Gente
Sigue la maldición
Michael, uno de lo miembros del clan Kennedy con más futuro político, encontró la muerte en un absurdo accidente.
Michael Kennedy va a pasar a la historia como el miembro de esa familia que sedujo a una niñera y que meses más tarde encontró la muerte en un absurdo accidente de esquí. Sin embargo, de no ser por esos dos hechos, podría haber sido uno de los personajes más importantes del famoso clan.
Su primo John Jr. es buen mozo y formal pero no muy inteligente. Su hermano mayor, Joseph II, ha sido elegido como congresista pero es más famoso por su primogenitura _es el nieto más grande de Joseph y Rose Kennedy_ que por su talento.
María Shriver es una gran presentadora de televisión pero tiene más figuración por ser la esposa del actor Arnold Schwarzenneger. Su hermana Courtney Hill es conocida porque está casada con el irlandés Paul Hill, quien estuvo 15 años encarcelado erróneamente por terrorismo y cuya historia fue la base para la película En el nombre del padre.
Michael no alcanzó a tener esa fama pero era sin duda la promesa de la familia. Era un excelente atleta, con mucha simpatía y, sobre todo, con una gran habilidad política, un talento que en esta familia es el indicador más importante del éxito.
Al igual que su padre, Robert Kennedy, quien fue director de la campaña del presidente John Kennedy, Michael dirigió la de reelección al Senado de su tío Ted en 1994. En ese mismo cargo, que se considera entre los expertos como la antesala de toda carrera política exitosa, había sido nombrado el año pasado por su hermano Joe para las elecciones a la gobernación de Massachussets. Pero no solo brillaba por la política sino por su espíritu filantrópico.
Este abogado graduado de Harvard fundó una universidad en Angola, había hecho préstamos a mujeres trabajadoras en Ecuador y dirigía una compañía que regalaba servicio de calefacción a 147 familias pobres de Boston. Pero por más que fuera inteligente, trabajador y tuviera un gran corazón, Michael no había podido escapar a los escándalos que persiguen a la familia. Como a la mayoría de los Kennedy, le gustaban mucho el trago y las mujeres.
Había sido tratado en una clínica para controlar su problema de alcoholismo y en otro instituto para la adicción al sexo, una enfermedad que nadie sabía que existía hasta que Michael Douglas anunció que la padecía y popularizó el término en todo el mundo. Esos problemas causaron un gran tropiezo a su carrera política a mediados de 1997 cuando se supo que durante cuatro años Michael había tenido un affaire con la niñera de sus tres hijos.
No era una joven cualquiera. Se trataba de la hija de un millonario empresario vecino y amigo suyo llamado Paul Verrochi. El romance había comenzado cuando ella tenía 14 años y se había prolongado unos años más hasta que su esposa, Victoria Gifford Kennedy, los encontró acostados en la cama. A pesar de la insistencia de la Fiscalía la niñera nunca quiso presentar los cargos y, de haberlo hecho, lo habrían juzgado por el delito de violación, debido a que la joven era menor de edad. Pero si bien el escándalo no llegó a los estrados sí logró hacerlo a los titulares de los más importantes periódicos. El asunto acabó no solo con su matrimonio de 12 años sino también con la candidatura de su hermano Joe, de la cual Michael era director.
Ahora, con su muerte, Joe está pensando en relanzarse a la gobernación debido a que la tragedia ha despertado una ola de simpatía hacia los miembros de la familia Kennedy. Aventura y riesgoLos hijos de Robert y Ethel Kennedy pertenecían a una generación que combinaba el riesgo con la aventura. Por eso no era raro que fueran fanáticos de un peligroso juego, que ellos prácticamente habían inventado, al que llamaban fútbol sobre esquíes.
Como casi todos los años, la víspera del año nuevo varios miembros del clan y algunos amigos se reunían en un bar localizado en la cima de una pista de esquí de Aspen, Colorado. El grupo esperaba a que los otros esquiadores despejaran la montaña para iniciar el partido. El juego es una versión del fútbol americano, pero en la nieve, en el cual los jugadores de un mismo equipo se pasan la pelota mientras avanzan colina abajo hacia la meta.
Con las manos libres de los bastones de esquiar los jugadores se van deslizando hasta anotar goles en la meta. Una vez un equipo anota se selecciona una nueva meta, y así sucesivamente, hasta llegar a la base de la montaña. El partido comenzó alrededor de las 4 de la tarde del 31 de diciembre y Michael, quien era el capitán de uno de los dos equipos, tomó una cámara para filmarlo. Después del primer pase Michael le entregó rápidamente a uno de sus amigos el aparato para que continuara la filmación sin sospechar que él grabaría su propia muerte.
Luego siguió esquiando, miró hacia atrás para atrapar la pelota y, sin darse cuenta, se golpeó con un pino en la cabeza. Su hermana Rory, la menor de los hijos de Robert y Ethel, fue la primera en llegar al lugar del accidente. Con la cara bañada por sus lágrimas y la sangre de Michael comenzó a darle respiración boca a boca. En el lugar de la tragedia también se encontraban los hijos de Michael, quienes lloraban desconsolados y rezaban mientras los paramédicos trataban de darle resucitación cardiopulmonar. Pero todos los esfuerzos fueron en vano.
La muerte había sido casi instantánea. Kennedy se había fracturado el cráneo y tenía totalmente destrozada la espina dorsal. En el Aspen Valley Hospital fue declarado muerto a las 5:50 de la tarde debido a un severo trauma en la cabeza y el cuello. La muerte de Michael no es la única tragedia que ha sufrido la familia de Robert y Ethel Kennedy. De hecho, Michael es el segundo de los 11 hijos que muere en medio de circunstancias dramáticas. Hace 10 años el tercer hijo del matrimonio, David, fue encontrado muerto en la Florida a causa de una sobredosis de cocaína y demerol.
En 1973 Joseph, el mayor, casi pierde la vida en un aparatoso accidente en el que su jeep se volcó y su amiga Pam Kelley quedó paralizada de por vida. Más tarde Bobby Jr. fue arrestado por posesión de heroína a la edad de 29 años. Funeral de lujo
El cuerpo de Michael fue enviado en el jet privado de Kevin Costner a Hyannis Port, el lugar en el cual la familia siempre se reúne para celebrar las bodas y los eventos más alegres. Esta vez fue el triste escenario del entierro de Michael que, como era de esperarse, tuvo las características de un evento de alto nivel. Asistió el cantante Andy Williams, quien sostuvo un romance con Ethel Kennedy después del asesinato de su esposo Robert.
También estuvieron la actriz Glenn Close, amiga cercana de la familia; el actor Arnold Schwarzenneger, pariente político de los Kennedy por estar casado con María Shriver Kennedy y, por supuesto, John Kennedy Jr.
Pese a que hace unos meses el director de la revista George había lanzado un editorial fuerte contra sus primos en el que los llamaba "modelos para afiches de mala conducta", en el funeral abrazó efusivamente a los hermanos de Michael.
El féretro fue cargado por sus hermanos y por su hijo mayor, Michael Jr., de 14 años, quien queda huérfano a la misma edad en que Michael perdió a su padre. Encima del ataúd su familia puso un balón de fútbol y la medalla que hace pocos meses le había entregado la institución donde se recuperó de su adicción al alcohol por haber logrado permanecer durante tres años sin probar un trago de licor. Kennedy no fue el único esquiador muerto en la temporada. Dos días después del entierro de Michael el congresista Sony Bono, ex esposo de la cantante Cher, murió trágicamente en las montañas de California mientras esquiaba.
Solo en Colorado mueren anualmente en la nieve 15 personas. Curiosamente esta cifra no aumentó durante el año pero fue magnificada por el hecho de que entre las estadísticas estuvieran dos personajes de fama internacional. Por eso desde ya el Senado está iniciando una serie de audiencias con miras a regular la seguridad en este deporte. Para algunos, como Michael, este interés llegó demasiado tarde.