SUBASTAS
Las razones por las cuales no se pudo vender el Porsche de Pablo Escobar
El lujoso vehículo amarillo fue uno de los que tuvo el narcotraficante y estaba en subasta. Su piloto insignia fue el corredor de Fórmula Uno Emerson Fittipaldi.
El 9 de marzo pasado se anunció la puesta en venta del lujoso vehículo Porsche del desaparecido narcotraficante colombiano Pablo Escobar. Un Porsche 911 Carrera RSR, que perteneció a Pablo Escobar. La elevada cifra de 2,2 millones de dólares fue el precio base del vehículo que salió a subasta a través del concesionario de autos de lujo Atlantis Motor Group, con sede en la Florida (Estados Unidos).
El auto forma parte de un lote de 15, fabricados en Alemania en 1974, para ser utilizados exclusivamente en la International Race of Champions (IROC), una carrera que reunía a pilotos de diferentes disciplinas. Estos vehículos Porsche fueron armados con motores de 3,0 litros refrigerados por aire, llantas de lujo de la marca BBS y, por supuesto, caja de cambios manual.
Esa joya del automovilismo fue sacada a la venta en Estados Unidos mediante el método de subasta, pero no se pudo vender. La web Collecting Cars lo puso en oferta el 8 de octubre de 2021. No obstante, sin que se dieran a conocer los montos ofrecidos, no hubo una oferta que superara el precio base de los 2,2 millones de dólares y por eso se quedó en el garaje el vehículo de quien fuera el capo del cartel de Medellín, abatido en 1993.
Para resaltar que se trataba de máquinas únicas, cada uno fue pintado en un color llamativo –el que tendría Pablo Escobar amarillo– lo que servía de gancho en aquella época en que se popularizaron las transmisiones televisadas a color de este tipo de eventos. Durante la exclusiva carrera que tuvo ese vehículo, quien estuvo el frente del volante fue el piloto brasileño de la Fórmula Uno Emerson Fittipaldi, quien logró al volante la pole position de esa competencia.
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Pero no hubo un final victorioso para el brasileño, quien llegó tarde a la carrera y recibió una penalización de diez minutos en la parrilla de salida. Aunque el piloto comenzó escalando posiciones, tuvo un percance mecánico que lo dejó por fuera de la pista. Pero esto no sacó el vehículo de circulación. La máquina estuvo en competencias oficiales hasta 1978. Se sabe que se usó en las 24 Horas de Daytona y también en las 12 Horas de Sebring.
Tiempo después el vehículo pasó de uno a otro propietario, entre los que figuraron el empresario del automovilismo Roger Penske y el piloto norteamericano John Tunstall. Esto poco antes de llegar a formar parte de la colección de Escobar, entre la que se contaban Cadillacs, Mercedes y hasta un Renault 4, en el que participó en la Copa Renault 4, a principios de la década de 1970.
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— e-magazine (@e_magaziine) October 6, 2021
Cuando el vehículo pasó a manos de Escobar, el narcotraficante le puso tonos azules y lo utilizó en carreras en la ciudad de Medellín. Ganó millonarios montos en las apuestas. Tras la muerte de Escobar en 1993, el vehículo fue guardado y restaurado para devolverle su apariencia original, incluido el color Sahara Beige y la franja blanca lateral en la que aparece el nombre de su primer conductor, el legendario Fittipaldi.
El auto con 362.000 km de recorrido ha llamado la atención de los coleccionistas y es considerado una “pieza histórica”, dado su peculiar prontuario. Sus vendedores aseguran que “ha sido restaurado profesionalmente” y que está “listo para competir o para ser agregado a su colección”.
Es toda una rareza que uno de estos Porsche 911 Carrera RSR IROC salga a la venta casi cincuenta años después de su fabricación. Del último del lote que se había tenido noticias había sido el que perteneció a Peter Revson modelo 1973 y que pertenecía a la colección privada de Jerry Seinfield. En 2016, el comediante obtuvo 2,31 millones de dólares por el auto.