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Los escalofriantes detalles que se esconden detrás de la caótica grabación de la película ‘La pasión de Cristo’
La cinta fue dirigida por Mel Gibson y protagonizada por Jim Caviezel, actor que fue estigmatizado por hacer de Jesús.
La Semana Santa es un periodo de reflexión espiritual en el que las personas se reconectan con su fe y sus creencias religiosas. Tradicionalmente, se adelantan diversas actividades litúrgicas para conmemorar las enseñanzas y la vida de Jesucristo.
Mientras muchos eligen asistir a las iglesias y congregarse, otros prefieren disfrutar de tiempo de calidad frente a la pantalla. En compañía de sus seres queridos, se sumergen en uno de los eventos más significativos y dolorosos de la historia occidental: la crucifixión de Jesucristo.
A lo largo de los años, varios directores y productores han intentado plasmar en detalle la vida, muerte y resurrección del Nazareno. Sin embargo, hay una película en particular que ha logrado resonar de manera única, al retratar de forma realista las últimas 12 horas de la vida de Jesús de Nazaret, el día que fue crucificado en Jerusalén.
Se trata de “La pasión de Cristo”, dirigida por Mel Gibson y protagonizada por Jim Caviezel. Esta cinta se ha convertido en un clásico para la Semana Mayor. No obstante, tras las dos horas de duración del filme, se ocultan secretos y sacrificios que fueron necesarios para llevar a cabo la producción de esta historia.
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Así fue la caótica filmación de la película ‘La pasión de Cristo’
La película fue lanzada en 2004 y alcanzó un éxito mundial. Con todo, interpretar a Jesús de Nazaret supuso un desafío formidable para Jim Caviezel, quien enfrentó duras pruebas físicas y contratiempos durante el rodaje.
Para el actor estadounidense, encarnar a uno de los personajes más importantes de la historia fue un reto personal y profesional. Aunque su talento le permitió retratar la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, su carrera quedó en cierto modo eclipsada por este papel, enfrentando dificultades para obtener otros personajes.
Jim ya tenía una carrera establecida cuando recibió la llamada de Mel Gibson para un nuevo proyecto que cambiaría por completo su vida. Lejos de los roles tradicionales, se le encomendó la tarea de sumergirse en el dolor y sufrimiento del hijo de Dios. Aunque la historia no le resultaba ajena, aceptar el papel fue una decisión que requirió tiempo de reflexión.
Según relatos de una conversación previa al rodaje, Mel Gibson advirtió a Jim Caviezel que interpretar al personaje sería un desafío arduo. Más allá de la complejidad intrínseca de la historia, aceptar el papel podría resultar en que Hollywood lo marginara por completo.
Si bien en un principio pidió tiempo para meditarlo, 24 horas más tarde, el actor afirmó: “Creo que tenemos que hacerlo, aunque sea difícil. Y algo más, mis iniciales son J. C. y tengo 33 años. No me había dado cuenta hasta ahora”, expresión que generó un poco de miedo e inquietud en el productor.
La filmación resultó caótica, especialmente para el protagonista, quien enfrentó situaciones extremas. Aunque interpretar al Nazareno fue una bendición, Jim Caviezel no olvida los desafíos que esto implicó. Por ejemplo, entre detalles poco conocidos, se estima que perdió alrededor de 45 libras, fue impactado por un rayo y flagelado accidentalmente dos veces, dejándole una cicatriz de aproximadamente 14 pulgadas.
Además, sufrió una dislocación de hombro cuando la cruz se cayó, así como neumonía e hipotermia, debido a largos periodos de exposición al aire libre para recrear con precisión su crucifixión.
Esto llevó su cuerpo al límite del estrés y el cansancio, resultando en un colapso que lo obligó a someterse a dos cirugías de corazón abierto después de terminar la producción.
Una de las escenas más complejas fue la crucifixión, cuyo rodaje tomó 5 semanas. Además, el proceso de maquillaje duraba 8 horas, realizándose durante la madrugada para cumplir con el horario de filmación. También requería retoques entre escenas para mantener la precisión en las tomas, lo que implicaba dormir con el maquillaje, que solo se podía remover con un baño.
Lo que inicialmente fue un desafío, se convirtió con el tiempo en una prueba personal, enfrentando condiciones de trabajo extremas, que pusieron en juego tanto su estado físico como mental.