Cine
La historia real detrás de Cruella de Vil, protagonista del estreno del momento en cine
Todo comenzó con un comentario malvado que hizo una amiga de Dodie Smith, la escritora de la novela infantil 101 dálmatas. Cruella ya está en cartelera en Colombia.
En 1934, la escritora Dodie Smith estaba en el apogeo de su fama como autora de obras de teatro para el West End de Londres. Allí, había triunfado ya con tres piezas, luego de sus intentos fallidos de ser actriz y escritora de otros géneros literarios.
Era, además, la amante de Ambrose Heal, quien actuaba además como su mecenas. Con el buen dinero que estaba ganando, Dodie compró un abrigo de mink que le llegaba a los tobillos, una pieza poco adecuada para una mujer tan bajita como ella.
Así mismo, la bonanza le dio para adquirir un apartamento en la glamurosa Dorset Square, de Londres. El lugar fue decorado por los diseñadores de interiores de moda entre la high life, Syrie Maugham y Oliver Messel, quienes crearon un ambiente enmarcado por muros negros y techo y tapete blancos.
“Ahora todo lo que necesito es un dálmata”, dijo, refiriéndose a los perros con su característico pelaje también en blanco y negro.
Tendencias
La verdad es que no hablaba en serio, pero su millonario amante sí tomó nota y para su cumpleaños número 38 le llegó con un cachorro envuelto en una caja de sombreros.
Dodie lo bautizó Pongo y, en principio, no le puso tanta atención, porque estaba por estrenarse una de sus obras. Después se encariñaría mucho con él, al punto de adoptar más ejemplares de su raza.
Como lo cuenta una reciente crónica de The Times, de Londres, el primer atisbo de lo que llegaría a ser Cruella se dio por algo que dijo un amiga de la escritora, la actriz Joyce Kennedy.
Al conocer a Pongo, lo observó y dijo: “Con esto se haría un fantástico abrigo de piel”. A Dodie le pareció cruel que dijera eso, pero el asunto pronto quedaría olvidado, aunque no para siempre.
En los años siguientes, Dodie incursionó como escritora de guiones en Hollywood y se casó con Alec Macbeth Beesley. Junto con él regreso en 1954 a Inglaterra.
En eso momento, Pongo ya no existía, pero había sido reemplazado no por uno sino por tres dálmatas. Una de ellas, Folly, dio a luz en 1943 a quince perritos, una imagen que sería otra inspiración para su célebre novela, en la que abundan los cachorros.
Pero antes, Smith debería pasar por la decepción de que a sus obras ya no les estaba yendo tan bien en el teatro londinense.
Un día, le compró un libro de cuentos al hijo de una amiga y, al hojearlo, se preguntó si no podría ella escribir para niños también.
Se puso manos a la obra y, el recuerdo de las palabras de Joyce tantos años atrás, la llevó a imaginar a una mujer obsesionada con los abrigos. Había nacido la original Cruella de Vil.
101 dálmatas fue escrita por Dodie en siete semanas, con un adelanto de 100 libras esterlinas por parte de la editorial Heinemann.
El libro fue un bestseller en la navidad de 1956.
La primera mención al personaje en sus páginas sucede cuando la paz del hogar del señor y la señora Dearly se ve perturbada por el estridente pito de un auto de rayas blancas y negras, del cual emerge una mujer alta, ceñida en un vestido de satín verde esmeralda y con collares de varias vueltas de rubíes.
Pero lo más llamativo de su indumentaria es su abrigo de visón blanco, que le llegaba a los tobillos, tal como aquel que Dodie compró en los años 30, y su peinado partido en dos mitades, una blanca y una negra.
Al verla, la señora Dearly le cuenta a su esposo que Cruella había sido su condiscípula en el colegio, donde usaba también una trenza blanca y otra negra. Lo que no imagina es la amenaza en que se convertirá para sus queridos dálmatas.
Cuando los Dearly visitan a Cruella en su residencia, se encuentran con una casa también decorada en blanco y negro y que está casada con un fabricante de abrigos.
“Yo vivo por los abrigos”, les dice, y luego le suelta a su esposo las líneas demoledoras acuñadas por Joyce, años atrás, sobre los dálmatas: “¿No se harían con ellos unos encantadores abrigos? Nunca hemos pensado en hacerlos con piel de perro”.
Como sabe que los Dearly están a la espera de una nueva camada, la malvada Cruella empieza a urdir su terrible plan, para hacer realidad sus deseos.
La imagen genuina del personaje fue diseñada por las ilustradoras del libro, Janet y Anne Grahame-Johnstone.
Se inspiraron en el personaje que aparecía en un dibujo titulado Symphony in Black, de Erte.
Se trataba de una mujer esbelta y sofisticada, con sombrero en forma de abanico, envuelta en un vestido negro. De uno de sus brazos se desenrosca una fastuosa piel, mientras que lleva de una cadena un galgo inglés.
Dodie alcanzó a saborear el buen suceso de su creación, pero la muerte, en 1991, le impidió ver cómo Cruella se volvería un ser de carne y hueso, epítome de las villanas, con una millonaria fanaticada, además de ícono de la comunidad gay.
En 1996, fue Glenn Close la primera en darle vida en una nueva versión de 101 dálmatas, que tuvo una secuela en 2000. Su personificación causó no solo sensación en la pantalla, sino también en la moda.
El argumento busca sacar a la luz el pasado de la mujer, traumatizada por la orfandad desde la infancia, en la cual fue perseguida por una jauría de dálmatas bravos. Es una interpretación totalmente nueva, ya que la única referencia a su niñez que hizo Dodie fue lo dicho por la señora Dearly.
Según le dijeron allegados a Dodie a The Times, Smith habría adorado el gran estilo del vestuario de la nueva Cruella.
Lo que sí no aprobaría sería que los dálmatas han perdido cada vez más protagonismo en las nuevas versiones de su idea.