Escandalo
Las borracheras de Bruce Springsteen lo llevan a juicio
El ícono del rock de Estados Unidos perdió un contrato millonario por manejar pasado de tragos.
El ícono del rock estadounidense recibió tres citaciones judiciales por manejar borracho en su natal Nueva Jersey, la misma de su famosa canción My Hometown. Este lío poco conveniente para su imagen pública se presenta tres meses después de su arresto, el 14 de noviembre de 2020. Ese día fue pillado con varios tragos de más en el Gateway National Recreation Area. “Springsteen cooperó durante todo el proceso”, le dijo en ese momento a la AFP el portavoz del servicio de parques.
Pero su disposición a entregar las llaves no lo salvó de perder uno de sus contratos más importantes de los últimos años. Tras conocerse lo ocurrido, la marca de carros Jeep retiró el comercial de dos minutos en el que aparecía ‘el Jefe’ manejando por las carreteras de Kansas, y que había sido lanzado el domingo durante el Super Bowl.
Era la primera vez que el artista, que cumplió 72 años el pasado 23 de septiembre, participaba en uno de los ya emblemáticos comerciales emitidos durante el campeonato de fútbol americano, que este 2021 tuvo casi 100 millones de telespectadores en su inauguración.
“Sería inapropiado comentar detalles de un asunto del que apenas nos acabamos de enterar. Pero lo cierto es que hicimos una pausa a nuestro anuncio publicitario del Gran Juego hasta que la situación se aclare”, escribieron los asesores de Jeep en un comunicado de prensa.
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En las redes sociales de Bruce aún se puede ver el comercial en el que hace un llamado a la unidad tras la elección del presidente Joe Biden: “La libertad no es propiedad de unos pocos afortunados. Nos pertenece a todos. Quien quiera que sea, de donde sea. Es lo que nos conecta. Y necesitamos esa conexión”, reclama.
Hasta ahora no se sabe qué va a pasar con el negocio, ya que Springsteen tendrá que comparecer ante una audiencia judicial por teleconferencia “probablemente hacia finales de este mes”, dijo la oficina del fiscal general de Nueva Jersey.
Durante la campaña de Biden, el llamado “Héroe rockero de la clase trabajadora” también puso su voz y una de sus canciones para una propaganda en la que exaltó las raíces obreras del nuevo mandatario estadounidense. Y también fue parte del grupo de artistas que ofrecieron su talento en la transmisión televisiva de la posesión presidencial el pasado 20 de enero. “Buenas noches, América, estoy muy orgulloso de estar en la fría Washington”, saludó, y cantó Land of Hope and Dreams:
Que este día sea el último
Mañana saldrá la luz del sol
Y toda esta oscuridad habrá pasado
Grandes ruedas rodando por campos donde fluye la luz del sol
Reúnete conmigo en una tierra de sueños y esperanza
Nacido para correr
En su autobiografía “Born to Run”, publicada en 2016 con el mismo título de una de sus producciones más conocidas, reveló los problemas familiares por culpa del alcohol. En unas de sus 500 páginas cuenta que su padre, Douglas Frederick Springsteen, era un conductor de autobús que pasó mucho tiempo desempleado y bebía en exceso. Muchas veces tuvo que acompañar a su madre, Adele Ann Zerilli, cuando iba a buscarlo al bar.
Pero la gran revelación del libro es su guerra interna con la depresión y sus problemas mentales, padecidos en las cuatro últimas décadas. Sin asegurar del todo que esto es consecuencia de su pasado familiar, Springsteen comparte con detalle su viaje por el psicoanálisis y las pastillas para “domar sus demonios”. Y reconoce que esos mismos fantasmas le hacían manejar a toda velocidad o maltratar a las mujeres.
“Hemos llegado a la edad en que la vida deja de brindarte cosas, ahora te las arrebata”, dijo en el camerino del espectáculo que presentó, durante 236 noches, en el teatro Walter Kerr de Manhattan. En “Springsteen on Broadway” el artista comenzaba su actuación sentenciando: “Soy un fraude”. Lo que demuestra su reciente arresto es que es un ser humano agobiado, como tantos, por el fantasma de la depresión, y que a esto ahora se le suman los efectos de la pandemia.