CONFESIONES
Los secretos de Jackie
Aunque la esposa del presidente John F. Kennedy evitó participar en la actividad política, en una entrevista inédita se despachó contra personajes de la vida nacional y líderes mundiales de la época de su paso por la Casa Blanca.
Murió el 19 de mayo de 1994, pero su voz se oyó alta y clara esta misma semana en todo Estados Unidos. Lo hizo no solamente en ocho DVD, sino también en un libro de 368 páginas en las que ella, la atractiva Jacqueline Kennedy, cuenta apartes de su vida en pareja con su esposo, el mítico presidente norteamericano John F. Kennedy. Las revelaciones, algunas de ellas explosivas, dejan claro que Jackie no estuvo nunca tan ausente de la política como algunos creían y sacan a flote algunas opiniones de su marido acerca de distintos personajes de la política estadounidense y mundial.
Fue la hija de la pareja, Caroline Kennedy, quien autorizó la publicación, que no es otra cosa que la transcripción de las entrevistas que Jackie le concedió al famoso historiador Arthur Schlesinger Jr., profesor de la Universidad de Harvard que trabajó como asesor de su esposo. Los diálogos tuvieron lugar en mayo de 1964, pocos meses después del asesinato de Kennedy en Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963. "Mis hijos y yo tomamos la decisión de publicar estas conversaciones cuando no falta mucho para que se cumplan los cincuenta años de la muerte de mi padre", escribe Caroline en el prólogo.
La expectativa por la aparición de las entrevistas fue inmensa. Era obvio. Desde la muerte de Kennedy, Jacqueline solo accedió a hablar en tres ocasiones. Una de ellas fue para el historiador William Manchester, autor de La muerte de un presidente, quien prohibió la publicación de ciertas declaraciones de Jackie hasta que hayan pasado cien años de la muerte de JFK. Concedió la otra entrevista el 29 de noviembre de 1963 al periodista Theodore White, que escribió Cómo se hace un presidente - 1960, la obra clásica sobre una campaña política.
El tercer diálogo de Jacqueline fue con Schlesinger y ha causado tal locura que el martes pasado, cuando Caroline habló con la presentadora de televisión Diane Sawyer, ocho millones de personas se sentaron muy atentas frente a las pantallas. Nunca en los últimos cinco años había tenido la cadena ABC una sintonía mayor en un programa que no fuera de deportes. Todo ello por el libro, cuyo título es Jacqueline Kennedy - Conversaciones históricas sobre la vida con John F. Kennedy.
Entre las revelaciones más impactantes se encuentra la mala impresión que le causaba a la entonces primera dama el líder afroamericano Martin Luther King Jr., una figura tan venerada en la historia norteamericana que en algunos días se inaugurará un monumento a su memoria en la explanada central de Washington, donde solo se ha honrado a presidentes como George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln o Franklin Delano Roosevelt.
"Bobby -le dice Jackie a Schlesinger en alusión a Robert Kennedy, hermano del presidente y quien ocupaba la Fiscalía General de la Nación- me habló de unas filmaciones de unas orgías y de la forma como Martin Luther King Jr. se burló durante el sepelio de John. No puedo ni siquiera ver una foto de ese hombre sin pensar que es terrible".
Lyndon Johnson, que como vicepresidente de John F. Kennedy llegó a la Casa Blanca tras el magnicidio de Dallas y pasó a la historia por haber firmado las leyes que les dieron todos los derechos a los afroamericanos, tampoco le caía bien a Jackie y mucho menos a su esposo. "Me lo dijo varias veces 'Jack': '¿Dios mío, ¿te imaginas por algún momento lo que le pasaría a este país si Lyndon Johnson fuera presidente'?".
La mujer de Johnson, Lady Bird Johnson, tampoco sale bien librada en el libro. "Anotaba todo lo que decía el esposo. Parecía un perrito de cacería bien entrenado -dice-. Si él me preguntaba algo tonto como, por ejemplo, si mi hermana estaba en Londres, ella escribía el nombre de mi hermana, la frase completa y la palabra 'Londres'".
Otra primera dama contra la que lanza pullas es Mamie Eisenhower, la esposa del general Dwight Eisenhower, antecesor inmediato de JFK. "Me invitó a conocer la Casa Blanca poquísimo tiempo después de que yo hubiera dado a luz a John Jr., por lo cual le pedí que me tuvieran una silla de ruedas -dice-. Pero al llegar no había ninguna silla de ruedas y entonces me arrastró prácticamente por todos los salones, piso por piso, y ni siquiera me dijo que me sentara. No pude dejar de llorar los siguientes dos días".
Un dato sorprendente de las conversaciones de Jackie y Schlesinger tiene que ver con lo que pensaba su marido sobre el también demócrata Franklin Delano Roosevelt, sin duda el presidente norteamericano más importante del siglo XX, como quiera que sacó al país de la crisis económica de los años treinta y fue decisivo en la victoria de los aliados contra Adolfo Hitler en la Segunda Guerra Mundial. "Los Kennedy lo habían conocido cuando eran niños. Pero no creo que John pensara que él fuera... -un charlatán sería una palabra muy fuerte... usted sabe lo que quiero decir-. Un poco posudo".
A los dirigentes extranjeros no les va bien, de acuerdo con estas grabaciones. ¿Qué pensaba John F. de Winston Churchill, la máxima figura para los ingleses y quien les puso el pecho a los nazis a base de discursos memorables y de una fuerza aérea valerosa? "Lo vimos un verano en el sur de Francia -cuenta Jacqueline-. El pobre hombre ya estaba, usted sabe, un poco ido. Pero John no admiraba realmente a ningún contemporáneo suyo. De Churchill admiraba la prosa". ¿Y de Charles de Gaulle, el héroe francés de la Segunda Guerra Mundial? "Un hombre arrogante y ególatra". ¿Y de Indira Gandhi, primera ministra de la India? "Una mujer seca y prepotente".
Con esos antecedentes, el libro será un fenómeno en ventas. Pese a que junto a los DVD cuesta más de 60 dólares, ya ocupa el primer lugar entre los más vendidos de Amazon y en la cadena de librerías norteamericanas Barnes & Noble. Lo que deja claro, una vez más, la fascinación que existe en Estados Unidos por todo lo que huela a Kennedy y por Jacqueline, la auténtica reina del glamour y el buen gusto, diga lo que diga.