HISTORIA

La desaparición de Jimmy Hoffa, el misterio en el que se basa la película 'El irlandés'

La historia del sindicalista, que puso en jaque a varios Gobiernos de Estados Unidos y desapareció misteriosamente en 1975, volvió al primer plano gracias a la nueva cinta de Martin Scorsese. Su caso sigue en el más completo misterio.

7 de diciembre de 2019
Hoffa, interpretado en la película por Al Pacino, dirigió el sindicato de camioneros y fue una figura importante en la política norteamericana de mediados del siglo XX. | Foto: FOTO: GETTY IMAGES

Muchos de quienes conocieron a Jimmy Hoffa lo describían como un hombre que exudaba seguridad. Decían que siempre alcanzaba lo que se proponía, que no le rehuía a la confrontación y que, a pesar de su estatura promedio –1,75 metros– y de su forma poco atlética, intimidaba a hombres mucho más fuertes.

Atrincherado en esa personalidad, estuvo al frente de la International Brotherhood of Teamsters (IBT), o Hermandad Internacional de Camioneros, el sindicato que agrupaba a los transportadores de carga en Estados Unidos. Desde allí puso en jaque a empresarios, a otros gremios y a presidentes. En esa época (entre los años cincuenta y setenta) acumuló tanto poder que algunos lo consideraban una de las figuras más importantes de la política estadounidense.

Por eso, cuando desapareció sin dejar rastro el 30 de julio de 1975, su misterioso paradero se convirtió en noticia mundial. Los noticieros siguieron el caso al detalle; la policía y el FBI mandaron a sus mejores investigadores, y varios ciudadanos organizaron grupos de búsqueda. Hoffa, sin embargo, nunca apareció, y las autoridades lo declararon muerto en 1982.

Ese caso, uno de los misterios sin resolver más famosos en la historia de Estados Unidos, mueve la trama de El irlandés, la nueva película de Martin Scorsese , disponible en Netflix. Su estreno ha causado cierta polémica, pues se basa en la confesión del sindicalista Frank Sheeran, uno de los grandes amigos de Hoffa. Poco antes de morir, Sheeran dijo que él mismo le había disparado por orden de la mafia. Un testimonio del que muchos dudan.

Unos años antes de morir, Frank Sheeran, el Irlandés, dijo haber matado a Jimmy Hoffa. Muchos dudan de su versión, pero es la tesis principal de la película de Martin Scorsese. Robert De Niro lo interpreta en la cinta.

Más allá de ese detalle, la cinta acierta en que Hoffa, nacido en 1913 en Indiana, usaba métodos non sanctos a la hora de manejar el sindicato y tuvo tratos con la mafia. Pero ascendió en el mundo sindical por su tenacidad.

Había empezado a trabajar a los 16 años, cargando camiones en medio de la Gran Depresión. Agobiado por los malos salarios y condiciones laborales, se enfrentó a sus jefes. Pronto el sindicato vio su capacidad de negociación, su fuerza frente a los empresarios, su liderazgo con sus compañeros, y lo fichó. Allí tuvo un ascenso meteórico que lo llevó a convertirse en presidente en 1957.

Con el aumento de los fondos, el síndicato se convirtió en una especie de conglomerado, manejado por Hoffa, que hacía inversiones, préstamos y lavaba el dinero de la mafia.

El discurso de Hoffa conmovía a millones de personas, pues decía que los camioneros hacían funcionar a su país. Pero, al tiempo que pronunciaba palabras bonitas, profundizó las viejas alianzas del sindicato con la mafia y adoptó métodos criminales: mandaba a matar o a atacar a sus enemigos, amenazaba a las personas que no querían negociar con él y sobornaba a las autoridades.

Así logró mejorar las condiciones de muchos transportadores, y amplió un sindicato de 100.000 afiliados a unos 2 millones.

Russell Bufalino (interpretado por Joe Pesci) dirigió por 30 años a su familia, que hacía parte del mundo de la mafia. Tenía tratos con Hoffa, y su primo fue el abogado del sindicalista.

Con el aumento de las afiliaciones crecieron los fondos, y pronto el IBT se convirtió en una especie de conglomerado, manejado por Hoffa, que hacía inversiones, préstamos y lavaba el dinero de la mafia. Sus actividades criminales, no obstante, no pasaban desapercibidas, y el joven abogado Robert Kennedy, quien trabajaba con el comité del Senado que perseguía delitos laborales, lo venía acusando de diversos delitos desde 1957. Pero el jefe sindical siempre salía indemne.

El cerco judicial se intensificó cuando John F. Kennedy llegó a la presidencia y nombró a Robert, su hermano, fiscal general. Obsesionado con atrapar a Hoffa, Bobby creó una unidad especial para investigar al sindicalista. Este, lejos de amedrentarse, aceptó el reto y enfrentó al fiscal en los estrados judiciales y en sus discursos a lo largo del país. Era tanta la animadversión que se dice que cuando Hoffa supo del asesinato de John F., se subió en una silla para celebrar.

Como fiscal general, Robert Kennedy se dedicó a perseguir a Jimmy Hoffa por sus crímenes. En la película se da por sentado que la mafia estuvo involucrada en el asesinato de su hermano, el presidente John F. Kennedy.

Aun así, el trabajo de Robert dio frutos, y el líder sindical fue condenado por sobornar a un jurado y por estafa, y entró a la cárcel en 1967. Decidido a mantener su poder en el sindicato, hizo nombrar en la presidencia a Frank Fitzsimmons, uno de sus aliados más manejables. Pero el tiro le salió por la culata, pues la mafia aprovechó la debilidad y tomó el control sobre el fondo de IBT.

Cuando Hoffa salió libre en 1971, gracias a un indulto de Richard Nixon, las cosas habían cambiado. Tenía prohibido dedicarse a la actividad sindical, por lo menos hasta 1980, y aunque pensaba que era una traba que podía saltarse con sus viejos contactos, a los mafiosos ya no les interesaba que él volviera para quitarles el control. Su terquedad, sin embargo, empezó a generarle varios enemigos.

Al mismo tiempo, un enfrentamiento con Anthony Provenzano, otro líder sindical involucrado con la mafia, había enrarecido el ambiente. El día que desapareció, de hecho, Hoffa le dijo a su esposa que iba para una reunión con Provenzano y Anthony Giacalone, un jefe de la mafia, para hacer las paces.

El día en el que desapareció, Hoffa tenía una cita con Anthony Provenzano, otro sindicalista con conexiones en la mafia, con el que había peleado en la cárcel. En la película lo representa Stephan Graham. Fotos Getty Images. 

Los últimos que lo vieron con vida dicen que el líder sindical estaba impaciente frente al restaurante Machus Red Fox, en los suburbios de Detroit. Cuando su esposa reportó la desaparición, la policía solo encontró su carro abandonado.

Hasta ahora, nadie sabe qué pasó, pero muchos sospechan que en su muerte estuvieron involucrados hombres de Provenzano y de Russell Bufalino, el jefe de una reconocida familia mafiosa de Pensilvania.

Según la confesión póstuma de Frank Sheeran, él mismo lo llevó hasta una casa y le dio dos tiros por la espalda. Sin embargo, muchos dudan de esa versión, pues cuando la policía fue a revisar el lugar, sí encontró rastros de sangre y ADN, pero no coincidían con Hoffa. El misterio sigue vivo.