Realeza
Kate Middleton fue la reina del glamour durante una histórica ceremonia en el Castillo de Windsor
La princesa de Gales asistió con el príncipe William a la ceremonia de la Orden de la Jarretera, cofradía de caballería inspirada en las leyendas del rey Arturo.
Una soleada tarde de primavera sirvió de marco para uno de los más importantes compromisos de la realeza en la temporada primavera-verano: la ceremonia de la Muy Noble Orden de la Jarretera, que tiene lugar cada año en la capilla de St. George del Castillo de Windsor.
Este año, el acto revistió el carácter de “histórico” ya que fue la primera vez que los presidió Carlos III, quien como rey de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, es el jefe supremo de la orden, la cofradía de caballería más vieja de la historia, nacida en la Edad Media.
Cerca de 3.000 espectadores se congregaron desde tempranas horas de este unes para contemplar la procesión real en la cual los miembros de la Jarretera llegaron a pie, en tanto que las mujeres de la familia real lo hicieron en carruajes tipo Ascot conducidos por caballos.
Los principales miembros de la orden, además del rey, son sus familiares, de modo que tanto él como su esposa Camilla, su hijo William, príncipe de Gales, y sus hermanos Ana y Eduardo, entre otros, lucían el tradicional uniforme de la congregación, compuesto por capa te terciopelo adornada con insignias, collar y sombrero con plumas blancas.
Como de costumbre, el miembro de la familia real que ha más llamó la atención fue la esposa del príncipe de Gales, Kate Middleton, por su belleza y la elegancia de su atuendo, que seguro muchas intentarán copiar desde el sombrero hasta los zapatos.
La princesa de Gales lució un vestido que evocaba el glamour de los años 1930, en estampado polka dots o de lunares y con una silueta angosta. El modelo, de la casa Alessandra Rich, llevaba además una faja drapeada en la cintura y mangas con hombreras.
En la cabeza, tenía un tocado de Philip Treacy, el sombrerero favorito de las mujeres de la realeza y la aristocracia en Europa. Era de paja negra y las cintas y flores que lo adornaban también llevaba el estampado de lunares.
Como se ha vuelto costumbre, no podía faltar la evocación a la princesa Diana en el atuendo de su sucesora como princesa de Gales, quien, de hecho, ha heredado varias prendas de su joyero.
En este caso, se trató de los aretes de perlas Collingwood, los cuales ya ha usado en varias ocasiones.
El rey Carlos y los demás caballeros que tomaron parte en la ceremonia vestían debajo de la capa el tradicional morning dress inglés o vestido de día, consistente en sacoleva, chaleco claro, pantalón gris con rayas negras y chistera o sombrero alto.
Además de la realeza, la orden también está compuesta por otros 24 miembros cuidadosamente elegidos por el propio rey, entre personas que hayan prestado servicios significativos al país.
La prensa, por supuesto, destacó la primera ceremonia de la Jarretera de Carlos como rey, pero no pudo dejar de comentar, una vez más, la ausencia de su hermano, el príncipe Andrés, duque de York.
Una vez más, el monarca marginó al duque de un evento importante de la casa real, una consecuencia del escándalo de su amistad con el pedófilo Jeffrey Epstein, por la cual, además, se vio envuelto en una acusación de haber tenido relaciones con una joven de 17 años que haría parte de las muchas que Epstein abusó.
Ya desde antes de su subida al trono, Carlos le hizo saber a su hermano que no había para él en la monarquía y lo está cumpliendo.