Monarquías
Meghan con Oprah: en nuevo tráiler, la duquesa acusa a la familia real de perpetuar su mala imagen
En la nueva promoción de su esperada entrevista con Winfrey, la esposa de Harry de Inglaterra le echa más leña al fuego de su pelea con los Windsor y dice que no teme a lo que diga porque ya no le queda mucho que perder.
El cara a cara de los duques de Sussex con la presentadora estadounidense Oprah Winfrey todavía no ha salido al aire y ya tiene a la familia real británica sumida en un nuevo escándalo. Al revuelo que causó el primer clip publicitario, en el cual solo habla el duque Harry, se suma un nuevo abrebocas que tiene como protagonista a su esposa, a quien se la ve proferir reproches contundentes.
Oprah pregunta: “¿Cómo la hace sentir el hecho de que la familia real la esté oyendo hablar aquí hoy?”. A lo que Markle responde: “No sé cómo pueden esperar que después de todo este tiempo nosotros permanezcamos en silencio, cuando La Firma (la familia real) está jugando a perpetuar las falsedades sobre nosotros”.
La Firma o The Firm es un término acuñado por el príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, para dar a entender que la casa real debe manejarse como se hace con cualquier corporación, dado el poder y la trascendencia que su solo nombre implica.
En lo que parece ser una muestra de hondo resentimiento, la actriz estadounidense continuó: “Y si esto significa el riesgo de perder cosas, hay mucho que se ha perdido ya”.
Los diarios británicos señalaron que no se entiende a qué “falsedades” se refiere Meghan, pero la afirmación se cruza con el reciente surgimiento de las acusaciones hechas en su contra por exmiembros del equipo que trabajaba al servicio de ella antes de que renunciaran a su calidad de miembros activos de la monarquía.
Cabe aclarar que el diálogo con Oprah fue grabado antes de que se publicaran estos nuevos señalamientos, pero tal cúmulo de alegatos y revelaciones de los últimos días empieza a dejar claro que la brecha entre los Sussex y los Windsor parece más honda de lo que parecía y esta entrevista será realmente explosiva.
En el primer avance que dio a conocer CBS, canal que emitirá el programa en Estados Unidos, Harry habla de su intención de querer evitar que Meghan repita la historia de su madre, Diana de Gales, quien antes de morir tuvo una pésima relación con los Windsor, que nunca supieron entender sus problemas de salud mental y la tildaban de cabeza hueca.
La propia Diana le atribuía a todo eso la depresión y bulimia que sufrió, además de su tendencia a hacerse cortadas en el cuerpo. Al menos una vez intentó quitarse la vida.
Si un par de clips de apenas unos segundos ha puesto a la familia real en el centro de un hervidero, no es difícil imaginarse cómo subirá la temperatura el próximo domingo cuando salga a la luz el programa completo de dos horas.
Al respecto, fuentes muy bien informadas han dicho que hay personas, posiblemente exmiembros del staff de Harry y Meghan o empleados del palacio de Buckingham, que a estas horas temen que su reputación se vea manchada por lo que le contarán los duques a Oprah. Por eso, han pedido la protección del entorno de Isabel.
Además de los segmentos promocionales, se conoce que la entrevista fue grabada en casa de unos amigos de Oprah o de los Sussex en Santa Bárbara, California. Aunque los duques y la estrella de la televisión son vecinos en Montecito, en el mismo estado, no quisieron utilizar sus mansiones como locación, sino elegir un escenario neutral.
Se sabe, además, que el espacio fue extendido de 90 minutos a dos horas y que en un primer segmento Oprah solo habla con Meghan, de quien se ha hecho muy amiga. Luego se les unirá Harry.
Como de costumbre, la puntillosa prensa del corazón ha examinado de cabo a rabo las promociones de la entrevista y descubrió que la duquesa, que espera a su segundo hijo, eligió un vestido de 4.500 dólares (más de 16 millones de pesos) de Armani, oscuro y estampado con un loto. Este último detalle parece que no fue elegido al azar, si se tiene en cuenta que Meghan es admiradora de las escuelas orientales, en las cuales esa flor significa renacimiento, algo que ella busca con su retiro de la realeza.
Como siempre, no podía faltar la huella de Lady Di, representada por un brazalete de Cartier que fue parte de su colección de joyas.