ESCÁNDALO
Las tres mujeres famosas que terminaron involucradas en la secta sexual Nexivm
India Oxenberg, hija de una famosa actriz; Allison Mack, de Smallville, y Clare Bronfman, heredera del imperio Seagram, resultaron involucradas en la siniestra organización, cuyo líder esclavizó a muchas mujeres, a quienes marcaba como ganado.
Keith Raniere se vendía como “el hombre más inteligente del mundo”, pero los fiscales que acaban de lograr una condena de 120 años en la cárcel para él descubrieron que el coeficiente intelectual del que se ufanaba era otra de sus patrañas. No obstante, si bien no era un genio, fue lo suficientemente sagaz para embaucar, por dos décadas, a cientos de personas, incluidos nombres de alto perfil del entretenimiento, la política y los negocios, por medio de un esquema de estafa, lavado de cerebro y extorsión bajo la fachada del instituto de superación personal NXIVM (se pronuncia “néxium”).
La expresión más sofisticada de la maldad de este hombre fue un “subculto” de la marca llamado DOS, por la frase en latín dominus obsequious sororium, que significa “amo sobre mujeres esclavas”, que era en lo que Raniere convertía a sus víctimas. La más famosa es India Oxenberg, hija de Catherine Oxenberg, recordada por su papel de Amanda en Dinastía, miembro de la familia real de Yugoslavia y cuya vida tras la serie no ha sido fácil.
Primero, el padre de India, William Weitz Shaffer, fue condenado por narcotráfico. En 2011, la artista oyó de NXIVM y pensó que sus orientaciones le podrían servir a India, de 20 años y a punto de iniciar su negocio de cáterin. Así, ambas participaron en un seminario y mientras que la madre decidió no seguir adelante, su hija sí... y lo lamentaría.
Salvo Raniere, DOS solo estaba compuesto por mujeres y operaba como una pirámide en que las integrantes antiguas reclutaban a las nuevas, las esclavizaban y convencían de acceder a las perversiones del líder. La ama de India fue la actriz Allison Mack, famosa intérprete de Chloe en la serie Smallville. Oxenberg cayó en el modus operandi de DOS, típico de todo culto. Raniere, convenientemente, elegía como presas a mujeres inseguras, descontentas con su vida y sus resultados con los cursos de NXIVM.
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Según documentos de la corte federal de Brooklyn, Allison, como lo hacían las demás dominadoras, le dijo a India que, para mejorar, le ofrecían integrarse a un grupo que cambiaría su vida. Eso sí, debía dar una garantía, consistente en material o información que, de saberse, la perjudicaría a ella o alguien cercano. Todo con el fin de asegurarse de que no le revelaría a nadie las enseñanzas secretas que obtendría. La magistral persuasión de Raniere terminó por hacerle creer a India que DOS era su único camino hacia la total iluminación y aceptó los vejámenes.
Aunque el rito iniciático consistía en dejarse cauterizar en la pelvis las iniciales del amo, con metal al rojo vivo y sin anestesia, ella consintió segura de que se trataba de un símbolo en latín. También pensó que las sesiones de sexo oral a que él la obligó no eran para su gratificación, sino una forma de resolver sus problemas interiores.
“Me violaste. Cada vez que me tocabas, retrocedía de asco”, le enrostró a Raniere en la corte, ante la cual también aseguró que él sentía placer al acariciar la marca en su piel y que, docenas de veces, ordenó que lo esperara desnuda en la oscuridad, “como un pedazo de carne”, antes de forzarla a tener sexo, so pena de utilizar la “garantía”.
Raniere tenía una perversión por las niñas, así que la puso en una estricta dieta hasta que se viera como de doce años y eso le produjo la suspensión del periodo. Tenía que pedirle permiso para comer y casi no la dejaba dormir. Se le fueron siete años de su vida y 100.000 dólares en los “cursos” de desarrollo personal.
Una mexicana identificada solo como Camila fue la primera víctima de Vanguard, como se hacía llamar Raniere. Ella no testificó en el juicio, pero si lo hubiera hecho, al jurado solo le habría tomado diez minutos y no cinco horas declararlo culpable, dijo el juez Nicholas Garaufis, en vista de su aterrador relato: él la sacó ilegalmente de su país, le tomó fotos desnuda como arma de chantaje, la violó a los quince años, le transmitió el virus del papiloma y la hizo pasar hambre mientras él se atragantaba de comida.
Como ella, sus hermanas, Daniela y Marianna, otras víctimas, quedaron embarazadas de él y las hizo abortar. A Daniela, la encerró por dos años, porque besó a otro hombre.
Raniere fue acusado junto con cinco mujeres, entre ellas Allison Mack y Clare Bronfman, la heredera del imperio de licores Seagram que lo financió con 2 millones de dólares. Cuando su padre, Edgar Bronfman, lo supo, sospechó y acusó al líder de dirigir un culto en un artículo de Forbes. Pero nadie le creyó, pues NXIVM tenía tanto prestigio, que personajes como el dalái lama participaban en sus eventos.
El destape de la verdad se le debe a Catherine Oxenberg. Apenas supo lo que pasaba con su hija, inició una batalla que terminó con el arresto de Raniere y Allison Mack.
A pesar de lo que experimentó, India seguía sugestionada y vivía molesta con su madre por denunciarlos ante el FBI, hasta que un día se le dio por revisar unas USB que tenía de Allison, en las que, estupefacta, oyó grabaciones de Raniere hablando descaradamente de sus abusos y eso la hizo despertar, dar su testimonio a las autoridades y someterse a terapia para desprogramar el adoctrinamiento.
Raniere, cínicamente, dice que es inocente, que no tiene remordimientos y no pedirá perdón. Lo increíble, ante la contundencia de los argumentos, es que muchos lo siguen defendiendo, incluidas víctimas como Marianna, hermana de Camila, ¡y hasta el padre de ellas!
A Bronfman, por otro lado, no le importa haber sido condenada a más de seis años por sus vínculos con él y se ha gastado 100 millones de dólares en demandas contra desertores y críticos de NXIVM.