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Nacimientos, cumpleaños y aniversarios: ¿Qué le espera a la familia real británica en 2021?
Del cumpleaños 100 del duque de Edimburgo al nacimiento de los bebés reales, este año los miembros de la realeza vivirán eventos importantes.
Este año los miembros de la realeza británica celebrarán varios eventos importantes, empezando por el cumpleaños número 100 del príncipe Felipe, duque de Edimburgo.
Si bien el consorte de la reina Isabel II ya se retiró de sus responsabilidades públicas, se espera que haga una aparición el 10 de junio para celebrar su natalicio.
Tradicionalmente, la reina envía una postal a quienes cumplen 100 años en Inglaterra, pero de momento no se sabe cómo felicitará Isabel II a su esposo.
Otro de los acontecimientos importantes este año será el décimo aniversario de la boda de Kate y Guillermo, el 29 de abril.
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Desde que se casaron, la pareja ha tenido tres hijos: el príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis. Se especula que Kate y Guillermo podrían hacer un viaje de regreso al lugar donde celebraron su luna de miel, la Isla Norte en las Seychelles.
Por otro lado, la princesa Eugenia y su esposo, Jack Brooksbank, esperan el nacimiento de su primer hijo a principios de este año, según anunciaron en su cuenta de Instagram el pasado mes de septiembre.
“Jack y yo estamos muy emocionados por el comienzo del 2021”, fue el pie de foto con que revelaron la noticia.
Además, Zara y Mike Tindall también esperan darle la bienvenida a su tercer hijo este 2021.
Mike reveló la noticia el mes pasado a través del podcast The Good, the Bad & the Rugby. “Ha sido una buena semana para mí, tuve una pequeña exploración la semana pasada, el tercer Tindall está en camino”, señaló.
El precio de la corona
Entre tanto, se espera que este año continúe la polémica suscitada tras el lanzamiento hace un par de meses del libro The Role of Monarchy in Modern Democracy: European Monarchies Compared, que cuestiona la pertinencia de las casas reales de Europa.
Como lo explica el libro, Isabel II y su parentela le valen 100 millones de dólares anuales al Estado, número muy superior a los 31 millones de la misma moneda que desembolsan los noruegos por la corte del rey Harald V.
Pero sean “un clan anacrónico de gorreros” o “unos parientes desinteresados que simbolizan la identidad y el orgullo nacional”, según sus detractores y defensores, al parecer los Windsor representan la mejor relación costo/beneficio.
La reina recibe un sueldo de 107 millones de dólares del Estado, lo que se conoce como Sovereign Grant, o subvención soberana. Se echa al bolsillo otros 25 millones de dólares anuales por las ganancias del Ducado de Lancaster, creado en la Edad Media como fuente independiente de ingresos para el monarca.
Sus casi 19.000 hectáreas abarcan fincas, locales, casas de alquiler y otros negocios. Isabel también recoge rentas de múltiples propiedades privadas como Balmoral o Sandringham Estate. Así es como ella financia sus funciones y les da una mano a sus hijos menores, a su nieto Harry y a varios primos.
Sin embargo, eso es una bicoca frente a su fortuna personal, que el Sunday Times calcula en 500 millones de dólares, que la ubican en el lugar 344 de la lista de los más ricos del país, al tiempo que es una de sus diez mayores terratenientes.
Pero aunque muchos de sus compatriotas los tilden de haraganes, los Windsor resultaron ser los más trabajadores para los estándares de sus homónimos del continente. En ese sentido, mientras que en 2018 la reina y los príncipes Carlos, Ana, Andrés, Eduardo, William y Harry, entre otros, cumplieron 3.793 compromisos, la familia de Suecia completó 843, la de Bélgica 696 y la de España 290.
El buen desempeño británico se basa en que es el linaje que más miembros activos tiene (15), lo que es considerado como la mejor manera de que la monarquía mantenga el contacto con todos los sectores de la sociedad. Como señala el estudio, en España, el rey Felipe VI y la reina Letizia son los únicos que trabajan, por lo cual asisten a menos eventos y en ello deben darles la prioridad a los de índole constitucional y nacional, y relegar a un segundo plano aquellos más “mundanos”.