Realeza
Reaparece documental sobre la familia real que Isabel II prohibió
Se filtró en internet un documental que la monarca habría vetado hace más de cinco décadas.
El largometraje ‘Royal family’ grabado hace 52 años por la BBC, dejaba ver la vida privada de los miembros de la familia real. Durante un año y medio las cámaras siguieron a los Windsor por más de cien locaciones, para obtener 43 horas de rodaje, material que fue decantado en los noventa minutos que dura el audiovisual, que alcanzó a ser emitido por BBC e ITV en 1969. En su momento cautivó a la audiencia británica y al resto del planeta. Sin embargo, al poco tiempo fue prohibido pues se consideró que podía afectar la imagen de la monarquía, a pesar de que su idea original era acercarla a sus súbditos.
Recientemente, ese mismo documental se filtró en YouTube. Fue publicado a principios de enero por una cuenta bajo el nombre de Philip Strangeways. En pocas horas logró miles de vistas. Y aunque ya ha sido dado de baja de la plataforma, al parecer por un reclamo de derechos de autor, causó revuelo por desenterrar ese importante material filmográfico que, para la realeza, no debería haber existido nunca. A pesar de esto es probable que el video haya sido descargado en diferentes partes del mundo por los curiosos admiradores de los Windsor.
El documental fue encomendado en 1969 a reconocidas personalidades de la época en el medio televisivo británico, como el guionista Antony Jay, el editor Michael Bradsell y el director Richard Cawston. Pero en cuanto lo supo, David Attenborough, el célebre antropólogo y documentalista, le dijo a Cawston en tono cáustico: “¡estás matando a la monarquía con esta película!”. La razón para él era que toda la institución dependía de la mística y del mantener al jefe de la tribu encerrada “en su choza”. Nadie quería saber que la reina Isabel II es una mortal como los demás, sino todo lo contrario: mostrarla como una reina que estaba muy por encima de sus súbditos.
En el trabajo fílmico hay muchas escenas cotidianas familiares que iban en contra de esa mística real. Están los príncipes Felipe, Carlos y Ana cocinando salchichas en medio de un paraje escocés. También se ve a la soberana junto a sus amados caballos, haciendo chistes y cocinando. En otras las reina aparece cumpliendo sus labores reales: hay un encuentro de Isabel II y su familia con el presidente norteamericano Richard Nixon. En realidad las tomas que componen el documental lo convierten en una valiosa pieza fílmica. No obstante, después de que fue emitido y visto por millones, el palacio consideró que pondría en riesgo a la corona. Por esto en 1972 Isabel II prohibió el documental y lo destinó a permanecer bajo llave en los archivos de la BBC. En la tercera temporada de la serie The Crown, de Netflix, se hizo referencia a este proyecto fallido de la realeza británica por mostrar su autenticidad.
Aunque el Palacio de Buckingham había intentado dejar atrás lo que consideró como un incómodo episodio, un extracto de noventa segundos del documental fue transmitido en el año 2012 con motivo del jubileo de la reina.
Con esas excepciones, en este tiempo el material no estuvo disponible ni siquiera para investigadores o historiadores y para acceder al él sería necesario primero obtener permiso del palacio de Buckingham y después pagar a la BBC un monto por regalías.
A raíz del incidente la prensa británica busca la identidad de quien filtró el documental pero además hay toda una controversia por quién tiene legalmente los derechos de autor del documental.
Expertos en la realeza británica consideran que el hecho de que el film haya vuelto a salir a la luz pública no tiene hoy tanto impacto como antes y que, contrario a lo que se piensa, podría mostrar el lado más humano de los miembros de la familia real más popular del mundo. Para bien o para mal, otros acontecimientos alrededor de ellos, como los escándalos del príncipe Andrés por su amistad con Jeffrey Epstein, o la renuncia del príncipe Harry y su esposa Meghan Markle a sus títulos, hacen que la filtración de un viejo documental se vea como algo inofensivo.