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Luto en la arquitectura: Guillermo Fischer, el arquitecto de Crepes & Wafles, dijo adiós
XVIII Bienal de Arquitectura le reconoció el diseño del Restaurante WOK de la 118.
El 13 de septiembre se apagó la vida de Guillermo Fischer Muñoz. En 1957 nació en Chicago, pero por sus venas corría sangre alemana, e incluso colombiana, porque sin estar ligado a esta tierra, la honró más que a nadie. Le dedicó más de 30 años a su gran pasión: su profesión y fue esta la que lo hizo reconocido y hoy honran su memoria.
Entre sus vastos proyectos se recuerdan diseños de centros comerciales, institucionales, viviendas e instituciones públicas, entre ellos las aulas de Ciencias de la Universidad Nacional.
Algunos de estos le otorgaron reconocimientos como el premio de la XX Bienal de Arquitectura, en la categoría de Arquitectura de Interiores, otorgado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos por su trabajo en el proyecto Crepes & Waffles en la Avenida 19 con 120, en Bogotá, en 2006, quizás uno de los más recordados. Un año antes, esta misma edificación recibió el galardón del Premio Lápiz de Acero, por su diseño de interiores.
El Parque de los Hippies, ubicado en la calle 60 con carrera séptima, fue un proyecto que desarrolló y que fue reconocido en 2007 por la XVIII Bienal de Arquitectura. Esta misma entidad también le reconoció el diseño del restaurante WOK 118. Tres años después, en la edición XX del mismo evento, se resaltó su contribución al proyecto Edificio 587 en Bogotá.
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Ante la pregunta, ¿qué hacía a sus obras especiales? La revista de urbanismo y diseño ‘Axxis’ aseguró que en cada uno de los proyectos que tomaba a su cargo buscaba despertar los sentidos. Incluso, el mismo Fischer, en una entrevista a este medio, insistió en que le interesaba más la experiencia que una obra produce que el impacto visual que genera; por eso, factores como el tacto, el olfato y el oído tuvieron un rol determinante en sus proyectos.
“Mientras el exterior mantiene la dureza de los blancos muros de las casas de la región, el interior contrasta con la fluidez de los espacios organizados alrededor de los patios, los cuales son fieles a aspectos de la cultura arquitectónica andaluza heredada, como son el agua, los naranjos, las piedras rodadas”, así describía Fischer a una casa de descanso en Villa de Leiva, que diseñó en 2007.
Las personas más allegadas a él lo llamaban “Memo”. Para ellos, en su memoria quedará la disciplina y talento que este hombre mantuvo a lo largo de su vida. “Conocí a Memo… Fue un arquitecto sobresaliente, una persona sensible, muy aguda, inteligente, con gran sentido del humor y con visión crítica del quehacer de los arquitectos en Colombia. Un profesional y arquitecto muy completo, como diseñador, como profesor, miembro activo de la sociedad colombiana de arquitectos. Es una gran pérdida para todos nosotros”, dijo Marcela Ángel, arquitecta colega y amiga de Fischer, en una entrevista en la Radio Nacional de Colombia.
A muchos artistas surge una pregunta común y es si tienen una obra favorita, y para este arquitecto quizás logró su mayor afinidad hacia 2017. En ese año desarrolló una obra residencial en el norte de la capital, según fuentes de ‘Axxis’, esta reunía gran parte de los atributos que caracterizaron su arquitectura. La casa fue pensada para una familia con tres hijos y para ello tuvo un espacio de 420 metros cuadrados, en los que plasmó un gran jardín y un patio, espacio del que era amante.