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Pobre niña rica: las tragedias e infidelidades que ha vivido Athina Onassis, la heredera más adinerada del mundo
La nieta del magnate Aristoteles Onassis no ha vivido un cuento de hadas ni ha gozado sus millones como muchos pensarían.
Cuando era apenas una niña, Athina Onassis era la mujer más rica del mundo. No se trataba de una bendición, sino de todo lo contrario. Había llegado a esa posición por cuenta de un enorme dolor, la muerte de su madre Cristina. Desde ahí, su vida no ha estado en un camino de rosas. El amor verdadero le ha sido esquivo y su divorcio fue una noticia mundial, pues se probó que quien había sido su media naranja era un vividor y ella casi que tuvo que pagarle porque se fuera de su vida.
La vida de Atina ha estado llena de grises. Cuando en 1988, Cristina Onassis murió en Buenos Aires, la pequeña Athina Roussel Onassis pasó de ser una hija mimada a la niña más rica del mundo. Su madre, única heredera del magnate griego Aristóteles Onassis, le dejó en su testamento toda su fortuna, de aproximadamente 3.000 millones de dólares. Como se trataba de una menor de edad, el testamento indicaba que la fortuna sería manejada por cinco albaceas, cuatro griegos de la confianza de su madre, y su padre, Thierry Roussel.
Era fácil imaginar que las dificultades por el manejo de tanto dinero iban a aparecer tarde o temprano. Y sucedieron temprano. Stelio Papadimitriou, cabeza de los albaceas griegos que manejan la herencia, presentó una demanda en Grecia contra Thierry Roussel por difamación y perjurio, cargos que en ese país podrían significarle la cárcel si es encontrado culpable.
Los griegos argumentaron que Roussel se ha enriquecido a costa de su hija y que la ha apartado de la cultura griega para poder tener el control sobre ella y su dinero para cuando fuera mayor de edad. A su vez, Roussel demandó en Suiza a Papadimitriou y a los otros cuatro albaceas, acusándolos de malos manejos en el negocio naviero de la familia Onassis.
La pelea entre los albaceas y el padre de Athina fue apenas un episodio de una dura lucha por su fortuna. Desde la muerte de Cristina, Roussel tuvo problemas para entenderse con los griegos debido al sorpresivo cambio de testamento de Cristina, efectuado dos meses antes de su muerte. El testamento anterior le dejaba el 50 por ciento de su dinero si se aplicaba en territorio suizo o el 25 por ciento si se aplicaba en el griego. En cualquiera de los dos casos asumiría total control del dinero de su hija.
El nuevo testamento, por el contrario, establecía que le dejaba todo a la niña y que hasta los 18 años el control del dinero estaría puesto en manos de cinco albaceas. Cualquier decisión debería hacerse por mayoría, lo cual significaba que él no tendría ningún control. Pero además de decidir cuestiones monetarias, el grupo de griegos opinaba sobre otras cuestiones y aspectos de la educación de Athina e incluso hasta de la religión que debería profesar.
Esa intromisión en la vida privada de su hija enfureció a Roussel, pero el asunto se arregló con un acuerdo en el que él se comprometía a mantener a la niña cerca de sus raíces griegas a cambio de una pensión anual de seis millones de dólares. El primer conflicto surgió cuando los griegos se dieron cuenta de que Thierry había incumplido esa promesa. De niña, Athina no entendía una palabra de griego, rara vez iba al país de sus antepasados y casi nunca le permitían visitar a sus parientes maternos.
Athina era para esa época dueña de la isla Skorpios, el yate Cristina, un apartamento en la avenida Foch, una gran mansión en Gingins de 18 habitaciones y jardín con zoológico incluido, además de todo el emporio naviero, pero no podía tocar su fortuna.
La historia más sonora de su vida fue el desamor. Una vez cumplió 18 años, Athina encontró refugio en Álvaro de Miranda Neto, un hombre con quien se casó locamente enamorada en 2005 en Brasil, pero que llevaba en realidad una doble vida con una prepago residente en Bélgica, quien, loca de furia porque él la dejó, le hizo saber la verdad a la millonaria, lo que desencadenó el divorcio.
Los millones persiguen a los griegos Onassis con la misma persistencia que la desdicha en el amor y por eso tanto se habla de la maldición que pesa sobre su apellido. Según The Times, de Londres. Doda sedujo a Athina a los 17 años, cuando era su entrenador de equitación, una pasión que parecía ser su lazo indestructible, ya que en toda su vida juntos se pasearon como la pareja dorada por el exclusivo circuito de la hípica internacional.
De resto, ella llevaba con Doda una vida de joven ama de casa entre São Paulo y los alrededores de Amberes, Bélgica, donde establecieron un reputado negocio de caballos. Además, se dedicó a criar como su propia madre a los dos hijos que él aportó al matrimonio.
Mientras que Athina seguía convencida de que su vida al margen del jet set era casi perfecta, uno de los asesores de su familia, el griego Alexis Mantheakis, empezó a tener indicios de la mentira. “Fui abordado por una encantadora joven, quien me contó que era prostituta y había tenido una relación con Doda. Le pedí más detalles, pero se rehusó, alegando que era muy pronto”, le explicó Mantheakis al diario griego Proto Thema. La mujer le entregó un dossier de 120 páginas con documentos y certificados, “que creo son la clave del divorcio de Athina”.
Mantheakis cuenta que le dio el material a Onassis, de quien escribió una biografía no autorizada hace algunos años. Al ver las boletas para carreras hípicas, facturas de hoteles y tarjetas de embarque en aviones a nombre de la mujer y pagados por Doda, entre otras pruebas, Athina descubrió horrorizada que su marido la engañó desde los primeros días de su matrimonio y que se llevaba a su amante a donde iba con ella. Incluso, tenía el descaro de camuflarla en la prueba ecuestre que lleva su nombre.
El acuerdo prenupcial preveía que en caso de divorcio, ella debía pagarle 1 millón de dólares por cada año de matrimonio. Según Greek World Reporter, él también pedía más de 300.000 dólares mensuales de pensión conyugal, utilidades de sus negocios juntos, la custodia de sus carísimos caballos y las propiedades que compraron en los años que estuvieron casados, valoradas en unos 400 millones de dólares.
Según la revista Bunte, de Alemania, gracias a la extensa evidencia que los abogados de Athina presentaron en Bélgica sobre el adulterio de Doda, los apoderados de este no tuvieron más remedio que pactar un acuerdo rápido y por una suma mucho menor a la que él pretendía.
Desde ahí, el mundo sabe poco de Athina. Un reciente reportaje de la revista Maire Claire cuenta de su vida. “Nadie, salvo las personas más cercanas a las que ella permite conocer su personalidad, sabe como es realmente Athina Onassis, siempre ha querido ser discreta y no soltar palabra sobre su vida, sus actos o cualquier tema de su intimidad”, dice la revista.
*Una parte de este artículo fue publicado originalmente por la revista Jet Set.