“Tengo el sueño de que un día esta Nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: ‘Sostenemos esta verdad como evidente, que todos los hombres fueron creados iguales’”, dijo Luther King el 28 de agosto de 1963 ante 250.000 personas frente a la estatua de Abraham Lincoln, el principal impulsor del Acta de Emancipación. Sus palabras se convirtieron en un credo en sí mismas y la frase “tengo un sueño” fue desde entonces la bandera de la lucha de los negros por la igualdad.
Este agosto se cumplen 50 años de su más famoso discurso en el que, curiosamente, estuvo cerca de no utilizar su frase insigne. Uno de los biógrafos de King ha dicho que el día anterior, mientras lo escribía, su asesor le dijo que no repitiera esas palabras, pues ya las había usado hacía una semana en otra concentración en Chicago.
De ese modo, la frase que el asesor llamó “trillada” quedó fuera del discurso. Pero al día siguiente, en la emoción del momento, King decidió retomarla y, dejando de lado el papel que estaba leyendo, siguió hablando desde el corazón.
Casi diez años antes el predicador bautista ya había protagonizado otro de los momentos más importantes de su causa. Organizó una protesta de 382 días que logró que se declararan inconstitucionales las leyes de segregación que no permitían a los negros subirse a los mismos buses que los blancos.
Desde entonces, el líder recorrió más de 9 millones de kilómetros y dio más de 250 discursos para apoyar la igualdad. Por esa causa estuvo preso unas 20 veces y sufrió varios ataques. El último, cuando fue asesinado en 1968. Apenas tenía 39 años, pero ya había entrado en la historia.
Vea el famoso discurso aquí: