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La policía alemana investiga a fundador de Pink Floyd por aparente disfraz nazi en un concierto
Roger Waters levantó ampolla por lucir en Berlín un atuendo que recordaba a los uniformes de los miembros de las SS de los tiempos de Hitler.
No es raro que Waters sea controversial y esta vez el escenario del escándalo es Berlín, donde el artista dio dos de sus multitudinarios conciertos en el Mercedes Benz Arena.
La razón del escándalo es la vestimenta que Waters eligió para la presentación, que resultó perturbadora para muchos asistentes al recital, como para la audiencia en el resto del mundo.
Sin embargo, las mayores sensibilidades se han tocado en la propia Alemania, donde está prohibida cualquier manifestación que recuerde al terrible régimen nazi de Adolph Hitler.
Y hay sospechas de que eso fue exactamente lo que él hizo aquella noche con su atuendo.
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Se trataba de un abrigo negro con un brazalete rojo, conjunto adornado con un collar que representaba a dos martillos entrecruzados en vez de esvásticas, la cruz emblema del nazismo.
Como lo han registrado los medios europeos, este vestuario recordaba a Pink, personaje de The Wall, la célebre cinta basada en el álbum del mismo nombre del grupo Pink Floyd, del cual Waters es quizá su integrante más popular.
En el filme, Pink se vuelve loco e imagina que es un dictador en un mitín neonazi. La alucinación, precisamente, incluye imágenes de martillos, como los que llevaba el artista en su ya polémica presentación.
Otro aspecto que ha causado cuestionamientos es la presencia en el set de una pantalla que mostraba el nombre de Anna Frank, la conocida niña judía holandesa que murió víctima de los desmanes de los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, la policía dijo que investiga los hechos, más exactamente si esto fue una incitación al público que asistía al concierto.
Ya en la apertura del show, Waters abrió diciendo: “Como asunto de interés público: una corte de Frankfurt ha determinado que yo no soy un antisemita. Solo para ser claro, condeno el antisemitismo totalmente”.
Ello se debió a que días antes había ganado un caso legal en aquella ciudad también de Alemania. El lío se armó porque eligió presentarse en un escenario que solía ser usado por los nazis para la deportación de los judíos. A causa de ello, el consejo de Frankfurt lo acusó como “uno de los antisemitas más grandes del mundo”.
En últimas, la corte, en su fallo, abogó por la libertad artística y dijo que no vio ningún tipo de ensalzamiento de los execrables delitos de esa época.
Al día siguiente del concierto en Berlín estalló la actual polémica, no solo en Alemania, sino también en el Reino Unido, patria de Waters, donde la líder de la Cámara de los Comunes, Penny Mordaunt, dijo que promoverá que estos hechos sean investigados.
De otra parte, Katharina von Schnurbein, de la comisión que combate el antisemistismo en la Comisión Europea, declaró que estaba asqueada con “la obsesión de minimizar y trivializar” lo que sufrieron los judíos en el periodo nazi de una manera sarcástica. Y recordó que “la trivialización del holocausto es un delito en toda Europa”.
No es la primera vez que Waters protagoniza casos de esta índole. Pero siempre ha respondido en su defensa que sus comentarios siempre son en defensa de los derechos humanos de todo el mundo.