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MAO AL DESNUDO

Una biografía del médico personal de Mao Tse Tung asegura que el líder chino era un desenfrenado sexual a quien poco le importaba la teoría marxista. El libro se llama "La vida privada del presidente Mao" y es un éxito en Estados Unidos.

7 de noviembre de 1994

A diferencia de miles de sus colegas chinos, el doctor Li Zhisui no quería ser médico del gran maestro y camarada Mao Tse Tung, pues las experiencias de sus tatarabuelos que fueron médicos de la corte imperial, lo prevenían de la difícil e ingrata tarea que resulta mantener vivo a un dios por mucho tiempo.

Uno de ellos que fue médico del emperador Tongzhi en el siglo XIX perdió su noble investidura y su reputación después de diagnosticar que el joven emperador tenía sífilis.

El doctor Li, que no pudo declinar tan comprometedora invitación, sufriría el mismo ostracismo de sus ancestros pero al estilo del siglo XIX, después de que el reloj de su muñeca marcó las 12:10 del día 9 de septiembre de 1976, cuando el hombre más poderoso de este siglo, si es que el poder se mide en el impacto en la vida de la gente, murió de un infarto.

La viuda de Mao, Jian Qing, entró a la sala donde los mejores 16 médicos de la China al mando del doctor Li atendían al venerable paciente y les dijo: "¿Y ustedes qué estaban haciendo? Ustedes tendrán que responder por esto".

Mao no debería morir. Durante casi dos décadas el eslogan de que debía vivir 10.000 años se había repetido tanto que la gente había terminado por creerlo.

Zhisui sobrevivió a la impopularidad y viajó a Estados Unidos donde acaba de publicar sus memorias de 26 años junto a un hombre que solo creía en las terapias de la natación y el sexo con quien se le ocurriera, que no se lavaba los dientes y que en sus últimos años resolvió que el baño diario era un estorbo.

Desde que Mao lo escogió como médico oficial de cabecera y con el tiempo lo convirtió en su confidente y en el amigo con quien pasaba sus largas depresiones y noches de insomnio, el doctor Li comenzó a escribir ‘La vida privada del presidente Mao‘, y a anotar las frases textuales del metafórico y colorido lenguaje del caudillo comunista, que hoy los chinos invocan como un símbolo de pureza.

El doctor Li acompañó a Mao en sus macondianos viajes en un tren lujoso presidencial que a su paso por miles de hectáreas de arroceras trasplantadas a la carrera por órdenes del partido para mostrar una postiza fertilidad al gran jefe, dejaba desbarajustados los itinerarios de los ferrocarriles chinos durante una semana.

TERAPIA VIRGINAL

Mao Tse Tung quería responder al deseo de inmortalidad de su pueblo. Por eso cuando sintió que sus ímpetus sexuales languidecían se entregó a la doctrina del Emperador Amarillo, de quien se dice descienden todos los chinos. La leyenda sostiene que el emperador consiguió la inmortalidad después de haber hecho el amor con 1.000 jóvenes vírgenes.

Cuenta el doctor Li que Mao empezó una terapia similar combinada con enseñanzas taoístas que practicaba con las hermosas bailarinas de la Tropa del Trabajo Cultural de los Cuerpos de Garrison Central.

Al respecto escribió el médico: "Menos de una semana después de haber empezado a trabajar para Mao quedé sorprendido cuando me enteré que el presidente estaba organizando un baile. Los salones de baile habían sido prohibidos como decadentes y burgueses después de la revolución. Pero tras los muros de Zhongnanhai, Mao organizaba fiestas bailables una vez a la semana. Se esperaba que yo asistiera. Entré al inmenso salón Loto de Primavera con Mao.

Inmediatamente estaba rodeado de jóvenes atractivas que le coqueteaban para que las sacara a bailar. Una orquesta tocaba ‘foxtrot‘, valses y tangos y Mao bailaba con cada una de las muchachas. Su estilo de baile era despacioso como caminando. Como yo era joven, las muchachas me invitaban a bailar. Pasaron varios años hasta que entendí cuál era el propósito de estas fiestas... En 1961 una de las camas de Mao fue llevada a un cuarto contiguo al salón de baile donde Mao se retiraba a ‘descansar‘ durante las tardes de baile. Varias veces lo vi llevando a una de las jóvenes de su mano hasta el cuarto donde se metía con ella y cerraba la puerta".

A medida que se sentía viejo, Mao buscaba cualquier terapia de rejuvenecimiento. Una de ellas, cuenta el doctor Li, eran las aguas de yin o secreciones vaginales que usaba para complementar su declinante yang o esencia masculina, la fuente del poder, la fuerza y longevidad.

"Se sentía feliz y satisfecho cuando tenía varias muchachas compartiendo su cama simultáneamente. Casi siempre les decía a las jovencitas que leyeran el manual taoísta ‘La vía secreta y simple de las muchachas‘ antes de llegar a su cama. Como el texto era de difícil lectura, ellas me pedían explicaciones con frecuencia".

Pero la actividad sexual no se limitaba a las mujeres, dice el doctor Li. Los apuestos guardaespaldas del presidente tenían que darle masajes en su cuerpo incluyendo sus partes íntimas.

"En 1964 vi a Mao desnudo que agarró a un joven guardaespaldas y lo comenzó a acariciar. Al principio tomé esa actitud como una evidencia de homosexualismo, pero más tarde concluí que no era más que un insaciable apetito por cualquier forma de sexo".

A Mao le preocupaba mucho la impotencia. Su determinación era estar vivo y sexualmente activo hasta los 80. Pero los primeros signos de impotencia habían aparecido desde una temprana edad. Los antecesores del doctor Li le habían suministrado toda clase de afrodisiacos, incluyendo inyecciones de un extracto de cuernos de venado.

El médico le recomendó que no siguiera con ese tratamiento y se sometiera a los convencionales, pero la obstinación y la ignorancia de la medicina moderna se lo impedían.

"En todos los años que trabajé para Mao, nunca fui capaz de educarlo en la medicina moderna. A él le faltaban los más rudimentarios conocimientos del sistema reproductor del ser humano. Cuando le dije que las pruebas de laboratorio habían revelado que él era infértil, respondió: ‘¿Eso significa que me volví eunuco?‘. Pero a Mao no le preocupaba la infertilidad pues ya había sido padre de por lo menos seis niños con cuatro esposas.

La higiene personal no estaba entre las prioridades del presidente. Después de mudarse a la ciudad prohibida, suspendió el baño diario y ordenó a sus guardias que lo limpiaran todas las noches con toallas húmedas, lo cual ellos hacían mientras el barrigón mandatario leía libros y documentos.

"Como muchos campesinos del sur de China, Mao no se cepillaba los dientes. Usaba té para hacerse enjuagues bucales cuando se levantaba. Se comía las hojas después de tragarse el agua. Se negaba a cualquier pedido de visitar a un dentista... Los dientes los tenía cubiertos con una espesa capa verde. Cuando le palpé las encías, salió pus. Una infección de este tipo comúnmente causa un gran dolor. Mao odiaba tanto a los médicos y las enfermedades que muchas veces sufría el dolor en silencio. Con el paso de los años, sus dientes se volvieron negros y empezaron a caerse".

La vida silenciosa de Mao, hirió profundamente a su esposa Jian Qing. Cada vez que Mao hacía un esfuerzo por aparentar su fidelidad, terminaba por ser más descuidado.

"Varias veces ella lo encontró con otras mujeres incluyendo sus propias enfermeras. La conducta de Mao la hirió profundamente. Una vez la encontré llorando en una banca afuera de la residencia de Mao. Sollozante dijo que nadie, ni siquiera Stalin, podía ganar una batalla política con su esposo, y así mismo ninguna mujer podía ganar jamás una batalla por su amor. Su gran temor era que Mao la dejara. Mao no podía entenderlo. ‘Yo le he dicho que no es verdad, pero ella sigue preocupada‘, dijo Mao. ‘¿No le parece extraño?‘.

Desde la perspectiva del médico, Mao era un hombre "desprovisto de sentimientos, incapaz de dar amor, amistad o calor".

Una vez en Shangai, recuerda Zhisui, un niño acróbata sufrió un grave accidente durante un espectáculo que presenciaba junto a Mao. El público estaba consternado y nadie podía consolar a la madre del niño.

"Pero Mao continuaba su charla, sonriendo como si nada hubiera ocurrido. Quizá él había visto tanta gente muerta que se había vuelto insensible al sufrimiento humano. Su primera esposa, Yang Kahiui había sido ejecutada, lo mismo que sus dos hermanos. Su hijo mayor había muerto durante las Largas Marchas de los años 30. El hecho de que él había sobrevivido mientras tantos otros habían muerto, parecía confirmar su creencia de que él estaba destinado a vivir una larga vida".

EL PODER DE LA NATACION

Si Mao no creía en la medicina moderna, su fe estaba puesta en el poder de la natación. La práctica de confiscación de viejas villas y la construcción de nuevas para el uso exclusivo de la elite del partido había comenzado poco después de la liberación, explica Zhisui. En las Montañas Fragantes fueron construidas cinco para los jefes máximos. La de Mao fue hecha con un refinado sistema de seguridad y por supuesto con una piscina. Pero el diseño de la piscina, que fue hecho por arquitectos que no tenían idea de natación, enfureció a Mao. Los arquitectos la habían hecho del tamaño de dos tinas y de medio metro de profundidad.

La furia no duró mucho porque el general Peng Dehuai, ministro de Defensa, llevó ante el Politburó su queja de que se estuvieran gastando dineros del Estado para dar gusto a los placeres de Mao. Después del debate Mao reembolsó con dinero suyo el valor de la piscina y nunca más volvió a esa villa.

En lugar de piscinas, Mao se especializó en intempestivas jornadas de natación que además de endurecer sus músculos fortalecían su poder político.

Dice Zhisui que antes de establecer los detalles de la peligrosidad y salubridad de las aguas de los ríos donde anunciaba que nadaría, Mao ya estaba en vestido de baño y dispuesto a zambullirse. Las jornadas eran tan de imprevisto que a los guardaespaldas les tocaba tirarse en calzoncillos y seguirlo a lo largo de varios kilómetros del caudal de ríos que como el Pearl eran caños apestosos.

Fue justamente en ese río donde al doctor Li, que no era muy buen nadador, le tocó acompañar a Mao chapoteando torpemente en medio de "globos de desechos humanos".

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