Realeza
La reina Isabel vive frustrada con Carlos y es más cercana a Andrés
Así lo revelaron varios biógrafos de la casa real en un nuevo documental sobre la monarca.
Hoy más que nunca la verdadera naturaleza de las relaciones entre los miembros de la dinastía Windsor está en tela de juicio.
El “huracán Meghan” sigue blandiendo sus coletazos, luego de las delicadas afirmaciones que ella y su esposo, el príncipe Harry, le hicieron a Oprah Winfrey.
Racismo, incomprensión, falta de comunicación, favoritismos, frialdad… Todo eso quedó al descubierto en ese testimonio sin precedentes en la historia de la familia real.
Para satisfacer un poco más la curiosidad de los millones que se preguntan qué pasa en realidad detrás de los gruesos muros de los palacios reales, Channel 4 transmitió esta semana en el Reino Unido el documental Queen Elizabeth: Love, Honour and Crown.
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Una revelación que llamó la atención fue que la monarca vive “constantemente frustrada con el príncipe Carlos (heredero al trono), quien nunca estará a la altura del sentido del deber de ella”.
Así lo aseguró Clive Irving, quien acaba de publicar una biografía de Isabel II, titulada The Last Queen.
El escritor agregó que Isabel nunca ha podido entender a su hijo mayor y vive confundida con él todo el tiempo.
La reina, en cambio, tiene una relación más cercana con Andrés, su segundo hijo varón. “Hoy, ella es más abiertamente afectuosa con él y está más dispuesta a perdonarlo que a Carlos”, agregó Irving.
La versión confirma la vieja creencia de que Andrés, duque de York, es el preferido de Isabel aunque tuvo que despojarlo de sus deberes como miembro de su familia debido al escándalo de su relación con el pedófilo Jeffrey Epstein.
Otra de las expertas que tomó parte en el programa fue Ingrid Seward, editora en jefe de la revista Majesty, quien definió a Andrés como “ruidoso, presuntuoso y muy encantador, cuando quiere. También puede ser arrogante y grosero. Tiene algunos rasgos de su padre (el príncipe Felipe) y es todo lo opuesto a Carlos”.
Si algo le ganó puntos a Andrés con la reina fue su servicio activo en la Royal Navy, en la cual cumplió actividades como piloto de helicópteros en la guerra de las Malvinas, en 1982, de la cual regresó como un héroe. “Eso enorgulleció mucho a su madre”, comentó Seward.
Pese a todo ello, el sentido del deber de la reina es tan recio, que ninguno de los conocedores a fondo de la casa real cree que ella le devuelva algún día las funciones y honores que perdió con su desafortunada relación con Epstein.
Por años se ha sabido que los dos hermanos no tienen una relación muy fluida. Por un lado, Carlos no ha ocultado sentir que Andrés envidia su posición.
Por otra parte, en tiempos más recientes se ha sabido de fricciones entre los herederos, ya que mientras Carlos pretende simplificar al máximo la familia real, Andrés ha hecho una fuerte presión para que sus hijas, las princesas Beatrice y Eugenie, tengan un papel como miembros activos de la familia real.
El programa también se refirió a otro miembro importante de la familia real, el príncipe William, hijo mayor de Carlos. “Él es el único que entiende la abnegación de la reina”, afirmó Clive Irving.
De hecho, los cronistas de monarquía subrayan últimamente el papel cada vez más importante que William ha cobrado en la toma de decisiones en la casa real y el estrechamiento de sus lazos con la reina.
El documental también evocó uno de los episodios más dramáticos en la historia de los Windsor, como fue la renuncia de la princesa Margaret, la única hermana de la reina, a casarse con el hombre que amaba, Peter Townsend, en los años 1950.
Siempre se ha sabido que no pudieron casarse porque él era divorciado, lo cual en esa época tenía un estigma social y religioso muy fuerte.
Sin embargo, contrario a la creencia general, el programa tuvo acceso a papeles que señalan que Isabel quiso apoyar a su hermana, a pesar de su posición como cabeza de la Iglesia anglicana, la cual prohibía en ese entonces que los divorciados se volvieran a casar por una ceremonia sacra.
En los documentos consta que la reina aprobaba el casamiento, al igual que el entonces primer ministro, Anthony Eden, y que llegaban a un acuerdo para seguir adelante con la boda. No obstante, Margaret prefirió dejar a Townsend en aras de su deber con la Corona.