POLÉMICA

"La seducción insistente o torpe no es un delito": El grupo de artistas francesas que está en contra de #MeToo

Frente a las campañas que buscan rechazar los escándalos sexuales que se han desatado en la industria del cine, un grupo de mujeres de Francia se declaró en contra de dichas iniciativas.

10 de enero de 2018
| Foto: Pexels

“La violación es un crimen. Pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista”, escribieron 100 artistas francesas en un manifiesto  publicado en el diario La Monde y que hoy se vuelve viral en redes sociales y en portales web. Entre las firmantes está la actriz Catherine Deneuve, la escritora Catherine Millet, la cineasta Brigitte Sy, la ilustradora Stéphanie Blakey y la cantante Ingrid Caven, entre otras.

A lo que se opone este grupo de intelectuale es al  "puritanismo" sexual, específicamente al extremismo de la campaña #Me too (Yo también) que a raíz de la polémica que causó el escándalo de Hollywood, en octubre del año pasado, en el que el productor Harvey Weinstein, algunos directores y actores fueron acusados de acoso sexual, varias personalidades se manifestaron por medio de iniciativas que buscan crear conciencia sobre la violencia sexual que desde hace años afecta a las mujeres en el campo profesional.

La actriz Alyssa Milano fue la encargada de alentar a sus seguidores en redes para que compartieran el #Me too, el cual rechazaba esta situación. Hasta la cantante Lady Gaga se manifestó. "Si todas las mujeres que han sido abusadas o acosadas sexualmente escribieran ‘Yo también’ en sus perfiles, quizás podamos transmitir la magnitud del problema”. Este fue el mensaje que de inmediato se volvió viral y en menos de 24 horas unas 200.000 personas lo apoyaron en sus cuentas de Facebook y Twitter.

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Ejemplo de ello también fue el movimiento Time`s Up, que logró que en la pasada gala de los Globo de Oro todas las celebridades vistieran de color negro y tonos oscuros  como  símbolo de rechazo con lo sucedido en la industria del cine.

Pero lo cierto es que, para las francesas, iniciativas como estas son  “una campaña de delaciones y acusaciones públicas hacia individuos a los que no se deja la posibilidad de responder o de defenderse”. Y, en este caso, son los hombres a quienes se les priva de acciones como dar un beso, hablar de cosas intimas o incluso de tocar una rodilla, aun sin ir más allá.

Todo en extremo es malo y es precisamente lo que este colectivo de mujeres quiere hacer entender, pues tales iniciativas -según está consignado en el manifiesto- se han vuelto excesivas y también peligrosas, incluso para el género femenino. Advierten que, como “El filósofo Ruwen Ogien defendió la libertad de ofender como algo indispensable para la creación artística. De la misma manera,  defenderán una libertad de importunar, indispensable para la libertad sexual”.

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También afirmaron que el feminismo totalitarista que se evidencia en las iniciativas reflejan aversión a los hombres y, lo más preocupante, a la sexualidad misma.

Para Florence Thomas,  coordinadora del grupo de mujer y sociedad de la Universidad Nacional, lo que quería manifestar el grupo de mujeres encabezado por Deneuve, era que no toda demostración afectiva es sinónimo de violación. Y, destacó, que en Francia son conscientes del impacto que tiene #Me too, pues "permitió que muchas mujeres se sintieran acompañadas y provocó que muchos hombres escucharan al género femenino".

También enfatizó en que es necesario establecer algún tipo de frontera "no todo es blanco ni todo es negro, hay que reconocer zonas grises: hay que distinguir entre un jefe que acosa a su empleada con uno que toma a una mujer de la mano", afirmó.

Además manifestó que es no es necesario que todas las mujeres o feministas tengan el  mismo punto de partida. De este modo es válido que hayan dos partes: una que usa las redes sociales para expresar su descontento frente al tema y otra, que invita a pensar que no todos lo hombres son verdugos. "Estos debates  ayudan a acabar con la cultura patriarcal machista y de paso ayudan a entender que en el feminismo  hay fracturas: no todas piensan lo mismo”.