Juan Carlos I abdicó y Felipe VI y su familia le dieron por varios años un nuevo aire en la realeza española. Pero las grietas no dejan ver. Sofía no es cercana a la reina Letizia ni a sus hijas, sus yernos la han hecho quedar mal y nunca decidió divorciarse de su esposo. El matrimonio estaba quebrado.

GENTE

La monarquía española, ¿con los días contados?

El periodista más cercano a Juan Carlos de Borbón aprovecha el cumpleaños de la reina emérita para publicar ‘Los 80 años de Sofía: esposa, madre y abuela’. El libro plantea que la infanta Leonor no llegará al trono y Felipe VI marcará el fin de la realeza.

3 de noviembre de 2018

Los 80 años deberían venir cargados de júbilo. Pero la reina emérita Sofía de Grecia, el personaje de la realeza más querido por el público español –por sus buenas maneras, abnegadas y empáticas, y su capacidad de sobrellevar con altura humillaciones familiares– tratará de evitar los dolores de cabeza que le genera tanta atención. Doña Sofía cumplió el viernes y varios periodistas con acceso a historias de la casa real aprovecharon la coyuntura para publicar libros al respecto.

Carmen Enríquez presentó Sofía: nuestra reina, un perfil más bien esperanzador sobre la mujer que de 1975 a 2014 ostentó el título de reina de España. Enríquez repasa sus alegrías y dramas, sus compañías cercanas, y rasgos personales como su dulzura e impuntualidad. También enfatiza en su buen estado de salud y su ánimo de reparar la relación con Juan Carlos y su familia. Del otro lado, Los 80 años de Sofía: esposa, madre y abuela, de Jaime Peñafiel, el periodista más cercano a su marido, Juan Carlos de Borbón, presenta los hechos pasados y futuros bajo un enfoque apocalíptico para la reina emérita y para la monarquía de la madre patria. Para Peñafiel, Sofía ha fracasado en casi todos los aspectos de su vida: como esposa, como madre y como abuela. Suma, además, que el reinado de Felipe VI será el último de la realeza española.

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Peñafiel ha dedicado la mayoría de sus 86 años al periodismo. En su juventud cubrió el conflicto de Vietnam, pero descubrió su vocación de seguir al jet set español y, claro, a la casa real, sus figuras, escándalos y bodas, de las cuales cubrió al menos 45. Dirigió la revista Hola por 22 años y, desde su salida en 1984, ha publicado al menos diez libros sobre los vericuetos del Palacio de la Zarzuela. No le preocupa la reacción de la familia real cada vez que agita los cimientos de la monarquía: “Ellos saben que valgo más por lo que callo que por lo que cuento. Y lo que callo lo callaré siempre”, responde.

Se declara juancarlista consumado, lo cual para muchos medios implica que no quiere tanto a Sofía. Desde esa postura le saca los trapos al sol. Le cobra haber apoyado la ‘plebeyización’ de la monarquía al permitir la boda de su hijo con Letizia Ortiz. También, haber defendido siempre a su yerno Iñaki Urdangarin, a quien consideraba “un chico con un gran fondo moral”, pero terminó implicado en escándalos de corrupción que afectaron fuertemente la relación de la infanta Cristina, su hija, con el resto de la familia y con la opinión pública. De hecho, Peñafiel también le endilga a Sofía no saber tomar distancia de su hija en el escándalo al anteponer su rol de madre al de reina emérita.

Por todos esos motivos y más, para Peñafiel no hay nada que celebrar ni relación sentimental por reparar. Expone que Sofía no tuvo la personalidad suficiente para terminar un matrimonio que lleva roto más de 40 años. “No fue un matrimonio por amor, y el drama es que doña Sofía sigue enamorada de don Juan Carlos, que tiene mucho encanto. Ella sigue ahí, como esas mujeres que siguen enganchadas a los hombres que las hacen sufrir. Le ha perdonado las infidelidades, y el divorcio ha podido ser una buena situación, pero no lo hizo en su momento”, dictamina. También añade contexto sobre ese matrimonio arreglado. Afirma que Juan Carlos tuvo en la princesa María Gabriela de Saboya su gran amor y doña Sofía también vio en Harald, hoy rey de Noruega, su príncipe azul. Dice que sin duda hubieran sido más felices si se hubieran casado con ellos, pero no pasó. Doña Federica, madre de Sofía, arregló ese noviazgo. Y mientras esta se enamoró de Juan Carlos, a él no le pasó igual.

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Peñafiel le echa algunas flores a la reina emérita: “Doña Sofía es una mujer muy digna, una magnífica reina, una profesional en palabra de su marido. Hija de reyes, nieta de reyes, ha ejercido profesión y oficio con dignidad”, pero pronto regresa al látigo. Anota con algo de pesar que doña Sofía quiere que su hijo la incluya en el núcleo de la familia real. Ese tema parece normal, pero es delicado, y lo prueban episodios como el de la iglesia de Mallorca, cuando Letizia prácticamente le impidió a Sofía tomarse una foto con sus nietas. Peñafiel anota que las niñas lucen incómodas con ella y eso le ratifica que también falló como abuela.

Precisamente, con respecto a las nietas, Peñafiel se refiere al futuro negro de la monarquía, pues la figura que hoy ostenta la corona no le genera confianza. Exalta que Felipe VI es una buena persona, pero enfatiza en que no tiene el carácter de su padre. “Juan Carlos ha sido un magnífico rey. Ha sufrido muchísimo durante el franquismo y entendía el dolor y la humillación del ser humano. Felipe, en cambio, nació hijo de rey, tiene un carácter más introvertido. En su matrimonio se ha equivocado y eso le ha amargado un poco la vida”, sentencia.

Además, Peñafiel es muy pesimista con respecto al futuro. Para él la situación política en España no es buena y sus gobiernos de izquierda terminarán por abolir la monarquía. A esto suma que Felipe y Letizia no tienen claros sus roles dentro del matrimonio. “Es complicado. Ella es independiente, de mucho carácter, e incluso el día de su compromiso en 2003 dejó en claro su talante cuando le musitó a Felipe ‘Déjame terminar’. Se olvida que ella es la consorte, no la titular, a diferencia de Sofía”. A diferencia del matrimonio de sus padres, Felipe sí se casó por amor, pero eso no implica que haya sido fácil. Peñafiel escribe en piedra que nunca habrá divorcio.

Jaime Peñafiel, periodista cercano a Juan Carlos se distancia de los colegas ‘cortesanos‘ y ofrece una visión fuerte y negativa. Considera que, en veinte años, la pequeña Leonor no llegará a reina pues Felipe VI carece del toque negociador de su padre. 

Todo ello plantea la pregunta de si habrá monarquía en el futuro. Peñafiel arremete contra los periodistas “cortesanos” que dicen que Leonor será una magnífica reina. “Lo primero a preguntar es si lo será o no. Como van las cosas, no. Don Felipe puede ser rey todavía unos 20 años, es joven; ¿ustedes creen que dentro de 20 años, como evoluciona todo, existirá España como monarquía?”. El periodista luego pide dejar a la niña de 13 años en paz, y permitirle a Felipe VI reinar. Aun así, Peñafiel considera que a este le ha tocado lo peor. “Él no pensaba nunca que seguir a su padre iba a ser tan doloroso y no tiene la fantástica capacidad de su padre, ni su olfato político fenomenal para llevarse con la izquierda.”

Curiosamente, el jueves en la mañana, en un acto para celebrar los 40 años de la Constitución del país ibérico, la infanta Leonor hizo su primera intervención pública. Leyó, al lado de su padre y frente a la mirada orgullosa de su madre, Letizia, y de millones en el mundo, el primer artículo de la Constitución. Cerró con el punto tres, “la forma política del Estado español es la monarquía parlamentaria”. Su abuela no estaba allí.