Realeza
Lord Mountbatten: la historia del asesinato del cupido de la reina Isabel y el príncipe Felipe
Así comenzó el flechazo de la monarca. Luto en el mundo por su muerte.
Este jueves el mundo amaneció en vilo. Los doctores de la reina Isabel II, de 96 años, inquietos por su salud, recomendaron que fuera puesta bajo supervisión médica en su castillo escocés de Balmoral. En helicópteros y carros a toda velocidad fueron llegando allí uno a uno sus hijos y nietos entre la “profunda preocupación” del país.
“Tras una nueva evaluación esta mañana, los médicos de la reina están preocupados por la salud de su majestad y han recomendado que permanezca bajo vigilancia médica”, informó el palacio de Buckingham. “La reina sigue sintiéndose cómoda y se quedará en Balmoral”, donde suele pasar los finales de verano, agregó en un breve comunicado.
“El palacio no emite boletines sobre la salud de la reina a menos que sea significativo”, dijo el comentarista real Robert Hardman a la BBC. Todos comenzaron a presagiar lo peor. “Que la presencia de Dios fortalezca y conforte a su majestad, a su familia y a quienes la cuidan en Balmoral”, dijo el obispo de Canterbury.
La muerte de la reina no tomó al país por sorpresa. El luto se apoderó del Reino Unido y del mundo entero. De inmediato, la vida de la reina Isabel comenzó a salir en todos lados. Sus sacrificios, sus luchas, sus batallas. También su increíble historia de amor.
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En ese capítulo hay un personaje impresionante. Se trata de Louis Francis Albert Victor Nicholas, mejor conocido como lord Mountbatten, fue una figura clave en la monarquía británica. De él, que era tío de Felipe de Edimburgo y primo de la reina Isabel II, los historiadores dicen que fue el artífice del noviazgo del joven príncipe y la princesa Isabel. Además, tuvo una gran influencia en el príncipe Carlos y era un miembro muy querido por la reina Isabel. Por eso, su muerte a los 79 años, durante un atentado del IRA en 1979, fue una tragedia para la familia Windsor-Mountbatten.
Tras el sepelio del príncipe Felipe, ocurrido hace unos meses, la líder del Sinn Fein, Mary Lou McDonald, lamentó el atentado del IRA en el que también fallecieron otras tres personas, entre ellas dos niños.
Con ese gesto, McDonald se distanció de su predecesor Gerry Adams, quien hace seis años, en 2015, sostuvo una reunión con el príncipe Carlos en la National University de Irlanda en Galway. En esa oportunidad, Adams evitó disculparse durante un encuentro con el príncipe Carlos y se ciñó a unas polémicas declaraciones en las que aseguró que lord Mountbatten “conocía el peligro” que implicaba viajar a Irlanda.
Sin embargo, McDonald afirmó en una entrevista a Times Radio que el ataque fue “doloroso”. Cuando se le preguntó a la dirigente política si expresamente se disculparía ante el primogénito de Isabel II, McDonald declaró que “por supuesto lamenta lo que ocurrió”, pero a su vez declaró que “el ejército y las Fuerzas Armadas vinculadas con el príncipe Carlos perpetraron muchas acciones violentas en nuestra isla”.
El mensaje de McDonald fue recogido por los medios británicos e irlandeses y llegó en un momento especialmente delicado para la familia real británica, después del funeral del príncipe Felipe, marido de Isabel II.
Para los neófitos en el tema, lord Mountbatten fue virrey de la India y el encargado de supervisar su transición de colonia del Imperio británico a país independiente.
Antes de eso había tenido una gran influencia en el príncipe Felipe, quien de niño tuvo que exiliarse en Europa para protegerse de la persecución de la familia real de Grecia, de la que él era parte, por la insurgencia que derrocó a la monarquía en ese país. Los historiadores dicen que Felipe desarrolló una relación entrañable con su tío, al punto de que él sirvió de celestina para que Felipe y la entonces princesa Isabel se conocieran en 1939, con miras a un posible compromiso matrimonial.
El encuentro fue un éxito, como todos ya saben, y como consecuencia de la boda con la futura reina, Felipe tomó como apellido Mountbatten, que proviene de su madre, y renunció a su ciudadanía griega y danesa. El apellido Windsor-Mountbatten es el que usan hoy los hijos varones descendientes del príncipe Felipe y la reina cuando no usan títulos reales.
Pero Dickie, como lo llamaban en familia, también fue una especie de mentor para el príncipe Carlos. De joven desarrolló una gran amistad con su tío abuelo al punto de que llegó a ser su confidente no solo en temas de la monarquía, sino en los del corazón. Según varios libros, él habría tenido un papel para que Carlos desistiera de su noviazgo con Camilla y se casara con Lady Di.
Su muerte ocurrió tras explotar una bomba en su bote pesquero en las costas de Mullaghmore in Co Sligo, mientras tomaba unas vacaciones en su casa de verano en el castillo Classiebawn. En el atentado también murió su nieto Nicholas Knatchbull, de 14 años, y Paul Maxwell, de 15, un joven de la zona que se encontraba en el lugar como parte de la tripulación. Así mismo falleció la suegra de su hija mayor, la baronesa Brabourne, de 82 años. Su muerte, sin embargo, sucedió al otro día como consecuencias de las graves heridas que sufrió durante la explosión.
Todo transcurrió durante el conflicto norirlandés, más conocido como Los Problemas, que se dio entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña por diferencias étnicas y religiosas, y que causó la muerte de muchas personas en la segunda mitad del siglo XX.
El evento causó tanta tristeza al futuro monarca que en 2015, durante la reunión con Adams señaló que esa pérdida le enseñó a entender el dolor del conflicto entre los dos países. “En ese momento no podía imaginar cómo podría aceptar la angustia de esa pérdida profunda. Para mí, lord Mountbatten representó el abuelo que nunca tuve”, dijo el futuro monarca en ese evento. “Parecía como si las bases de todo lo que yo valoraba en este mundo se hubieran roto de manera irreparable”.
McDonald señaló que sentía mucho lo que había pasado y que su trabajo ahora era liderar para que ningún hijo ni ninguna familia en estos países sufriera un trauma o un dolor de este tipo, como sí lo vivieron cientos en esos dos países en ese conflicto sangriento. Entre esos los propios Windsor-Mountbatten.