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Las tristezas desconocidas de la Reina Sofía

A una semana de sus 80 años, se publica ‘Sofía, Nuestra reina’, un libro que pone el foco en la figura más estimada de la realeza española. Los detalles prometen sorprender y agitar la calma que se vive en las huestes monárquicas.

26 de octubre de 2018
A una semana de cumplir 80 años, un libro aborda la vida, las luces y las sombras, de Sofía. | Foto: fotopress/Colaborador/Getty Images Entertainment

La esposa del rey Felipe VI, reina actual, se llama Letizia, y si bien ha tenido sus pequeños desencuentros con la reina emérita y madre de su marido, tiene muy claro que aún debe cederle a esta muchos de los reflectores. “Sofía, Nuestra Reina”, título del libro que recién publica Carmen Enríquez, periodista de la Casa Real que ha seguido por años los pasos de Sofía de Borbón, así lo prueba.

A una semana de cumplir 80 años, un libro aborda la vida, las luces y las sombras, de Sofía, un verdadero símbolo de la etiqueta medida, de la prudencia y del respeto. Las mejores noticias que trae vienen por cuenta de su estado vital. Según un parte médico que comparte la autora, Sofía vive esta etapa de su vida “llena de energía, con una salud envidiable, según cuenta el equipo médico que se encarga de velar por su bienestar, con decenas de planes solidarios que pretende llevar a cabo en el futuro dentro de su objetivo vital de ser útil a los demás, y con el ánimo de disfrutar y estar muy cerca de su familia, especialmente de los ocho nietos que tiene de sus tres hijos”.   

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Siempre fue incorregiblemente impuntual, algo que irritaba al rey Juan Carlos I, quien se preciaba exactamente de lo contrario.

“Nacida como Sofía Margarita Victoria Federica (en griego, Σοφ?α Μαργαρ?τα Βικτωρ?α Φρειδερ?κη), es la hija primogénita del rey Pablo I de Grecia y la reina Federica”, dicta su wikipedia. El libro va mucho más lejos y al detalle de sus pasos y de las características más curiosas de su personalidad.

Por ejemplo, hace hincapié en que a pesar de ser una persona tan considerada con la gente que la rodea, siempre fue incorregiblemente impuntual, algo que irritaba al rey Juan Carlos I, quien se preciaba exactamente de lo contrario.

Sofía habla cuatro idiomas perfectamente, inglés, español, griego y alemán, y se dirigía a su marido Juan Carlos en inglés. Al respecto Enríquez añade: “En los momentos más acalorados de la dispuesta, él se dirigía a ella en español y ella le respondía en inglés. Ella ahora sigue usando el inglés con su familia”.

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Precisamente, sobre el tema de la relación con Juan Carlos I, vale mencionar que Sofía vivió con total estoicismo el maremágnum que le representó saber que su marido, en muchas excursiones de caza y otras salidas, le había sido infiel tantas veces con otras mujeres (la más notable llamada Corinna), todo mientras además vivía quebrantos serios de salud.

Ahora, lo nuevo del libro es que menciona una nueva etapa, en la que Sofía no se niega a los intentos de Juan Carlos por reponer la relación. Escribe Enríquez “Él está desde hace un par de años por la labor de recomponer la relación personal con la reina Sofía; los hemos visto juntos en los últimos meses en actividades oficiales que desempeñan en pareja, con gestos cordiales y amistosos evidentes entre ellos, incluso intercambiando frases que han provocado de nuevo la sonrisa e incluso la risa franca y sonora de ella”.

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Pero Sofía no es solo amor y entendimiento. Y con razón, pues la vida presenta muchas curvas. En el libro queda claro que nunca aprobó de su yerno Jaime de Marichalar: “La reina Sofía nunca estuvo convencida de que Jaime de Marichalar se casara con su hija por amor. Siempre creyó que le movieron otros intereses. A eso se tiene que añadir que no le gustaba el trato que la hija recibió del marido durante el tiempo que estuvieron unidos en matrimonio”. Como no corrió suerte con ninguno de sus yernos, pues Iñaki Urdangarín enfrascó a la infanta Cristina en el sonado escándalo Nóos, se vio en la necesidad de escoger entre lo que la familia pedía, que era dejar sola a Cristina, o acompañarla. Sofía, madre antes que reina, escogió pasar tiempo con su hija.

Vale cerrar esta nota abrebocas del libro con lo que consigna de su personalidad. Enríquez asegura que se trata de "una persona escrupulosamente exquisita, educada, sensible y siempre pendiente de no dejar a nadie de lado en su trato personal", y alguien que además le sabe sacar humor a las situaciones. "Es una persona graciosa, divertida, que cuenta chistes y que se ríe sin complejo alguno con sonoras carcajadas cuando algo le hace gracia", señala.