juicio

Por qué ganó

Nadie sabe para quién trabaja. Eso pareció demostrar el juicio del rey del pop en el que los testigos de la Fiscalía terminaron siendo la clave de su absolución.

19 de junio de 2005

A simple vista, demostrar que Michael Jackson es un pedófilo no parecería algo difícil. Después de todo, más que asemejarse a Peter Pan, como el mismo se autoproclama, tiene pinta de ser una especie de maniquí hermafrodita que colecciona muñecas barbie y duerme con niños. Y, por si fuera poco, estaba el testimonio de Gavin Arvizo, un adolescente de 15 años que lo acusó de haber abusado de él dos años atrás. "Michael Jackson comenzó a hablarme de masturbación. Me dijo que si los hombres no lo hacían, podían llegar a violar a una niña o a volverse locos. Me contó la historia de un niño que él conocía que por no masturbarse había tenido sexo con un perro. Luego en su cama me dijo que él podía enseñarme a hacerlo y puso sus manos en mi pantalón (...) Cuando él trató de que yo le hiciera lo mismo, quité mi mano. Yo no quería hacerlo". También agregó que para tener este tipo de encuentros bebían vino y vodka, que veían juntos pornografía en revistas y en internet y que una vez el artista simuló tener sexo con una muñeca.

Sin embargo, después de cuatro meses de juicio, el 13 de junio Jackson fue encontrado no culpable de los 10 cargos de los que se le acusaba y que incluían desde suministrar alcohol a un menor hasta abuso sexual, y de conspirar para retener a su lado al demandante y su familia en contra de su voluntad. Algunos seguidores del caso opinan que su absolución se debe a su condición de celebridad. Además, de acuerdo con un sondeo realizado por la cadena de televisión CNN y el diario USA Today, el 48 por ciento de los norteamericanos está en desacuerdo con el veredicto, sólo el 34 apoya la decisión y 18 por ciento no opina. Pero, pese a todo, lo cierto es que hoy descansa tranquilo en su ya legendario rancho Neverland, paradójicamente en parte gracias a quienes pretendían ponerlo tras las rejas.

El conmovedor testimonio del niño empezó a tambalear cuando el abogado del artista, Tom Messereau, presentó un video en el que Arvizo y su familia colmaban de elogios a Jackson. La cinta fue realizada en 2003 para contrarrestar el efecto negativo del documental Living with Michael Jackson, en el que éste reconoció dormir con niños. A esto sumó la declaración de una asistente social del Departamento de Servicios Familiares de Los Ángeles, quien en esa época interrogó al niño, quien le habría respondido: "Todo el mundo piensa que Michael abusó de mí, pero en realidad nunca me tocó".

Pero, más eficaz para la defensa fue la actuación de su madre, Janet Arvizo, quien lejos de aparecer como una mujer preocupada porque se hiciera justicia, dio la impresión de ser una oportunista que lo planeó todo con fines lucrativos. La mejor explicación de su poca credibilidad la dio uno de los miembros del jurado: "¿Qué clase de madre dejaría, libre y voluntariamente, que su hijo durmiera con un hombre?". Más si se trata de Michael Jackson, a quien ya en los años 90 se le había investigado por acoso a menores. Fue ella quien acusó al artista de haber sometido a su familia a una especie de secuestro en Neverland, y que en esas condiciones grabó el video en el que ella afirmaba que Jackson era "como un padre para sus tres hijos". Dijo que secuaces del cantante llegaron a amenazarlos de muerte si hablaban y contó la inverosímil historia de que estos habían planeado "varias maneras de hacer desaparecer a los niños, incluido un escape en un globo aerostático". Luego afirmó que les dieron pasaportes y los presionaron a salir fuera del país, todo con el fin de callarlos y que durante su encierro sólo les servían una comida. Lo curioso es que la defensa pudo establecer que durante el supuesto secuestro, los prisioneros salieron de compras, cenaron en restaurantes y hasta ella fue al salón de belleza para hacerse la cera en las piernas, en lo que llegaron a gastar 7.000 dólares que salieron del bolsillo de Jackson.

El historial legal de la familia, que incluye fraudes, también salió a relucir. En 2001 los Arvizo llevaron a juicio civil a los almacenes JC Penney alegando que habían sido golpeados en el parqueadero por los guardias de seguridad y que habían acosado sexualmente a Janet, todo, al parecer, porque Gavin había salido de la tienda con ropa que no había pagado. La evidencia parecían ser las fotos de los morados en el cuerpo de la mujer. Gracias a un acuerdo fuera de corte, la familia recibió 152.500 dólares. Sin embargo, durante el juicio a Jackson, Mary Holzer, quien había sido asistente del abogado de la familia en el caso contra los almacenes, dio otra estocada a la ya deteriorada credibilidad de los acusadores. Dijo que Janet había mentido bajo juramento, pues habría reconocido que las heridas se las había causado su esposo de ese entonces y que habría entrenado a los niños para dar su versión. Además, su hijo menor admitió haber mentido durante ese pleito.

La dulce historia de un niño enfermo de cáncer que quiere conocer a su estrella también quedó desvirtuada con los testimonios de otras dos celebridades. Jay Leno, presentador del programa de televisión Tonight Show, declaró que en 2000 empezó a recibir llamadas de Gavin, entonces enfermo, y aunque reconoció que nunca le pidió plata, sí le pareció sospechoso que un niño tan pequeño, que parecía recitando un libreto, llamara "mi héroe" a un hombre de 50 años. Por su parte, el actor Chris Tucker reveló que había conocido al acusador durante un acto benéfico y que no sólo le pidió dinero, sino que fue a visitarlo a una grabación en Las Vegas. El comediante aseguró haber pagado los gastos de la estadía que se prolongó más de lo esperado.

Pero cuando de verdad le salió el tiro por la culata a la Fiscalía fue al llamar como testigo a la ex esposa de Jackson, Debbie Rowe, madre de sus hijos Prince Michael y Paris. En sus argumentos de apertura, Tom Sneddon, el abogado acusador dijo al jurado que la mujer declararía que los elogios que le había hecho a Jackson en el famoso video de reivindicación habían sido libreteados. Además, al comienzo del juicio se dijo que ella quería quitarle la patria potestad de los niños y que él no se los había dejado ver en años. Sin embargo, todo cambió cuando la testigo estrella se presentó al estrado como Deborah Rowe Jackson. No sólo lo calificó de "padre maravilloso" y se refirió a él como "mi Michael", sino que acusó a muchas de las personas que lo rodeaban de "buitres oportunistas".

De esta manera, lo único que la Fiscalía pudo demostrar es que a Jackson le gustaban las revistas eróticas con mujeres desnudas, lo cual no es un delito. Las huellas de sus dedos y las del niño en esas publicaciones no fueron una prueba contundente, pues si el niño se movía a su antojo en casa de su anfitrión, cabe la posibilidad de que las haya encontrado por su cuenta, así como por su cuenta pudo habérselas ingeniado para apoderarse del vino. Por otra parte, su abierta declaración de dormir con niños no deja de ser extraña, aunque, como lo expresó el USA Today, "ser extraño, incluso más allá de cualquier norma, no es un delito en Estados Unidos". Al respecto, un miembro del jurado explicó que Jackson "probablemente ha acosado niños", pero que la evidencia presentada no fue contundente. Sólo el artista y su acusador saben si en su cuarto hubo algo más que "fiesta de pijamas".