GENTE
¿Quién es la youtuber colombiana que recorre Australia en una van?
Una abogada santandereana le contó a SEMANA la historia de cómo emigró para aprender inglés y terminó enamorándose de esta aventura junto a su esposo.
Pasar de nadar con tortugas en una playa con el agua más cristalina y la arena más blanca, a ver koalas y canguros en una caminata han sido las experiencias más fantásticas que ha podido disfrutar la colombiana Angélica Ladino, quien desde hace 24 meses se embarcó en la aventura de recorrer todo el país de Australia en una van, junto a su esposo Beau Mitchell.
Ella abogada, de 28 años y él fotógrafo australiano, de 33. Ambos decidieron dejar su estabilidad laboral en la ciudad de Perth e invirtieron sus ahorros para comprar una camioneta tipo van que los trasladara por toda la costa de este país de más de 25 millones de habitantes, de los cuales 7 millones y medio son migrantes.
Sin más que algunas mudas de ropa para climas de invierno y verano, Angélica comenzó a soñar con una vida nueva en mayo de 2020, cuando paradójicamente el mundo se llenaba de incertidumbre y cuarentenas por el inicio de la pandemia de la covid-19.
Lo hizo porque en Australia vivían en una burbuja, debido a que el Gobierno endureció por año y medio el ingreso de personas al país y eso les permitió ganar terreno para controlar los contagios y vacunar al 90 % de su población.
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Desde la ciudad de Mackay, ubicada en la costa oriental de Queensland, y con nueve horas de diferencia de horario, Angélica le contó a SEMANA cómo recorrió más de 16.000 kilómetros en avión desde Colombia para llegar a Australia a estudiar inglés y terminó convirtiéndose en una youtuber famosa que cuenta su vida a diario desde una vanlife.
Todo ocurrió cuando después de graduarse de abogada en la Universidad de los Andes, en Bogotá, en el año 2015, gracias a un programa de beca completa - convenio, Angélica Ladino comenzó a buscar empleo, y en todas las entrevistas le pedían hablar inglés. Una vez estuvo a punto de ingresar a trabajar en una empresa multinacional, pasó todo el proceso de selección hasta que la última parte era una entrevista en inglés. Ahí se le cayó el mundo. Ella pensaba que “ese idioma no le iba a entrar en la cabeza, que era algo muy difícil”.
En ese momento se dio cuenta de que no iba a poder trabajar en Colombia sin ser bilingüe, y que la mejor manera de aprender el idioma era sumergirse en él. “Migrar es jodido, es muy difícil, migrar es costoso”, se repetía Angélica mientras investigaba en internet las opciones para poder trabajar y pagarse los estudios de inglés en el extranjero.
Le salieron cuatro opciones: Malta, Irlanda, Australia y Nueva Zelanda. Aunque una de sus hermanas vivía en Australia, ella no lo consideró desde el primer momento, pero finalmente se decidió e hizo el papeleo. Terminó la relación de cinco años que tenía con su novio de toda la vida y empacó sus maletas.
“Yo le dije a mi papá: tranquilo, papi que en seis meses yo me devuelvo a Colombia, usted ya tiene a una hija viviendo lejos, yo no voy a ser la segunda”, recuerda esta santandereana, nacida en Barrancabermeja, quien ya suma seis años en el país que la recibió el 28 de enero de 2016.
Pero no todo fue fácil. No consiguió trabajo el mismo día que llegó a Australia, pasaron varios meses hasta que la contrataron en una panadería para hornear muffins. Su jornada comenzaba a las 3:00 a. m. y finalizaba a las 9:30 a. m. Luego se iba al colegio a estudiar inglés hasta las 4:00 p. m.
“Lo que un migrante latino enfrenta es difícil, cosas tan sencillas como abrir una cuenta en el banco, comprar un plan para el celular en otro idioma es complicado al principio”, recuerda al tiempo que confiesa que la experiencia de la migración le sacó fuerzas que no sabía que tenía, además de valores y habilidades.
Al mudarse sola y compartir apartamento con otras chicas australianas le permitió a Angélica mejorar su inglés. Después de un año viviendo en Australia ya se quería quedar en ese país. “No me imagino viviendo en Colombia de nuevo, me enamoré de Australia y de la calidad de vida que ofrece a su gente”, reconoce.
Durante cuatro años estuvo trabajando en la panadería, hasta un día antes de empezar a viajar en la vanlife con Beau, quien la animó para hacer el mismo recorrido que él pudo completar en seis meses manejando un carro pequeño y acampando en una pequeña carpa.
Como ya eran dos necesitaban un vehículo más cómodo, con al menos una cama para descansar. Iniciaron con una van pequeña y a los meses compraron otra más amplia que diseñaron ellos mismos a su gusto, la cual llaman ‘Botero’. Angélica admite que hace dos años, cuando comenzaron esta experiencia, no era nada común este estilo de vida, y ella como colombiana nunca se imaginó viviendo en una camioneta.
“Hay como un imaginario colectivo en Latinoamérica de que esto es algo negativo, la gente pregunta cómo qué necesidades tiene uno para irse a vivir en un carro. Hay una errada concepción de que la persona no tiene trabajo ni forma de generar ingresos, lo cual no es verdad”, dice.
Lo que más le preocupaba a la colombiana era el dinero para mantener los gastos del viaje. Entonces pensaron en la estrategia de recorrer tres mil kilómetros y llegar a trabajar en una ciudad en lo que les saliera, como personal de limpieza o de meseros. Así fue la planeación y se fueron animando más.
Su esposo Beau le dijo un día: a ti que te gusta hablar tanto ¿por qué no cuentas toda tu historia con videos en YouTube? Ella se preguntaba con dudas: ¿quién me va a prestar atención? Angélica ya tenía un año publicando contenido de orientación migratoria para latinos en redes sociales, pero lo hacía como pasatiempo. Entonces comenzó a considerar la idea y lo hizo con más disciplina.
Luego empezó a generar 50 dólares al mes, según dice, algo muy bajo, no era un trabajo que ella pudiera pagar una renta de una vivienda en Australia. Pero se decía: “a lo mejor si me esfuerzo mi audiencia crece y a lo mejor pueda vivir de esto”.
Lo logró. Después de casi dos años creció muchísimo en todas las redes sociales. En febrero de 2021 la plataforma YouTube le entregó una placa por alcanzar los 100 mil seguidores, y ahora suma más de 397 mil suscriptores. En Facebook acumula 1,3 millones de seguidores y en Instagram 343 mil personas que están pendiente a diario de sus publicaciones.
Las redes sociales se convirtieron para esta profesional del derecho en un lugar para enseñar, informar y ayudar. Si su contenido no cumple alguno de estos tres preceptos no lo publica, “porque sería un contenido vacío”, en su opinión.
Los videos de Angélica han tenido mucha aceptación en su público, tanto que ahora no solo ella vive de los ingresos económicos que le genera su trabajo como youtuber sino también su esposo, con quien comparte el salario mensual que recibe. Con modestia dice que ganan lo suficiente para viajar, vivir cómodos, ahorrar, y les va mucho mejor, que incluso, cuando tenían sus trabajos presenciales en la ciudad de Perth.
Su audiencia más grande está en México, después le sigue Colombia, Chile, Argentina. Aunque afirma que es muy difícil saber cuánta gente la sigue en Australia porque todo su contenido está en español, asegura que gran porcentaje de los migrantes que llegan a este país consultan su contenido.
¿Cuál ha sido el mayor obstáculo en esta aventura? Angélica no lo llamaría así, considera que hay que adaptarse a este estilo de vida. Si bien reconoce que hay algunas condiciones difíciles como el calor intenso, las bajas temperaturas, los días de lluvia, amoldarse es la mejor forma, para ella, de aprender a vivir a plenitud esta vida tan diferente que le regaló la migración.