Coronación rey Carlos
Lady Di, la reina que no fue; los británicos no olvidan que Camila se interpuso en su camino
Este sábado sucedió lo impensable: que la mala de la película, Camila Parker, esté sentada en el trono donde todos querían ver a la fallecida Diana.
Han pasado ya 26 años desde la trágica muerte de la princesa de Gales. Una mujer cuya vida fue una compleja contradicción: a pesar de que no pudo conquistar el corazón de ahora rey Carlos III, sí se metió en el alma del pueblo británico que aún la evoca como un ícono de la moda, del activismo social y una persona que marcó un antes y después dentro de la monarquía.
Es que el furor por la llamada princesa del pueblo no se ha apagado. Todo lo contrario, su historia permanece más fascinante que nunca al ser considerada una de las royals más auténticas de la corona británica. Su estilo para vestir continúa inspirando a los más fashionistas y su actitud rebelde y encantadora también lo hace en más de una forma.
De hecho, por ley, Camila Parker debió haber fungido como princesa de Gales, al convertirse en esposa de Carlos, 17 años atrás. Pero desde el Palacio de Buckingham se consensuó que, a cambio, se la llamaría duquesa de Cornualles con tratamiento de alteza real por respeto a la memoria de Diana, quien falleció el 31 de agosto de 1997.
Y, a pesar de que su malograda historia de amor con el entonces príncipe de Gales acabó en divorcio en 1996, no pocos anhelan que la mujer que camine junto a Carlos para convertirse en rey fuera Diana Spencer y no Camila Parker, que contra todos los pronósticos y odios, desde este 6 de mayo se convirtió en la reina consorte, a sus 74 años.
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No hay duda: Si la madre de los príncipes Harry y Guillermo hubiese seguido viva, gran parte de la atención estaría puesta en ella, en un momento en que tendría casi 62 años.
Pero todo se truncó por cuenta del complicado triángulo amoroso que vivieron la difunta Diana de Gales, el príncipe Carlos y la duquesa de Cornualles (entonces Camilla Parker Bowles), quien le llevaba 14 años a Lady Di, y durante años se vio opacada por la belleza, glamour y simpatía de la esposa del ahora rey.
“La otra mujer”
Hoy todos saben que la infidelidad del ahora rey Carlos III con Camila Parker fue el elemento que más hizo sufrir a Lady Di en su vida de princesa, llena de dolores y desdichas. Y eso es algo que su hijo menor Harry nunca superará. En su libro Spare, Harry se despacha contra la hoy reina consorte.
En su explosiva autobiografía, el duque de Sussex confiesa que, aunque él y su hermano no se interpusieron en la relación del entonces príncipe de Gales, sí le habían pedido que no caminara por el altar por segunda vez con la que llamaban la “otra mujer”, lo que finalmente ocurrió en abril de 2005. Agregó que le dijeron eso temiendo que ella fuera una “madrastra malvada”.
El ahora rey había tratado en vano de ganarse a sus hijos antes de pedirle al público británico que aceptara a Camila, afirma el libro. Harry dice que conocerla por primera vez fue como ponerse una inyección: “Cierra los ojos y ni siquiera lo sentirás”.
Además, el duque recuerda haberse preguntado “si ella sería cruel conmigo; si sería como todas las madrastras malvadas de los cuentos”.
En su libro bomba, que ya fue lanzado en España, Harry también llama a su hermano William su “archienemigo” y su “polo opuesto”; describe el momento en que a él le dijeron que su madre, la princesa Diana, estaba muerta, y el príncipe relata también detalles escabrosos de su vida, por ejemplo cuando mató a 25 personas en sus años de servicio en Afganistán.
Pero la relación con Camila era uno de los temas más esperados. Harry tenía razones para no quererla. Camila fue siempre una sombra maligna en la vida de su adorada mamá. La infidelidad era evidente y los medios se encargaron en su momento de dejarla clara.
El episodio más escabroso fue cuando se filtraron unos audios en los que dos tórtolos se expresaban su pasión sin reservas. “No puedo soportar un domingo por la noche sin ti (…). No puedo comenzar la semana sin ti”, le decía Camila y el ahora rey le respondía: “¿Y qué pasa conmigo? El problema es que te necesito toda la semana, todo el tiempo. ¡Dios mío! ¡Si pudiera vivir metido en tus pantalones sería mucho más fácil!”.
Y la conversación subía aún más de tono: “¿En qué te vas a convertir? ¿En unas bragas? Vaya, ¿así que te vas a convertir en unas bragas?”, respondió Camila entre risas, a lo que Carlos agregó: “Dios no lo quiera, en un tampón. ¡Eso estaría bueno!”. En medio de esa conversación, varias veces se dijeron ‘te amo’.
Para esas épocas, Camila Parker era la gran villana del cuento. “Voy a mandar a alguien para que te mate”. Así eran los mensajes que le dejaba Lady Di a Camila, en medio de su siniestra disputa por Carlos y cuando el mundo estaba convencido de que ella era la “puta, rompematrimonios y adúltera” (palabras de amigos de Camila), culpable de la desdicha de la princesa.
Hoy, está sucediendo lo impensable entonces: la supuesta mala de la película está sentada en el trono donde todos querían ver a la fallecida Diana.