PERSONAJE

“Me faltó estudiar Derecho": Julio Sánchez Cristo

Con motivo de sus 45 años en la radio, SEMANA reproduce apartes de una charla que sostuvo con Juan Carlos Iragorri en la Universidad del Rosario. Habla de su entrevista con Dania, de los candidatos a la presidencia y de cómo ejercer el oficio en un país tan complejo.

10 de febrero de 2018
Foto: Juan Carlos Sierra - SEMANA

JUAN CARLOS IRAGORRI: ¿Usted por qué hace periodismo?

JULIO SÁNCHEZ CRISTO: Yo soy un accidente en el periodismo. Yo estaba mucho más concentrado en la televisión y me había preparado para eso. Trabajaba con RTI, había hecho telenovelas como La abuela y El gallo de oro y también un programa periodístico, Enviado especial, con un gran maestro que tuve: Germán Castro Caycedo.

J. C. I.: ¿Y a qué horas llegó a la radio?

J. S. C.: Un día, por allá en 1978, entré a Caracol para hacer un programa que aún existe: La hora 22. Era de música. Luego, por un accidente de la vida, terminé apoyando en 1982 una transmisión de Caracol de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Ahí terminé enganchado en la cadena básica. Y la verdad me entusiasmé mucho con el periodismo radial no solo por cuenta de lo que viví y de lo que aprendí, sino por haber trabajado con Yamid Amat en 6 a. m.- 9. a. m. Al final, en 1990, introduje el género de hacer noticias en radio en FM.

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"Yo soy un accidente en el periodismo"

J. C. I.: ¿Cuáles han sido los tres mejores periodistas de radio en Colombia?

J. S. C.: En los años setenta no había periodismo radial. Había radionovelas y noticias leídas por excelentes locutores. Oír Última hora Caracol era oír voces extraordinarias como las de Juan Harvey Caicedo y Eduardo Aponte. También estaba el gran Otto Greiffenstein. El periodismo de radio empezó muy poco antes de la llegada de Yamid, con personas como Alberto Acosta. Pero, como género, nació con 6 a.m - 9 a. m. Lo hacían Yamid, otro extraordinario periodista que era Julio Nieto Bernal y otros más como Alfonso Castellanos. Y dentro de ese grupo surgió otro talentosísimo del periodismo, Juan Gossaín.

J. C. I.: ¿Usted cómo se informa?

J. S. C.: Todo lo hago por un celular de los viejos. No tengo WhatsApp, pues no tengo iPhone. Hablo con Juan Pablo Calvás y con toda la mesa de trabajo. Y hablo con cuatro o cinco personas más. Muchos son amigos suyos.

J. C. I.: Usted vive gran parte del año en Madrid, en Miami y viene también a Bogotá. ¿Cómo se puede estar tan bien informado?

J. S. C.: La W es una empresa española, por lo cual debo pasar tiempo en Madrid por una serie de proyectos. Pero le cuento que no necesariamente almorzar con pesos pesados en Salinas es la mejor fuente de información. Con frecuencia una fuente de un nivel menos pomposo es más jugosa. A veces le saca uno más chivas a un fiscal delegado ante la corte, que a un discreto fiscal general de la Nación.

J. C. I.: Usted ha entrevistado a Barack Obama y Paul McCartney, a Mick Jagger y a Hillary Clinton. ¿Cuáles son las dos mejores entrevistas que ha hecho?

J. S. C.: Cuando usted piensa en las entrevistas inalcanzables, cree que son las mejores. ¿Cuánto tiempo se demora uno en conseguir al presidente de Estados Unidos? Muchísimo. Y sí: uno hace la entrevista y hace otras parecidas, pero con esas entrevistas no pasa nada. Esos personajes no dicen nada. Son demasiado calculadas y cuidadas. Hemos tenido el privilegio de hablar con Obama tres veces, con Bill Clinton siete veces, con Jimmy Carter… Son personajes históricos, pero no son las mejores entrevistas.

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J. C. I.: Pero no me ha contestado cuáles son las mejores...

J. S. C.: Lo que le voy a contar es terrible. A mí me parece mucho más emocionante haber entrevistado a Dania, la mujer que puso en jaque en Cartagena al Servicio Secreto de Obama por el escándalo de las prostitutas, que a muchos presidentes de Colombia. Las entrevistas a esos personajes son necesarias, pero con frecuencia se limitan a lugares comunes previsibles. A veces divierte más y resulta más jugoso entrevistar a un concejal de Sincelejo diciendo mentiras.

"A mí me parece mucho más emocionante haber entrevistado a Dania, la mujer que puso en jaque en Cartagena al Servicio Secreto de Obama por el escándalo de las prostitutas, que a muchos presidentes de Colombia"

J. C. I.: Phil Graham, que fue editor de ‘The Washington Post’, define el periodismo como “el primer borrador de la historia”. Martin Baron, actual director del mismo diario, dice: “Periodismo es fiscalizar al poder”. ¿Qué es el periodismo para usted?

J. S. C.:  El secreto de la radio periodística es hacer una buena primera pregunta, sin lucirse frente al entrevistado. De esa primera respuesta le surgirán a uno dudas como para seguir preguntando. Y otro gran secreto del periodismo radial es intentar quedarse callado, se cometen menos errores.

J. C. I.: ¿Cuál es el mayor defecto del periodismo colombiano?

J. S. C.: Yo jamás haré críticas a mis colegas. Pero quizá el defecto del periodismo colombiano es el mismo que en otras partes y es que muchos periodistas están vinculados a poderes económicos. La radio y la televisión públicas están sujetas al poder, incluso en las regiones. No entiendo por qué en Colombia ese tipo de medios no son al menos informativos. En Europa y Estados Unidos hay una diferencia. En Estados Unidos, por ejemplo, la radio pública, NPR, es excelente e incluso hay periodistas que formulan reparos al gobierno.

J. C. I.: ¿Son muy próximos los periodistas colombianos al poder político?

J. S. C.: Sí, pero sucede lo mismo en la Casa Blanca. Cuando uno va a una rueda de prensa allá, nota la familiaridad del presidente o de su jefe de prensa con los que cubren el despacho. El presidente los conoce y los llama por su nombre. En Colombia no solo somos cercanos, sino que nos conocemos hace años, más en este país donde la política es un club familiar. Aquí la gente es amiga del poder porque conoce el poder. Usted, por ejemplo, conoce a los ministros, a los candidatos, al presidente… Aparte de eso, los políticos han tenido relación con los medios. César Gaviria está vinculado al noticiero CM&. Andrés Pastrana tenía revista, TV Cable y noticiero. Álvaro Gómez tenía noticiero. La familia López tuvo un noticiero. Juan Manuel Santos desde chiquito creció en una casa editorial.

J. C. I.: ¿Y eso es bueno o es malo?

J. S. C.: Para el que lo quiera manejar mal, es malo. Para el que lo quiera manejar bien, es bueno. Es malo si usted, con base en esa relación, quiere desinformar. Y es bueno si esa relación le permite a usted saber de cerca qué está pasando.

J. C. I.: El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos ha puesto de moda una palabra y un fenómeno que es la “posverdad”, es decir, sacar conclusiones con base en datos falsos. Todo ello en un momento de desprestigio de los medios.

J. S. C.: Pues fíjese lo que pasó en Colombia. Aquí el 95 por ciento de los medios apoyamos el Sí en el plebiscito, y perdimos. Eso habla muy mal de los medios nacionales. ¿Qué hacer con la posverdad? Deberíamos empezar por Twitter. Hay muchas cuentas que se crean para hacer daño y que nadie sabe quién las maneja. Deberíamos remitirnos solo a las cuentas cuyo titular tiene nombre y apellido.

J. C. I.: ¿Le parece Juan Manuel Santos un buen presidente?

J. S. C.: A mí me parece que el presidente Santos hizo un esfuerzo monumental por tragarse toda la crítica, válida y respetable, en su lucha por sacar adelante el acuerdo de paz. Eso no justifica que tengamos un altísimo nivel de corrupción y que todo siga igual en ciertas cosas. Pero sí le reconozco al gobierno el lapo que se dio por sacar adelante el proceso de paz.

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J. C. I.: ¿Fue Uribe bueno o malo en la Presidencia?

J. S. C.: El presidente Uribe cometió errores, como todos los presidentes. Y recuerde que muchas personas acaban salpicando a los gobernantes con acciones en las que estos últimos no tienen nada que ver. Tal vez Uribe se equivocó en insistir en su reelección. Y el costo de eso fue para él como el del proceso de paz para Santos: el desgaste. Pero nadie puede negar que este país era uno antes de Uribe y es otro después de Uribe.

J. C. I.: ¿Quién va a ganar las elecciones?

J. S. C.: En el panorama actual la gente está mamada de la pelea Uribe-Santos. ¡Cómo será que la señorita Colombia dijo en Manila que venía de un país donde un presidente y un expresidente se estaban dando en la jeta! En ese escenario y en medio de tanta corrupción, suena atractiva la figura de Sergio Fajardo. Por otro lado, está Germán Vargas Lleras, que se presenta con un portafolio interesante de obras públicas y carreteras y casas, pero que está rodeado en parte de la vieja marrulla política. Y en el uribismo aparece la interesante figura de Iván Duque. Cautiva cómo escucha y cómo respeta las opiniones diferentes a las de él. Y aunque está a la derecha, no está a la derecha de la derecha…

"Se lo resumo así: periodismo es saber escuchar"

J.C.I.: ¿Y Petro?

J.S.C.: A la luz de los últimos hechos se entiende la fuerza que está tomando, precisamente por representar todo lo contrario al resto de candidatos. La mayoría de la gente en Colombia es pobre y el tamal y la camiseta el día de elecciones ya no convence, y arrancó un fenómeno nunca antes visto, el voto de opinión en todos los estratos. Es una lástima el desperdicio de alguien tan valioso como Humberto de la Calle, pero tiene la vieja y desteñida camisa roja. Así que la respuesta a su pregunta es que si los candidatos con mediana opción no se unen, Petro es presidente.

J.C.I.: ¿De qué se arrepiente? ¿Qué ha hecho mal?

J.S.C.: He cometido una gran cantidad de errores, de embarradas, he sufrido engaños de algunas fuentes, ha habido engaños a algunos periodistas jóvenes que trabajan conmigo. Pero creo que esos errores los he cometido de buena fe. Pero… ¿sabe de qué sí me arrepiento, Juan Carlos? De haber sido un poco vago y de no haber querido venir a la universidad a estudiar Derecho. Yo debí haber estudiado Derecho. En algunas entrevistas me siento colgado por no ser abogado. Caramba, cómo fui de vago. Me arrepiento de eso, de verdad.