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La cinta recrea la refinada vida licenciosa en París en los años sesenta, animada por las bellezas de Madame Claude (interpretada por Karole Rocher), quien llegó a ganar un millón de dólares al año por su negocio, pero murió en la ruina.
La cinta recrea la refinada vida licenciosa en París en los años sesenta, animada por las bellezas de Madame Claude (interpretada por Karole Rocher), quien llegó a ganar un millón de dólares al año por su negocio, pero murió en la ruina. | Foto: netflix

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La madame favorita del jet-set: su vida de película en Netflix

La plataforma estrenó Madame Claude, cinta sobre la despiadada y legendaria proxeneta por cuyo elegante burdel en París, el más célebre del mundo, se pasearon monarcas como el sah de Irán, presidentes como Kennedy, multimillonarios como Onassis y estrellas de Hollywood como Marlon Brando.

24 de abril de 2021

Fernande Grudet, como en realidad se llamaba, estaba convencida de que el sexo era una mina de oro. A lo largo de dos décadas, entre 1955 y 1976, reclutó a cerca de 500 prostitutas que ofreció a los hombres más ricos, conocidos y poderosos, entre ellos Marlon Brando, Pablo Picasso y el dictador libio Muamar el Gadafi.

El negocio llegó a ser tan próspero, que recogía cada año el equivalente a cerca de un millón de dólares de hoy.

“Entendí de joven que los hombres nos tratan como putas. Decidí entonces volverme la reina de las putas; convertir nuestros cuerpos en un arma y una armadura. No ser víctimas nunca más”.

Así comienza su relato en Madame Claude, la nueva película sobre su vida, dirigida por Sylvie Verheyde, que explora el lado más oscuro de la calculadora proxeneta, quien tenía una especial fijación por modelos y actrices cuyas carreras habían fracasado.

Además de ser bellas, debían ser de gran estatura, pues Grudet consideraba que, así como los hombres ricos prefieren amplias mansiones y yates, también se decantan por mujeres altas.

Luego, dotaba sus armarios con vestidos lujosos, equipajes Louis Vuitton y relojes Cartier, los cuales no les descontaba de sus ganancias. La tarifa mínima era de 10.000 francos por noche, cerca de 10.900 dólares al cambio actual, de los cuales ella cobraba el 30 por ciento.

La verdadera Madame Claude. Entre 1955 y 1976, reclutó a cerca de 500 prostitutas. | Foto: getty images

Antes de que sus “cisnes” empezaran a prestar servicios para sus distinguidos “amigos” (no permitía que los llamaran clientes), Madame Claude las obligaba a pasar por el quirófano para corregir sus imperfecciones y eso sí se los cobraba.

Las cirugías plásticas eran el sello de la casa, pues ella creía que con narices y sonrisas retocadas, las ‘Claudettes’, como se les decía, darían la impresión de ser de origen noble.

No obstante, según ella misma lo contó, muchas no necesitaban aparentar su alcurnia. “No puedes imaginar la cantidad de mujeres de buena cuna que solían venir a mí porque estaban aburridas con sus maridos o solo porque tenían una gran curiosidad por lo prohibido”, relató en una entrevista.

Como se ve al comienzo de la cinta, Grudet no podía confirmar por su cuenta que sus trabajadoras fueran buenas en la cama. Para eso contaba con un grupo de “ayudantes” dispuestos a pagar para dar fe del desempeño sexual de las aspirantes.

Una de las rechazadas se fue tan molesta, que regresó y le disparó.

“Triunfé en borrar todo lo que era feo en la profesión. Mis cisnes eran acompañantes a quienes invitabas a cenar en los mejores restaurantes, que te escuchaban y a quienes les regalabas carros, porque en esa época los caballeros eran mucho más generosos”, declaró otra vez sin el menor asomo de vergüenza.

Antes de maquillar el pasado de sus prostitutas, lo hizo con el de ella misma. “Construyó su propia mitología. Era una gran mentirosa y una farsante”, sostiene la directora del filme.

En efecto, sus orígenes en Angers, en la región del Loira, eran modestos y en la niñez fue violada por un pariente. Pero después de pasar por burdeles de mala muerte, trazó su destino.

“Siempre quise ser importante. Primero, cambié mi nombre y elegí uno acorde con mi ambición”, narra en la producción francesa, en la cual es interpretada por Karole Rocher, una actriz conocida por sus roles de mala.

Inventó que era la hija de un prominente exalcalde de Angers y que había pertenecido a la Resistencia durante la Se

El presidente John F. Kennedy le pidió una mujer que se pareciera a su esposa Jackie, “pero que fuera sexi”. Frank Sinatra y Marlon Brando también se contaron entre los personajes que pagaban unos 11.000 dólares de hoy por sus mujeres.
El presidente John F. Kennedy le pidió una mujer que se pareciera a su esposa Jackie, “pero que fuera sexi”. Frank Sinatra y Marlon Brando también se contaron entre los personajes que pagaban unos 11.000 dólares de hoy por sus mujeres. | Foto: istock / getty images

gunda Guerra Mundial.

“Mientras más grande la mentira, más la creen”, afirmaba.

Françoise Fabian, la actriz que la interpretó en 1977 en la película llamada también Madame Claude, tuvo la oportunidad de tratarla en varias ocasiones y recordó que no encontró nada bueno en ella.

Era fría y esclavista, según le dijo a Vanity Fair, y veía a los hombres como billeteras y a las mujeres como agujeros.

A pesar de la ilegalidad de su negocio, el estatus de sus clientes la mantuvo a salvo por mucho tiempo.

En alguna época, la mitad de los ministros del Gobierno acudían con regularidad a su burdel, ubicado en el elegante barrio de los Campos Elíseos.

El filme, precisamente, se enfoca en cómo se alió con policías y políticos corruptos, que se hacían los de la vista gorda ante sus ilícitos, a cambio de que les entregara fotos e información sobre los pecadillos de aquellos importantes actores de la vida francesa de los años sesenta y setenta, susceptibles luego de ser extorsionados.

El aristócrata británico lord Mountbatten, tío favorito de Carlos de Gales, y el banquero Élie de Rothschild hicieron una orgía con ‘Claudettes’ mientras sobrevolaban la Ciudad Luz en avión.

El sah de Irán, Mohammad Reza Pahlaví, recibía semanalmente un harén que la francesa le enviaba hasta Teherán, de donde las prostitutas volvían cubiertas de joyas.

La actriz Jane Fonda reveló que uno de sus famosos tríos sexuales con el director Roger Vadim fue con una prostituta que les envió Madame, quien, a propósito de Hollywood, una vez trató de reclutar a Joan Collins, estrella de la serie Dinastía.

Entre los fanáticos de sus ‘Claudettes’ también se contaron los magnates Aristóteles Onassis y Gianni Agnelli, y los pintores Marc Chagall y Salvador Dalí, entre otros.

El reinado de Grudet se acabó durante el Gobierno del presidente Valéry Giscard d’Estaing, cuando fue perseguida y finalmente condenada por fraude tributario.

Huyó a Estados Unidos, donde continuó con su oficio y les consiguió mujeres a Frank Sinatra y a su gran compinche Sammy Davis Jr.

En 1986 regresó a su país para cumplir una pena de cuatro meses de cárcel, y al salir intentó reconstruir su imperio, pero su edad de oro ya había pasado.

En 1991 fue sentenciada por proxenetismo agravado y volvió a estar seis meses tras las rejas.

Vivió sus últimos años en un ancianato y en la ruina.

Murió sola en un hospital de Niza en 2015, a los 92 años.

A su funeral solo asistieron seis personas.

Hoy, decir que alguien fue cisne de Madame Claude no es un insulto, sino un honor, pues en tiempos del #MeToo y a pesar del modo en que explotó a otras mujeres, ella sigue gozando de simpatía en Francia como un modelo de la emancipación femenina.