RELIGIÓN
La fe de Hollywood
Este año, las películas épicas inspiradas en la Biblia dominarán las carteleras de cine. ‘Noé’ e ‘Hijo de Dios’, estrenadas en Colombia recientemente, son apenas el abrebocas de esta tendencia.
En Semana Santa es usual que los canales de televisión transmitan los clásicos de siempre: Jesús de Nazaret, Los diez mandamientos, Ben-Hur, Rey de reyes… una larga lista de viejas películas repetidas hasta el cansancio, que obliga a muchos a buscar alternativas en las salas de cine. Este año, sin embargo, la cartelera también está inundada de nuevas historias épicas inspiradas en la Biblia. Noé, del director Darren Aronofsky e Hijo de Dios, producida por Mark Burnett son algunas de las películas con temáticas religiosas estrenadas en Colombia en los últimos días.
La tendencia no obedece únicamente a la efervescencia de la época, sino que se mantendrá a lo largo del año. Durante el segundo semestre una de las cintas del género más esperadas es Exodus, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Christian Bale en el papel de Moisés. El premiado Ang Lee también está preparando una película sobre el profeta, mientras que Will Smith quiere llevar a la pantalla grande la historia de Caín y Abel. Se rumora, además, que en 2015 Brad Pitt interpretará a Poncio Pilatos en un proyecto de Warner Bros, basado en la vida del gobernador romano de Judea que ordenó crucificar a Jesucristo.
Por supuesto, no es la primera vez que la industria cinematográfica se fija en el antiguo y el nuevo testamento. Los realizadores descubrieron su potencial desde los orígenes del celuloide y a partir de entonces –especialmente durante las décadas de los cincuenta y sesenta– no han faltado los dramas inspirados en el libro sagrado (ver recuadro). La diferencia es que ahora, por primera vez en diez años, Hollywood ha decidido apostarle de nuevo a las películas bíblicas. No solo lo demuestra la seguidilla de estrenos, sino el presupuesto asignado a estas iniciativas. Por solo citar un ejemplo, Noé y Exodus costaron en total más de 230 millones de dólares, lo mismo que Fox invirtió para hacer Avatar en 2009.
Todo parece indicar que los estudios encontraron en el mercado cristiano una oportunidad para lanzar éxitos de taquilla y ganar espectadores. Las cifras son bastante atractivas, pues según el grupo Faith Driver Consumer nada más en Estados Unidos 46 millones de personas mueven alrededor de 1.700 millones de dólares anuales motivadas por sus creencias religiosas.
El año pasado La Biblia, una miniserie de History Channel, también contribuyó a cambiar la mentalidad de las grandes productoras. “Al comienzo todo el mundo pensaba que estábamos locos por transmitirla en horario estelar –explicó Burnett, su creador, a The Daily Beast–. Pero sabíamos que la audiencia cristiana había sido subestimada durante mucho tiempo y al final demostramos que valía la pena”. El programa se convirtió en el show por cable más visto en 2013 con un promedio de 11 millones de espectadores por capítulo, la misma cifra que alcanzó Juego de tronos en su segunda temporada.
Alcanzar semejante nivel de audiencia, en todo caso, es un gran reto, pues este tipo de tramas son especialmente sensibles cuando no logran ceñirse por completo a lo que la Biblia dice. Con tal de curarse en salud los realizadores han decidido invitar a pastores y teólogos para que revisen los guiones y den su visto bueno antes de que las películas se estrenen. “No es como hacer un ‘western’o una cinta de ciencia ficción. Hay que ser lo más fiel posible”, añade Burnett. No en vano La última pasión de Cristo de Martin Scorsese levantó tanta polémica en 1988 por atreverse a sugerir otra versión de la historia: que Jesús escapa de la cruz, se casa con María Magdalena y tiene hijos con ella.
Solo desde 2004, cuando Mel Gibson hizo La pasión de Cristo –la película independiente que más dinero ha recaudado–, el género bíblico volvió a tomar fuerza. Aunque todavía es muy prematuro asegurarlo, parece que las producciones sobre superhéroes que han dominado la cartelera durante los últimos años encontraron un nuevo rival. Al fin y al cabo las historias inspiradas en la Biblia tienen los ingredientes –batallas, desafíos, misterios– de un éxito de taquilla y, lo mejor de todo, los estudios no deben gastar millones en los derechos de autor de las hazañas de personajes como Jesús, Moisés y Noé .