ENTRETENIMIENTO
Los premios Óscar no tendrían presentador este año
Luego de la renuncia de Kevin Hart como maestro de ceremonias de la próxima edición, los productores están pensando en hacer una gala sin presentador, algo que no ocurre desde hace 30 años.
Los premios Óscar, los más importantes para la industria del cine en el mundo, están en problemas.
Y no solo por los bajos ratings de las últimas ceremonias -la audiencia definitivamente va en picada cada año que pasa-, ni por el escaso interés del público masivo en la mayoría de las películas que resultan nominadas, sino porque está vez a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas le está costando trabajo encontrar un presentador, un maestro de ceremonias, para la entrega de este año, que se llevará a cabo el próximo 24 de febrero.
Eso los ha llevado a pensar en una solución radical: hacer una edición sin presentador, algo que no sucede desde hace 30 años. Esta vez, en cambio, usarían a una lista de celebridades para introducir cada segmento de la ceremonia. Algunos medios incluso reportan que hay negociaciones en curso con los protagonistas de The Avengers para eso. Una búsqueda por, de paso, atraer más rating.
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Y todo porque el escogido inicialmente para presentar esta edición de los Óscar, el comediante Kevin Hart, renunció luego de la polémica que generaron unos tuits homofóbicos que había escrito en 2008. Estos aparecieron luego de la Academia anunció su nombre como presentador y aunque los productores le pidieron que se disculpara públicamente, no lo hizo. Han habido intentos de acercamiento y también se buscaron frenéticamente a otros candidatos, pero todo indica que ya no se puede hacer nada.
Normalmente la labor de presentador de los premios es muy reconocida, pero exigente. Grandes estrellas y comediantes como Ellen De Generes, Chris Rock, David Letterman, Jon Stewart, Seth MacFarland, Jimmy Kimmel, Neil Patrick Harris, Steve Martin y hasta Hugh Jackman se han arriesgado a hacerlo. Algunos con mejor suerte que otros, pero todos bajo la picota del público y de los críticos, que casi nunca los dejan totalmente bien parados en sus reseñas del día siguiente.
Foto: @theellenshow - Ellen DeGeneres se tomó una selfie con varios actores nominados a los Óscar en 2014, mientras presentaba los premios. El episodio se convirtió en uno de los más recordados de la historia de las ceremonias.
Y es que no es fácil, pues el presentador normalmente tiene que manejar muchas variables: los chistes personales y políticos son absolutamente necesarios, pero deben ser medidos y no pueden pasarse mucho de la raya (algo aún más difícil en los tiempos de lo ‘políticamente correcto‘); debe hacer acotaciones durante toda la ceremonia, pero no parecer muy intenso ni tomarse más del tiempo necesario, y debe ser lo suficientemente gracioso e inventar números interesantes para mantener el interés del público en una ceremonia que para muchos es bastante larga (normalmente dura más de tres horas) y algo anacrónica.
Por eso, solo dos personas han logrado hacerlo con suficiente éxito para ser invitados varias veces: el mítico Bob Hope, quien los presentó 18 veces entre los años cincuenta y ochenta, y, más recientemente, Billy Crystial, quien lo hizo en 9 oportunidades entre 1990 y 2014.
Pero más allá de la situación actual, los premios pasan por una época difícil desde hace un tiempo largo. El interés de los televidentes por la ceremonia decae cada año y las películas que normalmente la rompen en la taquilla, no llegan a ser nominadas en las categorías importantes porque son muy comerciales.
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Eso ha llevado a que la Academia piense en medidas desesperadas. A mediados del año pasado, por ejemplo, dieron a conocer que estaban pensando en crear la categoría ‘Mejor película popular‘, para premiar también a cintas más masivas, pero desecharon la idea ante las críticas que recibieron.
Sin embargo, varios críticos coinciden en que es probable que películas como Bohemian Rhapsody o Black Panther, dos de las más exitosas del año pasado, aunque con un perfil más comercial que otras, queden entre las nominadas a las categorías principales. Una decisión que podría estar pensada para atraer a más audiencia joven.
De hecho, la decisión de no tener presentador, aunque obligada por las circunstancias, puede ser la primera de una serie de medidas para modernizar la ceremonia y acercarla más al público. Habrá que ver si funcionan.