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“No pienso hacer reguetón solo porque está de moda”: Santiago Cruz habla con SEMANA de su nuevo álbum
El cantante tolimense presenta ‘Nueve’, su reciente trabajo discográfico, que contiene varias sorpresas, entre ellas una colaboración con Andrés Cepeda.
Santiago Cruz siente que está pasando, de alguna manera, por la crisis de los 40. Está en una etapa de balances en su vida: “Termina siendo inevitable el ejercicio de mirar hacia atrás y sentir esa sensación de mitad de camino. Una etapa en la que uno se pregunta de aquí, en adelante, qué se viene. Y mirar hacia atrás, y ver lo que ha pasado. Y ver todo lo que aún puede pasar. Un ejercicio vital tremendo”, asegura el artista que presenta por estos días Nueve, su nuevo álbum de estudio.
El jurado de La descarga dialogó con SEMANA sobre lo que representa este álbum en su carrera, la experiencia de grabar de nuevo junto a Andrés Cepeda y si se ha dejado tentar por la música urbana en todos sus años de carrera.
¿Este nuevo álbum, Nueve, conserva esa línea romántica a la que ya tiene acostumbrados a sus seguidores?
Este es un disco muy especial en el sentido de que muestra que cada vez me voy sintiendo más cómodo con quien soy como artista y como persona. Con Juan Pablo Vega, el productor, quisimos volver a resaltar el sonido de banda, después de haber probado con programación y sintetizadores en el disco anterior. Esta vez sí fue el concepto de músicos grabando instrumentos. Que parece una obviedad, pero en este momento de bancos de sonidos y demás, termina siendo relevante. Volver a sentir la energía de los músicos en estudio, después de lo que fue 2020 y 2021... esa experiencia colectiva de construir canciones es irremplazable para mi.
Es también la adrenalina de hacer un disco con el tiempo necesario, en esta época en que la música parece tan fácil de hacer en un computador...
Sí, es verdad. Hay canciones de 2021 y 2021 en este disco, tuve más de treinta canciones para escoger la nueve que finalmente hacen parte del álbum. El proceso de grabación fueron dos sesiones, de un par de semanas cada una en México, en un estudio que se llama El Desierto, en abril y agosto del año pasado. Es un estudio donde uno se aloja durante el tiempo en que estás grabando. Entonces eso te permite una conexión mental y emocional con el proyecto que de otra manera es muy difícil lograr.
¿Por qué Nueve para bautizar este álbum?
La respuesta no es tan obvia Es decir, no es solo que sea mi noveno disco de estudio. Resulta que cuando caí en cuenta de eso, entré a investigar las propiedades de ese número. Yo creo mucho en la numerología y descubrí que el nueve es un número muy potente, significa cierre de ciclos, renaceres. Más allá de nueve no hay nada, dicen algunos. Es supremo, contiene todos los demás números. Entonces, lo interpreté como un número que tiene todo mi recorrido como artista.
Santiago Cruz se ha mantenido fiel a su esencia musical, pero en este disco se arriesga con otras propuestas...
Sí, hay un par de riesgos. Uno de esos es una canción que se llama 1200 kilómetros, que tiene un aire de yambú, que es parte del son cubano, esa latinidad es una cosa que poco exploré en mi carrera. Y el sencillo, que será la punta de lanza de este trabajo, que es El gran teatro, junto a Andrés Cepeda, que es un bolero de despecho, rabón, bohemio, cantinero, directo a la vena.
¿Cómo fue justamente la experiencia de compartir de nuevo con ese gran amigo de la música que es Andrés Cepeda?
Fue un privilegio enorme contar con él. El gran teatro es una canción muy especial, que nos tiene muy ilusionados. Además, compartirla con Andrés, que tiene esa orilla cantinera y bohemia, que le sienta tan bien. Cuando Andrés aceptó participar y al escuchar ya la canción, sentí que la canción había llegado al lugar al que tenía que llegar.
¿Este disco en qué momento de la vida lo coge?
En un momento de evaluación, de reflexión. Estoy en una edad, la mitad de mis 40, estoy próximo a cumplir 47 años, y el disco me agarró entre los 45 y 46 años, y al final termina siendo inevitable el ejercicio de mirar hacia atrás y sentir esa sensación de mitad de camino. De hecho, hay una canción en el disco que se llama La segunda mitad, donde me pregunto de aquí en adelante qué se viene. Y mirar hacia atrás, y ver lo que ha pasado. Y ver todo lo que aún puede pasar. Hacer las cosas con lo que ya no puede pasar. Un ejercicio vital tremendo. Supongo que eso es lo que llaman crisis de los 40.
Dice que este álbum apela mucho a los recuerdos...
Este disco tiene como columna vertebral la gestión de los recuerdos. Cuando uno los logra gestionar positivamente, entonces cierra bien los ciclos y empieza bien los nuevos. Esa gestión de los recuerdos, para que no se vuelvan un lastre, sino tierra fértil, se me volvió una obsesión.
Ya en su libro, Diciembre otra vez, hablaba de eso, de recordar para sanar...
Es que ese ejercicio de gestión de la memoria y emocional sirve mucho para sanar, para limpiarse uno interiormente y empezar nuevos ciclos más liviano.
En tiempos en los que importan tanto los likes y las reproducciones, ¿se dejaría tentar por hacer una propuesta más urbana y comercial?
Si a mi un artista urbano que me guste me invita y la canción que me propone me parece interesante, lo haría feliz porque me gusta experimentar. Ahora, no lo haría como una propuesta musical propia. Y creo que ya no lo voy a hacer, si era para caer en la tentación del reguetón, lo habría hecho antes. Ya llegar a esta hora a la fiesta es tarde. Ya no sería por la fiesta sino por otro interés. Hay mucha gente que lo hace tan bien en ese género, que simplemente no voy a hacer reguetón solo porque está de moda. Siempre me negado a esa idea de: ¿Cómo hago para destacarme? Ah, ya sé, voy a hacer música urbana.
Pero, ¿está en la orilla de quienes creen que es una música fácil de hacer y fácil de olvidar también?
No, para nada. Como en todo, hay cosas y interesantes y otras que no. Cosas que me gustan y otras no tanto. Pero me pasa en las baladas, en el rock, en todo. Ese ejercicio de satanizar un género porque sí me parece lo más obtuso del mundo. No voy a caer en el ejercicio arrogante y casi resentido de descalificar esa música. En el disco pasado, en Dale, hay una canción que se llama Yo te todo, que la hice con Alejandro Sanz y es de las favoritas de mi carrera. Uno de los productores fue Mosty, uno de los cerebros más grandes del mundo urbano, que ha estado detrás de El Camino de J Balvin. A él le dije, “traiga cosas de allá para acá, yo no me voy a ir para allá”.
¿Cómo está el corazón de Santiago Cruz hoy?
A mediados de marzo será mi décimo aniversario de matrimonio. Los hijos creciendo... En mi empeño por la redefinición de lo que significa el éxito en la vida, a veces a uno se le olvida incluir la vida familiar y personal en la ecuación del éxito. Y cuando pienso en el matrimonio que tengo y la familia que he construido, pienso que soy el ser más exitoso del planeta.