GENTE

La increíble historia de Carlos Sarria, que sufre un trastorno obsesivo compulsivo

El locutor, al frente de los micrófonos de una de las emisoras más importantes del país, decidió contar su historia en plataformas digitales de audio y ha sido un éxito. Padecer covid-19 le representó un reto aún mayor. SEMANA habló con él.

27 de enero de 2021
Carlos Sarria, locutor
Carlos Sarria, locutor | Foto: FOTO SUMINISTRADA A SEMANA

Carlos Sarria es uno de los locutores más escuchados del país. Muchas personas lo reconocen. Otros, seguramente, lo escuchan a diario, pero tan solo atinan a saber quién es cuando lo ven y relacionan su voz. El DJ sufre de trastorno obsesivo compulsivo severo, un fenómeno extraño que le lleva a comportarse como no quiere o a hacer cosas que, a la luz de muchas personas, resultan incoherentes.

Con todo y ello, es una persona absolutamente normal, talentosa, casado, próximo a ser padre, y con una vida exitosa. Un día, en medio del encierro de la pandemia, decidió contarlo todo en pódcast y subirlos a plataformas digitales. Terminó siendo un éxito sin saberlo. En diálogo con SEMANA, Carlos Sarria contó, de la manera más amplia, su historia.

Carlos Sarria, locutor
Carlos Sarria, locutor | Foto: FOTO SUMINISTRADA A SEMANA

SEMANA: ¿Quién es Carlos Sarria?

CARLOS SARRIA: Yo trabajo en RCN Radio. Trabajo en una emisora que se llama LA F.M. Soy comunicador social de la Universidad Javeriana, me gradué ya hace un tiempo y he hecho carrera radial y de relaciones públicas durante varios años. Creo que dentro de la presentación también hay que decir la razón por la cual es esta invitación y soy una persona diagnosticada con trastorno obsesivo compulsivo severo.

SEMANA: ¿Qué quiere decir eso?

C. S.: El trastorno obsesivo compulsivo, como su nombre lo dice, es un trastorno mental que está asociado a las enfermedades mentales. Es un trastorno en el cual, como su nombre lo dices, hay unas obsesiones y unas compulsiones. De ahí viene el trastorno obsesivo compulsivo. Entonces las obsesiones son a través de pensamientos invasivos que, aunque suene chistoso o raro, son pensamientos que usted no quiere pensar pero que finalmente los está pensando y tiene unas compulsiones para anular esas obsesiones.

Yo, por ejemplo, me levanto con la idea o con la obsesión de que me voy a estrellar y voy a tener un accidente ese día. Esa es mí obsesión. Ese día estoy obsesionado con eso y cómo anulo ese pensamiento, cómo anulo esa obsesión. Yo tengo una imagen de la Virgen María y me tengo que arrodillar una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, hasta 20 veces, hasta que logre anular esa obsesión de que me voy a estrellar o voy a tener un accidente ese día.

SEMANA: ¿Cómo una persona como usted empieza a darse cuenta de eso, se nace con eso o usted es consciente de que está incurriendo en hechos anómalos?

C. S.: Yo me di cuenta niño, muy niño, porque yo siempre he contado esta historia. Yendo para Girardot (Cundinamarca), mi papá tiene una casa en Girardot, yo era niño y hay una parte en El Boquerón, que es un sitio por donde uno pasa, por la carretera de Melgar, y hay un Divino Niño. Antes de pasar al frente del Divino Niño, como íbamos cada ocho días ya sabía dónde estaba exactamente, empezaba a darme la bendición porque pensaba que si no me daba la bendición me iba a ir mal en el colegio. Yo siempre he sido muy religioso, soy muy religioso y también pensaba que si no me daba la bendición delante del Divino Niño, justo cuando estuviéramos pasando, tenía que darme 50.000 veces, ahí fue que yo empecé a pensar que había algo raro, pero no le paraba muchas bolas.

SEMANA: ¿Y qué se hace en esos casos?

C. S.: Yo no dije nada. Lo mejor para que a uno le vaya bien en el colegio es estudiar, no darse la bendición 70.000 veces, pero me funcionaba. Yo no dije nada porque para mí en ese momento de niño era normal que uno hiciera eso. Rezar para que me vaya bien. En ese momento no lo vi anormal, no lo vi como algo raro. Con el paso de los días, cuando fui creciendo y me di cuenta de que sí era un problema porque tenía obsesiones en mi cabeza con relaciones con novias, con la universidad. Las obsesiones eran tales que me pegaba para que los pensamientos se fueran, rompía cosas en la casa, ya era una vaina complicada. No era darse la bendición 20 veces y ya. Ahí fue cuando yo me dije que tenía alguna cosa.

SEMANA: Si esto le pasa a otra persona, con el mayor respeto, habría pensado que se estaba volviendo loco. ¿Cómo identifica Carlos Sarria que no se estaba volviendo loco?

C. S.: Curiosamente yo decía en ese momento y lo digo a veces a manera de chiste es que, de verdad, yo estoy loco. ‘Usted está loquito’, me decían a mí. Yo no soy psiquiatra, no sé cómo definir la locura, pero investigando mucho al respecto claramente no es algo normal y la palabra locura se puede cambiar, digo yo, por la palabra trastorno. Hay más trastornos porque la palabra locura, insisto en que no soy médico, no soy psiquiatra, tiene otras connotaciones que de pronto la locura no podría hacer que una persona se comporte de una manera normal. Que pueda trabajar, que pueda estudiar, que pueda tener un matrimonio, sino que pueda tener otra connotación un poco más grave lo que puede llegar a ser el trastorno. Pero claramente tengo algo, claramente tengo alguna cosa, un trastorno. No es normal tener los comportamientos que yo tengo cuando fui diagnosticado con un trastorno obsesivo compulsivo severo.

SEMANA: ¿Hay un tratamiento?

C. S.: Sí. El tratamiento psiquiátrico, como cualquier tratamiento psiquiátrico, recetan pastillas, recetan algunos remedios. Yo también hago terapia natural y hay también, paralelo a las pastillas, a la medicina que a uno le puedan recetar por este tipo de trastornos, terapias conductuales que ayudan mucho a la obsesión y la compulsión. Un ejemplo, si usted cree que tiene que repetir 50 veces la parqueada del carro porque o sino le va a pasar algo malo, esas terapias conductuales hacen que usted se parquee una vez, se baje del carro, no lo dejan acercar más al carro y usted se va dando cuenta de que no pasó nada. Simplemente son pensamientos invasivos, pero son con medicina alopática que hacen que regule un poco de sustancias en el cerebro para que eso que uno tiene se quite. Siempre lo he dicho, me parece que el tema de la medicina psiquiátrica hay que tomarlo con cuidado, no es un juego. Si usted tiene eso que yo tengo tiene que ir al psiquiatra.

Carlos Sarria, locutor
Carlos Sarria, locutor | Foto: FOTO SUMINISTRADA A SEMANA

SEMANA: Casi que su mejor terapia ha sido la creación de un pódcast. Háblenos por favor de eso...

C. S.: A raíz de la pandemia, en marzo de 2020, cuando empezó esta locura del covid-19, me levanté un poco afectado por la situación, el miedo, que la pandemia llegó a Colombia. Y eso para la gente como yo, que tiene un trastorno obsesivo compulsivo, es un poco más grave. Tocaba lavarse las manos, el top de clasificaciones y una de ellas es la limpieza. Entonces yo ya me lavaba las manos tanto que me sangraban. Tanto jabón rompe la piel y dije: ‘tengo que exorcizar lo que yo tengo’. Mucha gente me veía con actitudes raras y me decía: ‘es que Sarria es un chistoso, está loco’. En esa pandemia, que me está afectando, dije: ‘voy a hacer un pódcast donde me voy a sentar yo con un micrófono y voy a empezar a contar mi día a día, cómo es vivir con un trastorno obsesivo compulsivo ‘. Ahí arranco el pódcast. lo publiqué en plataformas de streaming y me llevé una gran sorpresa y es que es éxito total, llegó a ser número uno en Apple Podcast y mucha gente se identifica con la cosa, ya sea por ellos o por familiares, y ahí nació.

SEMANA: ¿Y en medio de esa situación, con todo y que se sacó sangre lavándose las manos, contrajo covid-19?

C. S.: Sí, digamos que en esa primera tanda, cuando llegó la covid-19 a Colombia, ahí estaba tranquilo. No me dio covid-19, pero ya hace un mes, mes y medio, sí me dio, a pesar de todo lo que le estoy diciendo. Si las noticias decían que lavarse las manos 20 segundos, yo me las lavaba un minuto y me las lavaba cada que cogía una chapa. Una vaina ya obsesiva. Me cuidé, me da covid-19, gracias a Dios no fue de clínica ni nada de eso sino que fue una gripa durísima. Nos afectó en mi casa, me dio covid-19 y eso, anímicamente, para una persona que tiene trastorno es complicado porque uno vive con miedo. Ahora mi miedo es que me va a volver a dar.

SEMANA: Estamos viviendo, en gran parte del mundo, el encierro. ¿Una persona como usted, que reconoce tal trastorno, qué les dice a las personas en casa, muchas de las cuales se desesperan?

C. S.: Les digo que sigan adelante. Se puede vivir con esto. Yo estoy casado hace tres años, voy a ser papá, tengo mi trabajo normal. A las personas con trastorno: muchas veces uno los ve como la mamera de tener esta cosa, pero se puede seguir adelante, hay que ir al médico, uno solo no puede controlar eso. Hay que ayudarse.

SEMANA: Las jornadas laborales se extendieron dada la virtualidad. ¿Cómo reacciona cuando sabe que está en medio de una jornada estresante?

C. S.: Tomo más goticas (risas). Dentro de lo que yo hago está la terapia natural. El médico que me ve, me receta unas goticas naturales que me ayudan en esos momentos. Y otra cosa, aferrarme a Dios. Yo soy muy creyente y me ayuda esa espiritualidad.

SEMANA: ¿Carlos, dónde lo podemos escuchar?

C. S.: En Spotify, en Apple Music y en Deezer ustedes buscan el pódcast ‘Diga bueno, Trastorno Obsesivo Compulsivo’. Ahí lo pueden oír.