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“La intuición me ha llevado a lugares maravillosos”: Julián Arango

En un episodio más de El Locutorio Alex Pinilla entrevista al actor y comediante bogotano Julián Arango, quien habló de sus historias con los personajes que ha interpretado, su experiencia como publicista, su vida de comediante y toda una carrera que lo ha llevado a vivir grandes experiencias.

31 de diciembre de 2020
Julián Arango
Julián Arango | Foto: SEMANA

Alex Pinilla: Si pudieras elegir el director de una película en la que serás el protagonista...

Julián Arango: Michel Gondry, lo sigo hace tiempo, me parece un loco desde que hacía videos musicales.

A.P.: ¿Le darías borrar a algún momento de tu vida?

J.A.: No, pero me llegan recuerdos de novelas, alguna que hice por necesidad, Amores Cruzados. Llevaba un año sin trabajar y buscando, pero no salía nada, un amigo me llama y me habla de un papel en una novela colombo-mexicana. Borrar creo que nada, de todo se aprende, esto nos va hacer reflexionar.

A.P.: ¿Has sido galán de una novela, el personaje gay, el mafioso, ¿Cómo lograr esa versatilidad?

J.A.: Yo soy un actor que no piensa tanto, porque no tengo formación de actor; yo soy más de la intuición, que me ha llevado a lugares maravillosos. Viene de la publicidad también, no se puede dar el lujo del detalle.

Escuche la entrevista completa aquí:

A.P.: ¿Te gradúas de publicidad y cuánto duras ahí?

J.A.: Me voy al poli, etc., voy a Leo Burnett, hasta que me dicen que hay esta campaña, mire. La filosofía de Leo Burnett me ayudó para la vida, para trabajar con un objetivo a largo plazo, para que las ideas duren y que no sean “ideitas”. En Leo era construir una marca, como actor pienso mucho en la marca de Julián Arango.

A.P.: La campaña “en el lugar equivocado” de Davivienda nace contigo.

J.A.: Teníamos presentación a las 11 de la mañana, me fui ese día a tomar un trago en un bar en la T y cuando volví a trabajar respondí que estaba en el lugar equivocado, y fue así cómo empezamos a hacer comerciales sobre el lugar equivocado. Más que una genialidad es estar alerta, la gente está en la jugada.

A.P.: Muchos dicen “yo no soy creativo”.

J.A.: El creativo es el que está cogiendo todo lo que pasa, mirando que todo vale y la gente que dice que no son creativos es porque en algún momento le dijeron “usted cállese porque usted no es creativo”. Ahí murió un creativo.

A.P.: ¿En qué se parecen los creativos?

J.A.: Yo creo que en el ego bien manejado, se necesita un ego para lograr las cosas. La gente cree en lo que tiene y sabe que son buenos para algo. En la actuación si yo veo que estás brillando en tu papel, la luz de tu brillo me va a iluminar a mí.

A.P.: “Ni idea”, hiciste un show del que no tenías “ni idea”

J.A.: Ni idea eso es, nunca he hecho planes de mi vida. Me encanta rayar los textos, esa arquitectura de los textos me fascina.

A.P.: ¿Cómo trabajas el antes de un personaje?

J.A.: Eso tiene mucho camello, se improvisa mucho. Trabajar con Robinson Díaz, por ejemplo, que es un hombre muy disciplinado, Robinson no es muy bueno para la improvisación porque le gusta estar seguro, pero se sentía muy seguro conmigo, muy tranquilo. Uno de los papeles que más quiero es el de Guadaña, yo lo adoro.

A.P.: ¿Cómo construye la voz, el acento, el tono del personaje?

J.A.: Este personaje tiene algo y es que el personaje que me habían ofrecido era Anestesia y por cosas de la televisión se lo dieron a Andrés Parra y a mi me dejaron por fuera. Cuando me enteré de que estaban haciendo prueba de vestuario me fui a preguntar qué había pasado y me dijeron que “había entendido que tu no podías”, lo embolató y dije “me tienes que dar algo ahí en esta serie porque yo tengo estar ahí”, me dijeron que no tenían plata y que no me podían pagar pero eso no me importaba. El director me dijo haga lo que se le dé la gana y así hice lo que se me dio la gana. No hay personaje pequeño, no hay idea pequeña, a veces los actores dicen “no es que me quitaron líneas”, pues yo les digo “haga esas líneas pequeñas enormes”.

A.P.: Ahí puede nacer el libro “no hay personaje pequeño”, la ventaja de uno no ser protagonista.

J.A.: El protagónico le da como una cosa al ego, pero no es tan chévere, ser el protagonista de una novela no, yo prefiero que haya disfraz. Los personajes que son muy pegados a mí me cuestan un trabajo. El personaje de El Man es Germán es uno de los que más me he gozado, me reí como nunca.

A.P.: ¿Has hecho un casting en el que hayas salido diciendo que oso?

J.A.: Mil veces. Ahora que estaba haciendo el casting para El Man es Germán hice otro donde me pidieron un casting para la película que hizo Fernando Trueba, para El Olvido que seremos de Faciolince, esto era una cosa super seria y llegué al casting y en ese momento fue estar en el momento y en el lugar equivocado.

A.P.: ¿Alguna vez has muerto en el escenario?

J.A.: Con Antonio Sanín fuimos a hacer un show contratados como rolos a Medellín y arrancamos para hacer el show y solo se reían de la mesa donde nos contrataron. Le dijimos al empresario que no nos pague y no nos pagó.

A.P.: ¿Qué le dices a una persona que hoy le toca comunicarse y que siente miedo al hablar en público? ¿Qué de la actuación le podemos transferir?

J.A.: Que se quiten el compromiso de que ellos son los que se paran en el escenario, invéntese un personaje, es mucho más fácil hablar a través de un personaje que hablar uno mismo y esos personajes se crean basados en un gustos personales.

A.P.: ¿Cómo ganar seguridad?

J.A.: Antes de salir al escenario me gusta tener los audífonos puestos y bailar salsa. Antes de empezar un show solamente llegan tragedias; no funciona el micrófono, no vino nadie, está lloviendo, llega alguien con un comentario que te llena de inseguridad, son cosas que siempre están y como tú estás tan alerta chupas todo, entonces media hora antes no estoy y me gusta estar muy activo corporalmente.