ESTAFA

El falso maestro

En los últimos 30 años Mark Landis donó valiosas piezas que él mismo falsificó y fueron exhibidas como originales en más de 40 museos de Estados Unidos. Un nuevo documental recrea su increíble historia.

2 de mayo de 2014
A pesar de que las autoridades descubrieron a Landis en 2008, no han podido acusarlo de fraude porque nunca cobró un centavo por sus falsificaciones.

Una mañana de septiembre de 2010 un hombre vestido como religioso llegó en un cadillac rojo al Museo de Arte de la Universidad Paul y Lulu Hilliard en Lafayette (Estados Unidos). Se presentó como el padre Arthur Scott y traía bajo el brazo una obra del pintor impresionista Charles C. Curran. Lo recibió Mark Tullos, director del museo, quien había recibido una carta del jesuita en la que le explicaba que quería donar esta obra para rendirle tributo a su madre, que era coleccionista y había fallecido días antes.

A primera vista, la obra, sin marco, envuelta en celofán y marcada por detrás con una etiqueta descolorida de una galería extinta de Manhattan, parecía totalmente original; la curadora del museo logró, en menos de una hora, descubrir que se trata de una copia. Después se sabría que ese hombre de aspecto frágil, cuyo verdadero nombre es Mark Landis, no era sacerdote y era el autor de la falsificación. “Es muy culto y un gran conocedor de la historia del arte, así que logra ser muy convincente”, dijo Tullos.

Lo más sorprendente es que con esa esa misma estrategia Landis, de 59 años, engañó desde 1987 a los curadores de más de 40 muesos de Estados Unidos, quienes terminaron exhibiendo como originales las falsificaciones que había hecho de Picasso, Paul Signac y Alfred Miller,entre otros. Hoy, este hombre es considerado por reconocidos expertos uno de los mejores falsificadores de obras de arte del mundo.

Si bien en 2008 Matthew Leininger, curador del Museo de Arte de Cincinnati, lo había descubierto, Landis, de figura menuda siguió haciéndolo hasta el incidente de 2010, que lo puso en la mira de las autoridades y de los medios de comunicación. A partir de ese momento, numerosos museos empezaron a buscarlo para reclamarle por haberlos estafado. El problema es que “si hubiera cobrado dinero a cambio de sus obras se podría considerar un fraude, pero como donó, lo que piensen los dueños de los museos es problema de ellos”, señaló a The Daily Beast Robert Wittman, fundador del equipo del FBI dedicado a investigar los crímenes relacionados con obras de arte. Buena parte de las pilatunas de Landis fueron retratadas en el documental Art and Craft, que se estrenó recientemente en el Festival de Cine de Tribeca, de Nueva York.

El caso de este impostor es especial. Lo diagnosticaron con esquizofrenia cuando tenía 17 años y al parecer esta condición lo motivó para crear y donar obras de arte falsas en homenaje a sus padres. “Tengo el don de ser un buen pintor y quise hacer algo de lo que ellos se sintieran orgullosos”, señala en el documental. La muerte de sus progenitores lo afectó a tal punto, que siempre soñó con bautizar un museo con el nombre de alguno de los dos, pero como no es millonario, no pudo hacerlo. “Todo el mundo tiene una lápida, pero eso no significa nada. Y, ¿un cuadro en un museo? Eso sí tiene significado”, dice el falsificador.

A pesar de todo lo ocurrido, Landis no entiende todavía por qué los museos están molestos con su “inofensivo hobby”. “La gente a veces se condiciona para expresar su admiración o respeto por ciertas cosas como el arte. Pero si algo es atractivo, eso es lo que cuenta, no que sea falso o verdadero”, se defiende este hombre, cuyo taller de pintura está en su casa en la población Laurel (Luisiana).

Aunque este hombre no logró tener su propio museo, la Universidad de Cincinnati le hizo un ‘homenaje’ al exhibir 90 de sus falsificaciones en la exposición Faux Real, en la que fue el invitado de honor y tuvo que enfrentar a varios de sus acusadores. Landis ha prometido no volver a hacer donaciones, pero muchos dudan que se detenga. nlandis es esquizofrénico, un genio para la pintura

y uno de los mejores falsificadores del mundo