La grasa que se acumula en el vientre tiene la misión de proteger a los órganos y por eso tan resistente. | Foto: EFE

Salud

¿Por qué es tan difícil deshacerse de esa incómoda barriga?

Se descubre por fin la razón por la cual la grasa del abdomen es tan rebelde.

4 de marzo de 2021

Una de las consecuencias más comunes del confinamiento es la subida dramática de peso, pero también es cierto que muchos ahora han ganado tiempo para recuperar la forma.

En ese empeño, seguro han notado que logran adelgazar con relativa facilidad todas las partes del cuerpo pero hay una que se resiste: el abdomen.

Su caso no es único, pero sí son muchos los que llegan a sentirse frustrados luego de ver que tanto ejercicio, dietas y los más diversos intentos no sirven para nada, porque esa protuberante barriga “cervecera” sigue ahí, robándoles la ilusión de recuperar la silueta esbelta de otros años.

Sn embargo, el asunto tiene una explicación y, aunque sea difícil de creer, esa grasa persistente en la panza responde a un objetivo que en principio busca beneficiar al organismo.

Los lípidos que se depositan allí no son de la misma condición que los de otras áreas, pues fue diseñada por la naturaleza para proteger los órganos vitales que envuelve.

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Se ha puesto de moda intentar liberarse de la panza con el ayuno intermitente, pero la ciencia demostró que no es para nada efectivo. | Foto: adios obesidad

Por eso se le conoce como grasa visceral y cuando se ve influenciada por el exceso de calorías hace que el abdomen se vea más abultado de lo deseado.

Últimamente, el ayuno intermitente ha surgido como la solución en boga para combatir el sobrepeso y una nueva esperanza para los que creen que finalmente podrán decirle adiós al estómago prominente.

El método consiste en ciclos de alimentación normal, alternados con otros en que no se consume nada. Así, las reservas del cuerpo se encargan de proveer de energía al organismo, descomponiéndose en ácidos grasos que se encargan de reemplazar la comida como la mayor fuente de combustible.

Sin embargo, un reciente estudio realizado en ratones demostró que esta transición no se realiza en el abdomen tan rápido como en otras zonas de la anatomía, lo cual sugiere que esa grasa visceral puede adaptarse a los continuos episodios de abstinencia y salvaguardar sus depósitos de energía.

Los expertos creen que el control de calorías es el mejor régimen para eliminar la barriga. | Foto: 123RF

La investigación fue realizada por la University of Sydney, en Australia, bajo la dirección del doctor Mark Larance, quien le explicó a la publicación científica Cell Reports que la fisiología de los ratones es muy similar a la de los humanos, aunque su metabolismo es mucho más rápido. “Eso nos permitió observar los cambios con mayor agilidad que en pruebas con personas y examinar muestras de tejidos que son difíciles de recoger en humanos”, agregó el científico.

El experto advirtió que no todo está dicho en cuanto al ayuno intermitente y la barriga, pero mientras los estudios avanzan al respecto, recomendó seguir otras dietas, como las basadas en la restricción de calorías.

La meta son 2500 kilocalorías diarias para los hombres y 2000 para las mujeres, reflejadas en todo tipo de comidas y bebidas, según la guía Eatwell del National Health Service del Reino Unido.

Se recomienda comer cinco porciones de frutas y verduras, sean frescas, congeladas, deshidratadas o enlatadas y que los platos tengan como base carbohidratos ricos en almidones como las papas, el arroz, el pan, el maíz, la pasta, etc.

El régimen se basa además en 30 gramos de fibra diarias, ya sea provenientes de vegetales, barras de cereales, pan integral o papa con cáscara, entre otras fuentes.

Los lácteos están permitidos, así como sus alternativas (leche de soya, por ejemplo), además de huevos, carne de res, granos y, especialmente, dos porciones de pescado a la semana.

Las aceites deben ser no saturados y evitar consumirlos en exceso.

Todo ello debe ser regado de seis a ocho vasos de agua al día.

En todo caso, antes de emprender cualquier régimen, siempre es fundamental ponerse primero en manos del médico.