GENTE
Los retos virales peligrosos que están poniendo en peligro a los adolescentes
“48 horas desaparecido” o “El cascarón” son algunos de los retos virales peligrosos que pueden poner en riesgo a los adolescentes. 8 % reconoce haber llevado a cabo este tipo de ‘challenges’ típicos de las redes sociales.
Cada vez es más frecuente entre los adolescentes la realización de los denominados retos virales o challenges en Internet. Estos consisten en la grabación y difusión por medio de redes sociales (TikTok, Instagram) de una acción concreta (baile, broma, desafío…) para que los demás usuarios lo vean y a su vez hagan ese mismo reto. Así, dependiendo del interés que suscita el reto se convierte en viral por la difusión masiva que tiene en Internet y la tendencia del ser humano a imitar la conducta de los demás, sobre todo en la adolescencia.
Un reto viral puede ser propuesto por un grupo de amigos o bien el menor puede seguir por voluntad propia retos realizados por otros usuarios o celebridades que ve en Internet. De hecho, los retos apoyados por influencers suelen ser los más viralizados ya que estas personas son seguidas masivamente por una gran cantidad de personas.
Así sucedió con uno de los retos virales pioneros en 2014, denominado IceBucket Challenge, que consistía en tirarse un cubo de agua fría por encima y retar, mediante una nominación, a hacer lo mismo a otros para concienciar y recaudar dinero para investigar la esclerosis lateral amiotrófica.
¿Qué tipos de retos hay?
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Existe una gran variedad de retos virales, tanto por su brevedad (duran menos de un minuto), como por su fugacidad (si un reto está de moda al poco tiempo deja de estarlo y otro se hace viral). La mayoría de los retos que hacen los adolescentes son inofensivos e interesantes. Por ejemplo, los retos sociales tienen un componente social o familiar de diversión como bailes o bromas inofensivas. Un ejemplo de este tipo de retos es el baile Chicken Teriyaki Challenge de la nueva canción de la cantante Rosalía.
También existen retos solidarios cuyo propósito es concienciar sobre una buena causa, ayudar a los demás o fomentar buenas conductas. Un ejemplo es el Pañuelo Challenge, propuesto por la Fundación Aladina en el que diferentes usuarios se ponen un pañuelo en la cabeza para concienciar sobre el cáncer infantil.
Sin embargo, aunque este tipo de retos no conlleva riesgo alguno, en los últimos años se ha popularizado cada vez más la realización de retos virales peligrosos que ponen en riesgo la integridad de los menores y/o de sus entornos. Algunos ejemplos son: 48 horas desaparecido, que consiste en desaparecer sin dejar rastro durante dos días, o el cascarón, en el que los usuarios comen todo tipo de alimentos con cáscara (huevos, caramelos con el envoltorio…), con el riesgo de obstrucción y asfixia que conlleva este tipo de comportamiento. El aumento de la realización de este tipo de retos preocupa mucho, sobre todo a familias y a equipos docentes.
Según datos de Statista (2021), en TikTok, la plataforma online más prominente en la visualización y realización de retos virales en internet, 25 % de los usuarios tiene entre diez y 19 años. De hecho, el uso de esta aplicación tan popular entre niños y adolescentes tuvo mayor cantidad de descargas que cualquier otra aplicación en un trimestre, con 315 millones de instalaciones en App Store y Google Play en 2020. El Informe Ditrendia (2020) indica que en España la aplicación de TikTok se abre una media de siete veces al día, con un tiempo de uso promedio diario de 43 minutos.
Según un reciente estudio realizado por el Grupo de Ciberpsicología de la Universidad Internacional de la Rioja, los retos más frecuentes son los sociales (80,3 %), seguidos de los solidarios (20,6 %). Sin embargo, no hay que subestimar la alta cifra de retos peligrosos realizados por adolescentes, ya que casi 8 % reconoce haberlos realizado, poniendo en riesgo su propia integridad o la de otra persona.
También este estudio muestra que es muy habitual entre los adolescentes la realización simultánea de retos sociales inofensivos junto con retos peligrosos (15,3 %). Esto hace que surjan situaciones paradójicas como la aparición de dos retos contradictorios de forma simultánea, como por ejemplo Handwashing Challenge que conciencia a la población sobre la importancia de lavarse las manos durante la pandemia por covid-19, junto con Coronavirus challenge que consiste en lamer un retrete público durante la pandemia.
Cómo prevenirlos
Los retos virales son muy atractivos para los adolescentes porque les permiten interaccionar y compartir con los demás de manera divertida. Pero hay que concienciar a quienes los realizan, especialmente si son menores, de los problemas que supone hacer los que son peligrosos:
- Es importante que los menores sepan diferenciar entre retos inofensivos y retos peligrosos. Se puede hacer un reto cuando sirve para pasárselo bien, se conciencia sobre una buena causa, no daña u ofende a nadie, promueve que la gente nos llevemos bien unos con otros o motiva a otra persona a superarse o motivarse.
- Es necesario trabajar el pensamiento crítico y ayudarles a pensar antes de actuar. Esto, junto con el autocontrol, es un gran aprendizaje que es necesario fomentar y que puede ayudarles en otros ámbitos de su vida.
- En casa (o en el colegio) deberíamos ayudarles a generar rutinas de pensamiento que les ayuden a discernir si deben o no hacer un reto. Lo ideal es trabajar el qué, el cómo, el cuándo, con quién se realiza y por qué. Las preguntas que debemos hacer para que el menor interiorice y responda son: ¿qué reto es y qué hay que hacer?, ¿es peligroso para mí o para los demás?, ¿puedo hacer sentir mal a alguien?, ¿nos lo vamos a pasar todos bien?, ¿me arrepentiré en un tiempo de haberlo hecho?, ¿me va a afectar en la realización de otra tarea importante?, ¿tengo que romper, ensuciar o dañar algo?, ¿es adecuado que salga esta persona (por ejemplo, mi hermano pequeño de 5 años o alguien que no se le ha invitado)?, ¿hago el reto por placer o porque siento que estoy obligado?
De esta manera, fomentar el pensamiento crítico del menor, junto a las labores de educación, concienciación y supervisión parental, son esenciales para combatir el fenómeno creciente de los retos virales peligrosos en Internet.
Por:
Jessica Ortega Barón
Personal investigador en el Grupo Ciberpsicología de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR).
Joaquín Manuel González Cabrera
Docente e Investigador. Dpto. Escuela, Familia y Sociedad. Facultad de Educación. Investigador principal del Grupo Ciberpsicología (UNIR), Universidad Internacional de La Rioja.
Juan Manuel Machimbarrena
Profesor adjunto del departamento de Psicología Clínica y de la Salud y Metodología de Investigación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea.
Artículo publicado originalmente en The Conversation.