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La díficil pelea de los hijos de Lady Di con Camilla Parker
Los celos por la popularidad y la renuencia los príncipes William y Harry a que su madrastra sea coronada como reina de Inglaterra, tejen la peor intriga de la casa real en los últimos tiempos.
Los cronistas más veteranos y mejor informados sobre la realeza en Inglaterra sugieren que el anuncio del casamiento del popular príncipe Harry con la actriz estadounidense Meghan Markle agudizará la tensión entre el bando que forman este último y su hermano mayor William, por un lado, y Carlos, príncipe de Gales, y su esposa Camilla, duquesa de Cornualles, por el otro.
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Carlos batió el récord como el heredero que más años ha tenido que esperar para reinar desde que fue nombrado como tal en 1958, y la cercanía a los 70 años ahonda su frustración al respecto. Ahora, el desembarco de una joven bella, glamurosa y con el halo de cenicienta de Meghan, preocupa a su corte, pues traería otra crisis de popularidad para él, asegura Richard Kay, un muy leído columnista de sociedad y corresponsal de la casa real por largos años.
La duquesa de Cambridge estaría detrás del plan para que William sea coronado rey en vez de Carlos, según el bando de Camilla.
”Los resultados en las encuestas de opinión sobre los miembros de la realeza se basan en qué tanta exposición tengan y Harry y Meghan serán el centro de atención en los próximos meses. Hoy, tal vez, si les preguntaran a los británicos quién debería ser el próximo rey, seguro ganaría Harry”, explicó Kay.
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Algo similar sucedió en 2010 con el compromiso de William, duque de Cambridge, y su esposa Kate, con cuya poderosa imagen de estrellas Carlos no ha tenido problema en competir, influenciado por Camilla, para quien eso la libera de la atención del público y la prensa, a la que no se acostumbra. Pero, para el columnista, “con otra pareja show en foco, el príncipe tendrá que conformarse con las migajas”.
Que los príncipes desfilaran con su madrastra en los festejos del cumpleaños de la reina en 2009 fue una muestra de la buena relación que tuvieron hasta que ellos se empeñaron en reivindicar la memoria de su madre.
Es un asunto sensible para Carlos, quien a sabiendas de que su reinado será corto, quiere ser recordado como el heredero del trono más significativo en la historia de la casa real y una baja popularidad no lo ayuda, al igual que verse distanciado de William y Harry.
Richard Kay relata que las relaciones entre el hijo de Isabel II y los príncipes ha tenido sus altas y bajas desde que Diana de Gales, la madre de ellos, murió en 1997. Como en el nefasto matrimonio de esta última con Carlos, la duquesa, conocida antes como Camilla Parker Bowles, ha sido la manzana de la discordia.
La reina Isabel II en su jubileo de diamante en medio de los dos bandos que hoy dividen a su familia. A la izquierda, Camilla y Carlos, quienes se sienten perdidos ante la arrolladora imagen favorable de William, su esposa Kate y Harry (derecha).
Poco a poco, ella se ganó a sus hijastros y cuando Carlos se casó con ella, en 2005, la elogiaron y admitieron en público lo feliz que hacía a su padre. Este año las cosas se enfriaron desde que William y Harry lanzaron una campaña para reivindicar la memoria de Diana en los 20 años de su muerte. En los documentales que encargaron para ello, y en los cuales hablaron, “eliminaron a Carlos, solo importaban Diana, su trabajo y su influencia sobre ellos”, comentó Kay. Mucho menos se refirieron a Camilla. “Se esperaba que dijeran algo sobre la madrastra a quien una vez le dieron la bienvenida”, manifestó el periodista. Para colmo, el fervor renovado por Diana motivó el aplazamiento de la transmisión de un programa sobre Camilla, por sus 70 años.
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Por otra parte, salieron a la luz una serie de grabaciones de audio y video en las que Diana hablaba de lo infeliz que fue con Carlos por su infidelidad con Camilla, un fantasma que atormenta a la pareja y ha determinado su escasa popularidad entre los británicos. Entonces, Carlos y su mujer contraatacaron con una biografía autorizada de ella que la dejaba como una víctima y a Diana como mala, mentirosa, deshonesta, hipócrita, muy trastornada mentalmente y que se exhibía con sus amantes delante de sus hijos.
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A Carlos le preocupa que sus hijos no lo apoyen en su deseo de que Camilla sea coronada como reina de Inglaterra.
Ello, por supuesto, no les agradó a William y Harry. “Ya no son cercanos a Camilla, la relación ha cambiado. Ya no la ven con buenos ojos”, le reveló a Kay un amigo de Diana que los visitó en el Palacio de Kensington por esos días.
Carlos y Diana de Gales con William y Harry en el Palacio de Kensington en 1986. El recuerdo de que su madre fue una noble humillada por la infidelidad de su padre con Camilla vuelve a atormentar a los príncipes.
Un recrudecimiento de la crisis se ve venir por el espinoso tema del título que llevará Camilla cuando la reina Isabel, de 91 años, muera y Carlos suba al trono. En 2005, se anunció oficialmente que sería princesa consorte, pero ahora él pretende que sea reina de Inglaterra, para lo cual, asegura también Kay, requiere del apoyo de sus hijos y está por verse si ellos accederán tras las afirmaciones sobre Diana en su biografía. Los podría ablandar el hecho de que es su padre quien provee los millones para que lleven una vida digna de príncipes. Harry, en particular, según Kay, debería tener en cuenta que de no ser por la lucha de Carlos por desterrar el estigma de las divorciadas de la casa real, ahora no estaría comprometido con Meghan, quien estuvo casada.
El Daily Star, así mismo, asegura que la trifulca familiar reside en que William, secundado por Kate, quiere hacer realidad la conjetura recurrente de que sería él y no su padre el que sucedería a Isabel II. Ello tiene furiosa a Camilla, quien al parecer no ambiciona el título de reina, pero tampoco está dispuesta a renunciar a compartir cama y techo con un rey.
La decadencia de Carlos
El otrora apuesto príncipe cumple 70 años en 2018 pero en su corte no se permite la mínima insinuación al respecto porque él detesta la idea de que envejece, según Mail Online. Mucho menos ahora que ha perdido el estado físico que fue su orgullo, sufre de dolor de espalda crónico y le está saliendo barriga. “Los vasos capilares rotos en su nariz y mejillas dan la injusta impresión de alguien que empina el codo”, comentó el cronista Richard Kay.
*Este artículo fue publicado originalmente por la revista Jet-Set. Lo r