REALEZA
Las revelaciones de Finding Freedom, el libro con los secretos de Harry y Meghan
El esperado libro que cuenta por qué el príncipe Harry y Meghan Markle se alejaron de la familia real ya causa estragos. Pinta al príncipe William como un clasista, a Kate Middleton como una persona fría y muestra que la pareja se sentía menospreciada por el equipo de la reina.
Aunque el príncipe Harry y Meghan Markle han hecho todo lo posible por desmarcarse de Finding Freedom, el libro sobre su histórica renuncia a la realeza británica, en el Reino Unido están seguros de que ellos sí colaboraron de alguna forma.
La publicación, que saldrá a la venta el 11 de agosto, pero de la que ya han aparecido varios capítulos en la prensa, está llena de tantos detalles y anécdotas íntimas que parece imposible que los autores no hubieran tenido, al menos, ciertos permisos especiales.
La editorial Harper Collins, de hecho, lo promociona como la versión de ellos, y los periodistas Carolyn Durand y Omid Scobie, los autores, afirman que hablaron con más de 100 fuentes y que tuvieron acceso al círculo de amigos íntimos de la pareja, algo que no habrían podido conseguir solos.
Harry fue el primero que dijo “te amo”, pero Meghan le confesó a un amigo que la relación tenía futuro.
Eso ha provocado revuelo en el palacio de Buckingham, en donde ven el libro como un ajuste de cuentas sin sentido contra varios miembros de la realeza.
Clasismo y racismo en la corte inglesa
Finding Freedom cuenta cómo surgió el romance entre Harry y Meghan, y revela detalles íntimos de las primeras citas de la pareja, en un bar de Soho y en un restaurante de comida de mar en otro sector de Londres.
Según los amigos más cercanos, ambos quedaron deslumbrados y las cosas comenzaron a avanzar bastante rápido. Harry dijo “te amo” antes que ella, y Meghan le confesó a varias personas que la relación tenía futuro.
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El libro saldrá a la venta el 11 de agosto, pero ya lidera la lista de pedidos de Amazon. En Inglaterra dicen que los capítulos que han salido en la prensa muestran a Harry y Meghan como dos niños mimados con ansias de protagonismo.
La historia feliz terminó cuando el romance se filtró a la prensa. A Harry le pareció racista que algunas personas cercanas cuestionaran las intenciones de
Meghan y le preguntaran si de verdad la consideraba “la indicada”, por lo que terminó varias amistades de años.
Pero, sobre todo, le dolió que su hermano, William, a quien él había apoyado cuando algunos cuestionaron a Kate Middleton, le dijera “no sientas que tienes que apresurarte, tómate todo el tiempo que necesites para conocer a esta mujer”.
Lo que para cualquiera hubiera sido un consejo de su hermano mayor a Harry le sonó a insulto. Máxime por las palabras “esta mujer”, que consideró clasistas y esnobistas. Ese punto de inflexión dañó para siempre la relación entre los dos.
William le pidió a Harry tomar tiempo para conocer “a esta mujer”. Él consideró esas palabras tan clasistas que se molestó y se distanciaron.
Según el libro, William estaba preocupado de que su hermano estuviera “cegado por la lujuria”, aunque terminó por apoyar el futuro matrimonio. Las cosas, sin embargo, solo empeoraron.
Los amigos de la pareja acusan de despreciar a Meghan a los cortesanos del palacio de Buckingham, a quienes llaman “los hombres de traje gris” –como hizo Lady Di en otro libro hace casi 30 años–. Harry, incluso, se enteró de que algunos de ellos se referían a su esposa como “la ‘showgirl’ de Harry”, y que otro comentaba en voz baja que “hay algo en ella que me genera desconfianza”.
Meghan esperaba que Kate, que ya había pasado por el proceso de integrarse a la familia real, se convirtiera en su gran amiga y confidente.
Y más adelante, cuando la prensa empezó a mostrar a Meghan como una mujer caprichosa y voluntariosa, sintió que el palacio no lo apoyaba. El equipo de la reina, por otro lado, lo consideraba “demasiado sensible y quejumbroso”.
Las quejas sobre Kate
Para ese entonces, Meghan estaba decepcionada de Kate Middleton. Al contrario de lo que reportó la prensa, ellas nunca pelearon. Pero Meghan había esperado que ella, que había pasado por el proceso de integrarse a la familia real, la recibiera con los brazos abiertos y se convirtiera en su gran amiga dentro del palacio.
Eso nunca pasó. Aunque se trataban de forma cordial, su relación era fría y distante. Y como no tenían casi nada en común, sus encuentros estaban llenos de silencios y momentos incómodos. Tampoco hubo muchas oportunidades para algo más porque en ese entonces los dos hermanos solo se veían en los eventos oficiales.
Meghan y Kate nunca pelearon, pero tenían una relación bastante fría. Meghan, sobre todo, estaba decepcionada porque creía que ella se iba a convertir en su apoyo y guía en el palacio.
Todo eso se sumó a que Harry y Meghan se sentían menospreciados y veían que el palacio les daba prioridad a los proyectos del príncipe Carlos y de William sobre los suyos. Esto tiene toda la lógica del mundo teniendo en cuenta la prelación de ambos al trono por encima de Harry. Pero igual molestaba a la pareja, que tenía expectativas altas sobre su rol en la realeza.
Cuando separaron su equipo del de William y Kate, esperaban tener más independencia, pero quedaron decepcionados cuando les avisaron que su oficina iba a depender del palacio de Buckingham. Según el libro, además, algunos asesores de la reina pensaban que había que controlar la popularidad de la pareja para que no eclipsara a la propia monarquía.
Harry y Meghan sentían que no podían confiar en casi nadie en el palacio y que había personas que filtraban sus historias a la prensa.
Ambos intentaron hablar con la reina y el príncipe Carlos de sus molestias, aunque las cosas no cambiaron. Finalmente, cuando estaban de vacaciones en Canadá, decidieron que querían quedarse solo de tiempo parcial en la monarquía para tener una vida más independiente. Incluso, comenzaron a trabajar con sus propios asesores estadounidenses sin avisarle a nadie, una actitud que luego molestaría a la familia.
De acuerdo con el libro, cuando quisieron dialogar con la reina, el equipo de ella les puso tantas trabas que hasta consideraron saltarse el protocolo y visitarla por sorpresa, lo que finalmente descartaron. Para ese entonces sentían que no podían confiar en casi nadie en el palacio y que había personas que filtraban sus historias a la prensa.
A Harry y Meghan les molestó que la reina no exhibiera una foto de ellos durante su discurso de Navidad. También consideran que Carlos ha privilegiado su imagen pública sobre su papel de padre.
Luego vino lo que todo el mundo conoce: anunciaron su intención de renunciar a la monarquía en enero de este año, lo que sorprendió, sobre todo, a William y al príncipe Carlos, quienes se enteraron solo una hora antes de publicar el comunicado.
La reina, para tratar de calmar los ánimos, organizó una reunión en la que estuvieron los cuatro. A Harry le dijeron que no podía permanecer a tiempo parcial, como pretendía, y que, si querían independencia, tenían que irse de la institución. Él quedó tan herido que al comienzo hasta se negó a que establecieran un periodo de prueba, pues quería mostrarle al mundo que se había ido definitivamente.
Hoy, después de la publicación del libro, parece imposible que él y Meghan se arrepientan o que la familia considere recibirlos de vuelta como si nada hubiera pasado. A pesar de que hay noticias sobre un posible acercamiento, todo indica que la relación está irremediablemente rota.