ENTRETENIMIENTO

Paola Turbay sufre el 'síndrome del nido vacío' por la partida de sus hijos

La partida de Emilio, su segundo hijo, a estudiar en el exterior, es para la exreina y empresaria la oportunidad de fortalecer su relación de pareja con Alejandro Estrada, con quien cumple 25 años de casada el 15 de septiembre. Además, se alista para la quinta versión del Festival de Cine Independiente, IndieBo. Este artículo hace parte de la revista Jet-Set.

Diego León Giraldo
29 de junio de 2019
Como directora general de IndieBo, Paola se prepara para la quinta edición del Festival de Cine Independiente que transformará a Bogotá en una sala de cine, del 11 al 21 de julio. | Foto: Karen Salamanca

Llorar en la ducha, dejar que el chorro de agua arrastre el llanto. Y no es que Paola Turbay esté triste, o sí. Es esa mezcla de sentimientos que por estos días, en la intimidad, borran la eterna sonrisa de la reina más querida por los colombianos.

Emilio, su niño, la felicidad de su vida, como lo llama, deja el nido vacío. Ya hace tres años que Sofía, la mayor, alzó vuelo para aprender de Cultura y Medios en The New School, en Nueva York. El hombre de 18 años de edad se va para Madrid, donde estudiará Emprendimiento, una carrera acorde con esa capacidad de negociante que, sin duda, les aprendió a Paola y a Alejandro Estrada, su padre.

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Llegará un paso adelante frente a sus compañeros, pues mientras ellos deberán pensar en la empresa que van a armar en primer semestre, Emilio –junto a un compañero de colegio– ya es un exitoso productor de camisetas y buzos de edición limitada, con diseños exclusivos de artistas plásticos. “Con The Buda, su marca, vende más que lo que yo vendo en cremas”, dice Paola.

“Cuando Sofía se fue sentimos un vacío en la casa, es un tornado. Emilio es callado, pero tiene un magnetismo que atrae todas las miradas”.

Por fortuna, ella tiene más tareas en qué ocupar la mente y el corazón, como la promoción de su línea 24/7, de cremas, de la que por estos días está lanzando un protector para todas las edades, y también la dirección general de IndieBo, el Festival de Cine Independiente que en su quinta versión pretende convertir a toda Bogotá en una sala de cine, del 11 al 21 de julio.

“Cuando se fue Sofía, empezamos a sentir un vacío y más silencio en la casa”, agrega. Se refiere a esa energía explosiva, los cuentos y la habladera que llenaban todos los rincones; bien distinta a la discreción de él. “Emilio es callado, pero con un magnetismo que hace que todas las miradas le caigan encima cuando llega a algún sitio. Sofía es un tornado”.

Foto: Los Estrada Turbay son un clan perfectamente engranado: Sofía estudia Cultura y Medios en The New School, en Nueva York. Emilio se va para Madrid a hacer la carrera de Emprendimiento. Paola y Alejandro renovarán su matrimonio de 25 años.

Haber vivido en Los Ángeles los primeros años, mientras ella se abría paso en Hollywood, los convirtió en ciudadanos del mundo, pero la tranquilidad de haberlos educado bien no impide que ese hueco en el alma la empuje al llanto. “Es la certeza de que se crecieron, que va a ser difícil que en noviembre –para Acción de Gracias– nos reunamos los cuatro en la casa de alguno de mis tres hermanos, en Estados Unidos. Sobre todo porque Emilio tendrá que cumplir con el calendario europeo”.

Paola nació en Estados Unidos, y hasta los 11 vivió entre Houston, Oregón y Iowa. Era gringa. “Si no me traen de vuelta al país yo sería una persona muy distinta”. Por eso mismo, en 2012, aunque su carrera estaba alzando vuelo en diversas series estadounidenses, armaron maletas y regresaron, para que sus muchachos crecieran con las raíces colombianas de las que ella se siente tan orgullosa.

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“Y no solo se trataba de eso, de la idiosincrasia, sino también del contraste, para que vieran que Colombia no es un país del primer mundo. En Estados Unidos a la gente le funciona la vida perfectamente, acá no. Queríamos que se dieran cuenta de la falta de equidad... La desigualdad sensibiliza y genera compromiso. Para nosotros era importante que los niños estuvieran expuestos a eso y pudieran adquirir un criterio más sólido para tomar decisiones en la vida. Esa era mi obligación como mamá. Los hijos no nos piden venir al mundo, así que ellos son primero que cualquier cosa y no se puede anteponer la carrera”.

Este año rechazó protagonizar una producción colombiana, pero piensa retomar su carrera y presentó una audición en Estados Unidos.

Para entonces ya había actuado en Cane, junto a Jimmy Smits, Hector Elizondo y la mítica Rita Moreno. También participó en La vida secreta de un adolescente; en Californication, junto al famoso David Duchovny; The Closer, Royal Pains y True Blood.

A eso de “soltar”, ella lo define como la búsqueda del equilibrio, que no es otra cosa que el arte de saber vivir. “No siempre se puede tener todo lo que se quiere. Además, cuando se elige ser mamá, actriz y empresaria, hay que buscar la manera de mover las fichas de modo que no se descuadre nada”.

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Cuando regresaron, Sofía tenía 15 y Emilio casi 13. Y pese a estar en esa etapa cuando los amigos adolescentes son lo más importante, el volver no fue traumático. “Ellos sabían que era por su bien. A los dos siempre les gustó Colombia. No era un lugar extraño, acá estaba su familia”.

Los Estrada Turbay son un clan perfectamente engranado, y también se debe a la alcahuetería de unos papás en los que todos los amigos de sus hijos confían. “Somos de los que nos llevamos quince chinos a una finca, en nuestra casa es donde rematan la fiesta, con los que pueden hablar, nos sabemos los cuentos de las novias, de las terminadas, de los cachos. No juzgamos y eso les permite sentirse libres de expresarse y contar”.

Una zona de distensión, así define Paola la casa; y además se ufana de que ella y su esposo son los mejores suegros, aunque en este momento sus dos hijos no tienen romance a la vista.

Foto: Las cuatro versiones de IndieBo sumaron 120.000 espectadores, con 1024 funciones, y la proyección de 320 películas de 50 países. Todo un récord.

Ahora recuperarán el espacio propio de la pareja. Bajan las revoluciones y se demuestra, según asegura Paola, de qué están hechos los matrimonios.  “Por fortuna, Alejandro y yo disfrutamos mucho estar juntos. Me he encontrado con muchas parejas a las que se les descuadra la vida porque nunca trabajaron en ellos y solo crearon relaciones papás-hijos, pero se olvidaron de cultivar la de esposos. Igualmente, cada uno de nosotros goza de la soledad y de estar metido en sus propios planes”.

Hacer la pausa en su carrera no ha sido un sacrificio, igual pudo escaparse para hacer algunos capítulos de la serie Bosch, en 2017. Este año, consecuente con su manera de pensar, rechazó protagonizar una producción colombiana porque le exigían trabajar los sábados, lo que implicaría que tampoco tendría libres los domingos pues debería estudiar los libretos.

“Además, el Sindicado de Actores ACA ha hecho un trabajo impresionante y muy importante para que se mejoren las condiciones de contratación, y aceptar hubiera sido propinar una puñalada a lo conseguido por el gremio de actores”.

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Ya sin Sofía y Emilio en Colombia, y en los respiros que le pueda dar IndieBo, piensa retomar su carrera en el exterior, por eso el mes pasado, ante la insistencia, presentó audición para otro proyecto en Estados Unidos.

Paola nació el 24 de noviembre de 1970 y el año que viene cumplirá medio siglo de vida. “No le tengo miedo a la edad. Les daré la bienvenida a los 50. Mientras los 20 y los 30, uno se enfoca en la familia, los 40 son ese periodo donde quien importa es uno”.

Centrarse en su amor con Alejandro, estudiar Entomología o Biología, y dedicarse a plantar su huerta, son algunos de los de esta mujer que durante un tiempo fue vegana, pero que, como no es furibunda seguidora de nada, cuando se dio cuenta de que eso la estaba llevando a la desnutrición dejó de ser tan estricta y cambió el rumbo hacia el vegetarianismo. “Quiero volver a actuar, tal vez hacer teatro y ojalá cine”. 

* Este artículo hace parte de la última edición de la revista Jet Set. Lea más aquí

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