Música
Paloma San Basilio revela en SEMANA por qué se despide de la música; habla de sus shows en Colombia: “quise grabar un tema de Escalona”
La española llegará con su gira ‘Gracias’ a Cali, Bogotá, Medellín y Barranquilla. En diálogo con SEMANA, revive sus inicios, su amor por Colombia y el secreto detrás de su belleza.
SEMANA: Paloma, ¿en qué momento decidió colgar la coleta, como dicen los toreros?
Paloma San Basilio: Esto no lo he planteado como una ruptura, sino que es una evolución natural como artista y persona. Hay etapas en la vida. Llega un momento en el que la vida te pide hacer cosas distintas. Te planteas otros retos para averiguar de qué más eres capaz. Es como tener un voto de confianza contigo misma. He podido disfrutar de una carrera que ha sido maravillosa durante más de 50 años, pero quiero hacer otras cosas y probarme en otros proyectos bonitos que he pensado para el futuro. Quiero vivirlos como una gran celebración de la vida. Por eso, esta gira no se llama Adiós, se llama Gracias. Doy gracias de que la vida me haya permitido vivir la música con tanta plenitud.
SEMANA: ¿Qué retos se ha propuesto en esta nueva etapa del camino?
P.B.: Tengo una novela en marcha, la tercera de mi carrera, que está a punto de salir. Se publica en la próxima primavera, más o menos en el mes de abril de 2025. También tengo un proyecto teatral, que estaré presentando a finales del año entrante. Con mi hija Ivana estamos trabajando en una marca de ropa deportiva, inspirada en varios conceptos de la naturaleza, como las aguas y las nubes. Es un proyecto que nos hace mucha ilusión; que empezamos como a lo tonto, pero hoy nos llena de mucha ilusión. Ropa para mujeres de todas las edades, que hemos usado ella o yo. A todo el mundo le parecía muy bonita, porque son prendas versátiles con las que después del gimnasio te puedes ir a hacer otras actividades. Y luego, bueno, lo que la vida me tenga deparado. No tengo afán.
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SEMANA: Usted formó parte de una generación de grandes voces de la música romántica, muchas de ellas españolas, como Rocío Dúrcal y Julio Iglesias. ¿Qué se pierde con el fin de esta generación?
P.B.: Es normal que la gente sienta ese vacío. Cada generación necesita de sus propios héroes, líderes o mitos. La historia produce figuras para cada etapa. Nosotros fuimos una generación que marcó una época. Y eso que yo empecé más tarde que Rocío Dúrcal. Lo que creo es que somos un tipo de cantante que ya prácticamente no existe. Ahora la música va por otros derroteros en los que importa más la tecnología. Muchos pueden hacer música sin siquiera tener conocimientos musicales, lo que en mi época era impensable. Todo se ha democratizado, alguien graba algo en su casa y de repente se vuelve viral en las redes, no necesita tener una compañía de discos apostando por ellos ni toda esa parafernalia que nosotros teníamos detrás. Todo evoluciona, y quizás la música que tenemos ahora es lo que la sociedad ahora mismo demanda y necesita.
SEMANA: ¿Cómo termina una psicóloga, que, además, estudió filosofía y letras, metida en el camino de la música?
P.B.: Hoy creo que son cosas perfectamente compatibles. Siempre he sido una persona muy curiosa, a la que le ha gustado saber, meter las narices en todas partes. He sido así desde pequeñita, cuando también mostré una vena artística. Hacía teatro, cantaba, inventaba personajes, me disfrazaba. Era la pequeña de cuatro hermanos y todos me miraban sorprendidos, como si fuera un bicho raro. Me crie en Sevilla, que es una ciudad que propicia el arte, la música, el baile. Una tierra donde se respira el arte y creo que eso me influyó. Después del colegio, siempre me iba a clases de baile para aprender baile de tacón y castañuelas. Y luego eso, de alguna forma encajó en una chica que iba a la universidad y luego en una mujer que se hizo mamá. Que yo fuera artista estaba escrito en alguna parte.
SEMANA: Hoy en día, la industria de la música produce a los artistas de manera diferente. ¿Eso le hace ruido
P.B.: Creo que debe haber lugar para todo. Y, si eso que suena ahora es lo que pide la gente, pues eso es lo que tiene que sonar. Ahora mismo, las redes son muy fuertes. En mi época, cuando hacía promoción, debía ir físicamente a todos los países. Una vez hice una gira con mi compañía de discos de Chile a Estados Unidos, unas épocas agotadoras. Un día, en Colombia, recuerdo que hice 16 entrevistas y en un momento dado les dije: “¿Acá la gente no almuerza?”. Yo estaba hable y hable y no comía. Ahora basta poner un mensaje en Instagram. Es un nuevo lenguaje y te populariza en cuestión de horas, por lo que la música se hace más masiva. Lo que sí nota uno es que la música actual es más efímera. Suena una canción y, como decimos aquí, en España, lo ‘petan’, pero a los pocos meses pocos la recuerdan. Es tal la eclosión con la que todo estalla ahora, que lo difícil es mantenerse. Parece como algo imposible.
SEMANA: Muy diferente a lo que ocurre con su música. Temas como Cariño mío y Por qué me abandonaste, que, además, forman parte de ese movimiento de la música de plancha.
P.B.: Es que son canciones que perduran por sus letras. Contrario a lo que pasa hoy, que escuchamos canciones fundamentalmente rítmicas, en las que poco importa lo que dicen. Una canción mía permanece de generación en generación y la escuchas aún 30 o 40 años después. Es música que se queda en la memoria. Las lógicas de producción hoy son distintas. Uno grababa un solo disco al año y una misma canción tuya sonaba todo un año. Y por eso la gente la hacía suya. Me parece bellísimo eso de música de planchar, me hace pensar en una música con la que puedes acompañar a alguien en solitario haciendo cosas que resultan poco gratificantes. Pero, esa persona se siente mejor solo porque tu voz está ahí, haciendo compañía.
SEMANA: No es gratuito que usted haya incluido tantas ciudades de Colombia en su gira de despedida. ¿Qué significa este país para usted?
P.B.: Es uno de los países a los que más he ido a cantar. Desde el comienzo me abrió sus brazos, me acogió y por eso hemos tenido una relación muy bonita. Y no solo por mis canciones, estuve en el país mes y medio con mi obra Evita, con teatro lleno. Es un país que amo. Este año iré con Ivana, mi hija, para que ella descubra qué fue eso que tanto me enamoró de este país.
SEMANA: En sus listas de Spotify, ¿qué artistas colombianos no pueden faltar?
P.B.: Me encanta Carlos Vives. También, Sebastián Yatra y Shakira, que es una artista espectacular. Además, gracias a Colombia amo el vallenato, me apasiona. Una vez, durante una gira por Colombia, mi casa disquera me llevó a ver el Binomio de Oro y me impresionaba escuchar esa rítmica con esos acordeones, con esas letras tan profundas.
SEMANA: Entiendo que el maestro Rafael Escalona le compuso un vallenato que lleva su nombre.
P.B.: Tuve ese privilegio y eso me marcó, fue un gran regalo de Colombia que llevo en el corazón. Cuando lo escuché por primera vez, las lágrimas me golpearon como puños y comencé a buscar más canciones de Escalona y hasta me quedé con ganas de grabar La casa en el aire. Solo la canté en un programa de televisión. Luego, tuve la suerte de conocerlo, él vino a verme al hotel donde me estaba hospedando y personalmente pude agradecerle ese gesto tan bello.
SEMANA: Hablando de belleza, ¿cómo hace para mantenerse tan regia?
P.B.: La gente se imaginará que me hago mil cosas, pero no. Siempre he tenido una buena rutina de cuidado de la piel, me echo mis cremitas y mis sueros. Y, claro, como muy bien. Pero, creo que la clave es que he aprendido a estar en paz con la vida, y eso me ha dado felicidad. Y la felicidad es la mejor crema antiarrugas.