre propio, no en una lista cerrada y no consume “licor, absolutamente nada”, según dice.

“Es algo que casi no me creen, pero nunca me he tomado una sola cerveza en mis 30 años”, expresa al caminar por la Plaza de Bolívar hacia el edificio del Congreso, donde tiene su oficina. Y ante la afirmación de que “la pola es rica” de Ricardo Duque, el entrevistador, dijo: “Solo la he olido y no me gusta”.

La doble visión, la ataxia (pérdida de control y coordinación muscular) y la verborrea (el exceso de habla) son otros efectos del alcohol en los seres humanos. A lo último le tiene miedo Jota Pe: “Como político, qué tal que yo me llegue a emborrachar y empiece a decir todos los nombres de los políticos que hacen parte de la fauna. ¿Usted se imagina una vaina de esas? Les voy a decir quién es el lagarto, quién es el camaleón. No, hermano, me meto en problemas”, cuenta entre risas mientras continúa caminando.

“Me he encontrado a un senador que tiene varios brazos. Es amigo de uno porque le da esto, del otro porque le da aquello y así”, afirma mientras se mueve imitando los tentáculos. Jota Pe bromea con otro tipo de revuelo que él le podría causar al país: “Mi primer gran escándalo va a ser cuando me empelote en SoHo. Que digan: ‘Ese hombre tiene tremenda “arma” para luchar contra los corruptos’”, y suelta otra carcajada. Según parece, casi no acepta la conversación porque pensó que lo estaba buscaban para proponerle un desnudo en la revista.

“Los papás son los que van dando libertades, permitiendo que uno conozca y ellos no me dejaban, como que me encerraron también. ‘Usted no puede salir’, me decían, entonces nunca probé el alcohol y ahora ya no quiero”, afirma sin reprochar a sus progenitores.

En su vida familiar vivió algo que realmente lo impactó y que hasta hoy, según reconoce, no ha podido superar. Sucedió cuando vivía con sus papás y sus dos hermanas en un barrio de invasión de Bucaramanga, un ‘ranchito’ como lo llama él, construido de tres materiales: zinc, madera y plástico negro.

Una noche en la que arreciaba un aguacero, el contacto de la persistente lluvia con el techo de zinc generaba un ruido estruendoso que causó el llanto desesperado de Ruth, su hermanita menor, quien tenía dos años y medio. La tormenta causó además el corte de luz, lo que acentuó aún más el llanto de la pequeña.

Una vela fue la solución que encontró doña Myrian, la mamá, para conseguir calmar a Ruth y que todos pudieran dormir tranquilos, pero la luz se convirtió en llamas y luego en tragedia cuando quemó en cuestión de segundos el toldillo de la cuna de la niña.

“El fuego envolvió a mi hermanita, mi madre metió sus brazos para sacarla cuando escuchó ese llanto tan impresionante, pero la niña no aguantó y falleció con 95 % de quemaduras en su cuerpo”, relata Jota Pe con visible dolor, y ganas con lágrimas en sus ojos, pero él se contiene.

“Lo que recuerdo después es la sala de velación y el cementerio. Cada vez que pasamos por ahí recordamos ese sepelio”, dice Jota Pe aún conteniéndose. A la pérdida de Ruth ahora se sumaba la del ranchito que quedó vuelto cenizas, la ropa y lo poco que tenía la familia Pulido Hernández.

Luego acompañó a sus padres a vender ropa usada puerta a puerta, después lo hizo ofreciendo calzado, cargó bultos desde las 5:00 a. m., fue mesero y muchas veces en ese difícil camino se iba a dormir aguantando hambre. “Tenía que conocer toda esa necesidad para saber lo que le duele a un colombiano estar en la pobreza”, cuenta caminando por un pasillo en el que uno y otro lo llaman “senador” y promete, a pesar de llevar ese cargo, que nunca veremos a un Jota Pe corrupto.

El sueño de convertirse en Pirry, ese periodista al que veía en las noches cada fin de semana mientras otros a su edad estaban de rumba, lo llevó a estudiar Comunicación Social, aunque por temas económicos se retiró, así que para saciar su deseo de presentar noticias terminó creando su canal de YouTube, el mismo que le cambió la vida a él y su familia porque al cabo de unos años le empezaron a pagar hasta 80 millones de pesos en un mes y pudo comprarse la camioneta último modelo, como él mismo confiesa. Esa plataforma fue la que al mismo tiempo lo puso en el radar de tres partidos políticos que le propusieron ser candidato al Congreso.

“El que más pensaba que era una locura ser senador era yo”, recuerda Jota Pe que fueron justamente sus familiares los que le decían que no tenía nada que perder, aunque él supiera al mismo tiempo que entrar al Congreso le iba a quitar tiempo y paz con María Camila, su esposa, y Daniela, su hija.

Después de una serie de videos contra Maduro, después contra Uribe y luego contra Duque, el youtuber político ganó fuerza en varias regiones del país y en junio de 2021 por primera vez pensó que sí quería ser senador, aunque aún lo veía como el sueño de Pirry.

“El 13 de marzo (día de las elecciones) estaba tirado en la alfombra del apartamento de un amigo y él me preguntó cuántos votos creía que iba a sacar y yo le respondí: ‘Yo creo que yo me quemo’”, es decir, iba a preder las elecciones. Jota Pe ganó, pero naturalmente no brindó por la victoria.