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Patricia Llosa: la exesposa de Mario Vargas Llosa a quien el escritor abandonó cuando se enamoró de Isabel Preysler
La ex del escritor peruano, quien fuera su esposa por casi medio siglo, sabía de la ruptura con Preysler desde hace dos semanas.
El 10 de junio de 2015 la vida de Patricia Llosa no volvió a ser la misma. Ese día se enteró a través de la prensa del fin de su matrimonio con el escritor Mario Vargas Llosa. Creyendo que eran solo rumores de los medios, se apresuró a lanzar un comunicado en el que desmentía la relación de su marido con Isabel Preysler, una socialité filipina que ya tenía tres matrimonios: “Hace apenas una semana estuvimos en Nueva York celebrando nuestros 50 años de casados. Rogamos que respeten nuestra privacidad”.
Solo pocas horas después, la nueva pareja de enamorados le confirmaba al mundo, a través de la revista ¡Hola!, la noticia de su relación.
“Yo temía que esto tendría unas consecuencias nefastas para mi madre”, asegura el hijo menor de los Llosa —Gonzalo—, el único miembro de la familia que desaprobó públicamente la relación del escritor con la llamada Reina de corazones.
No era para menos. Patricia Llosa, sobrina de la primera esposa del escritor, le había dedicado su vida, desde los 18 años, al autor de grandes obras como La ciudad y los perros (1962), Conversación en la catedral (1969) y La tía Julia y el escribidor (1977). Además, vivió junto a él algunos de los más inolvidables momentos de su vida literaria: desde su ascenso en el llamado Boom Latinoamericano hasta el premio Nobel de Literatura que lo consagró en 2010.
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Tras casarse en 1965, habían construido un hogar de tres hijos —Álvaro, el mayor, y Gonzalo viven en Londres; Morgana, en Lima— y seis nietos.
Con los años, se había convertido además en una suerte de secretaria personal, en pie desde las 5 de la mañana cada día, para atender la lista interminable de llamadas y peticiones que recibía el autor desde Europa, mientras él pasaba las horas leyendo y escribiendo.
Junto a Patricia Llosa, el autor viviría también uno de los episodios más polémicos de la literatura latinoamericana, ocurrido el 12 de febrero de 1976, cuando tuvo lugar un famoso incidente en México D. F.: Tras mucho tiempo sin verse, García Márquez fue a saludar a Mario Vargas Llosa, hasta entonces su amigo, pero este le propinó un gran puñetazo.
Al parecer, el peruano le dijo que el golpe era una respuesta a lo que el colombiano le había hecho a su esposa Patricia, en Barcelona.
Aunque solo ella sabe con certeza el motivo del desencuentro, se dice que Vargas Llosa estaba molesto por lo que Gabo le dijo a Patricia luego de que ella se desahogara sobre las permanentes infidelidades de su marido. Ante lo cual Gabo le habría aconsejado que se divorciara.
Otros rumores van más lejos e indican que el autor de Cien años de soledad se le insinuó y no falta quien piensa que fue ella la que intentó algo, en venganza por las ocasiones en que Vargas Llosa la había engañado.
Su reacción ante la separación del escritor
De acuerdo con la prensa española, la ex del escritor estaba enterada de la ruptura con Preysler desde hace dos semanas. “Ella está feliz en República Dominicana, tomando el sol. Asegurando que no va a decir absolutamente nada, aunque sabe bien todo lo que ha pasado, ya que Mario Vargas Llosa se lo comunica a sus hijos hace dos fines de semana y todo en tono jovial”, según la periodista española María Patiño.
Y añadió que desde el entorno cercano a Patricia Llosa le explicaron que “Isabel Preysler no ha contado la verdad”. “Ella empieza a tener una importante petición. Isabel Preysler, en repetidas ocasiones desde hace aproximadamente 6 meses, solo tiene un deseo, casarse, pero él no se quiere casar. Se lo vuelve a pedir, porque si el día de mañana te pasa algo yo no voy a ir al funeral como la amante de Mario Vargas Llosa”.
La última petición se habría producido hace unos escasos días, pero él insistió en su negativa. Y asegura María Patiño que esa es la auténtica razón de la ruptura. Una separación sobre la que aún parecen quedar muchos detalles por desvelar.
La vida tras el divorcio
Tras el doloroso divorcio, Patricia Llosa transformó el antiguo despacho biblioteca del escritor en una sala dedicada a su gran pasión: el cine. En esa habitación, desde donde el autor divisaba la Lima “bella y horrible” de la que tantas veces escribió, su ex instaló una pantalla gigante para ver películas con sus amigos.
Inquieta por los temas culturales, junto a un grupo de amigas creó el capítulo peruano del National Museum of Women in the Arts, institución con sede principal en Washington dedicada al reconocimiento de la labor artística de las mujeres.
Se reúnen semanalmente en el Museo de Arte Contemporáneo de la capital. “Solo el 5 % de las paredes de las pinacotecas del mundo expone obras hechas por mujeres. Queremos cambiar eso en todos los campos del arte. Patricia preside el comité de literatura. Visita a escritoras peruanas y las promueve”, explica Pinilla, que forma parte de esta organización.
También está muy involucrada en la versión peruana del Hay Festival, el certamen literario que se celebra cada mes de noviembre en Arequipa, la ciudad natal de su exmarido.
Su hija Morgana suele acompañarla. “Ha estado implicada desde el inicio”, subraya Cristina Fuentes, directora del evento. “Nos ha apoyado en todo momento, con presentaciones a patrocinadores y gente clave, con soporte moral e inteligente y con presencia desinteresada y generosa”, añade. “Ahora la invitan a muchas cosas, ya en un rol protagonista. Pero es tímida, da sin pedir reconocimiento. No le gusta figurar, aunque ha sido y es el motor de todo lo que ocurrió y ocurre en su entorno”.
Desde su separación, su gran meta ha sido mantener unida a su familia. “Es una de sus grandes preocupaciones —reconoce Gonzalo—. Después de la separación corrimos el riesgo de que la ‘tribu’, como llamamos nosotros a la familia, se destruyera. Por eso en estos últimos años ha seguido dedicándole mucho tiempo a sus tres hijos y a sus seis nietos, organizando viajes familiares y manteniéndose en constante comunicación con todos. Si una de mis hijas, que viven a miles de kilómetros de mi madre, amanece un día enferma, ella lo sabe antes que yo. Es la madre y la abuela perfectas”.
Preysler no se aguantó los celos de Vargas Llosa
La relación entre Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa terminó como empezó: en medio del escándalo.
“Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente”. Con esta declaración la socialité filipina le confesó en exclusiva a la revista ¡Hola! de España que se terminaba su mediático noviazgo con el escritor y político peruano.
Preysler, nacida en Filipinas hace 71 años, puso punto final a una relación de ocho años con el nobel peruano de 86. Durante todo ese tiempo habían conformado una de las parejas más mediáticas de la prensa del corazón, sobre todo porque al momento de oficializar su relación, año 2015, el premio Nobel seguía casado con Patricia Llosa, su prima, y con quien había celebrado hacía poco las bodas de oro de su matrimonio.
“No quiero dar ninguna declaración más y agradezco a los amigos y medios de comunicación que nos ayuden en esta decisión”, fueron las palabras de Preysler a la revista española.
Según revela este medio, a mediados de diciembre, tras una escena de celos, el escritor abandonó la vivienda de su pareja, en la que ambos convivían y se instaló en su domicilio en el centro de Madrid.
Sin embargo, “la de diciembre no era la primera vez que Mario abandonaba la casa”, explica la periodista Mamen Sánchez en el artículo de ¡Hola!. “Ya había sucedido en una ocasión antes por la misma causa, y que esta actitud sea recurrente es lo que ha convencido a Isabel de que no merece la pena seguir apostando por una relación sin futuro que a los dos los hace infelices”.
Según aclara también Preysler en Hola, el motivo de esta separación no han sido terceras personas, sino que ambos han perdido, “poco a poco, la ilusión del principio”.