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La separación de Bill Gates y Melinda French: ¿cómo dividirán 148.000 millones de dólares?
El domingo, el diario ‘The Wall Street Journal’ reveló que la salida definitiva de Bill Gates del grupo Microsoft en marzo de 2020 estaría vinculada a una relación considerada “inapropiada” con una empleada a principios de la década de 2000.
El divorcio de Bill Gates y Melinda French –que tras el anuncio de su separación comenzó a usar el apellido compuesto French-Gates– ha ocupado las principales portadas del mundo. Pero, en términos financieros, esta es una separación que puede llevar años. Desenredar esa fortuna en conjunto después de 27 años de matrimonio es una tarea colosal. Dentro de los bienes se encuentran las mansiones y los jets privados, vastas extensiones de tierra, una marca hotelera y grandes inversiones en corporaciones públicas y empresas privadas. Además, por supuesto, está la Fundación Bill y Melinda Gates, la organización filantrópica considerada la más grande de su tipo en el planeta.
“Probablemente se trate del divorcio más grande que se pueda imaginar”, comentó Janet George, abogada de derecho familiar en McKinley Irvin. El trabajo de divorcio ya ha comenzado con un contrato de separación, de acuerdo con la petición de divorcio que Melinda, con 56 años, presentó en el estado de Washington.
Ella ya firmó los papeles del terreno de Belleuve, donde compartían una enorme mansión de 130 millones de dólares con una vista frente al lago. Bill Gates, con 65 años, firmó desde su casa en Palm Desert, ubicada en el sur de California. Los representantes legales de la pareja se negaron a comentar sobre el proceso del divorcio y sobre la existencia de supuestos acuerdos prenupciales.
Pero incluso si hubiera un acuerdo previo, no importaría, porque la realización del contrato de separación reemplazaría cualquier acuerdo anterior.
Ya se han realizado transferencias bancarias desde Cascade Investment, también conocido como BMGI (Bill and Melinda Gates Investments) por más de 3.000 millones de dólares, hacia la cuenta de French-Gates, lo que sería solo una pequeña parte de la fortuna de 148.000 millones de dólares, según cuentas de “Bloomberg”, que se contaba en el momento de haber sido anunciado el divorcio. Por el momento no se ha encontrado un patrón claro sobre cómo sería el proceso de división de las acciones.
French-Gates ha recibido las 2,25 millones de acciones de la compañía Deere & Co. equivalentes a 800 millones de dólares, pero solo representan el 7 % de la participación total de la expareja en la empresa. También recibió todas las acciones, por un valor de 130 millones de dólares, provenientes de la compañía Coca-Cola Femsa.
La reputación que poseía Bill de ser un capitalista monopolista detrás de su rol de líder de la Corporación Microsoft se transformó, gracias a su pasión por la filantropía, en una imagen de un ser hombre bondadoso que lucha contra el hambre y por los derechos de la salud en todo el mundo.
Pero, el divorcio ya le ha costado un poco de la imagen benevolente a Bill Gates, esto debido a informes de infidelidad y de los vínculos con el difunto pedófilo Jeffrey Epstein, además de las declaraciones de generar un ambiente laboral tóxico según su administrador económico Michael Larson.
Gates y French-Gates han establecido sus propias ramas filantrópicas fuera de la fundación y sus intereses han divergido en los últimos años: Bill sobre cambio climático, Melinda sobre igualdad de género. Para los filántropos profesionales en los que se han convertido, eso significa que la forma en que se divida la fortuna determinará hacia dónde fluyen los fondos hacia estas causas durante décadas.